El artista holandés Maurits Escher fue el campeón del enigma en el siglo XX, un maestro de retratar situaciones extrañas o paradójicas. En el mundo de Escher, los pájaros blancos se transforman en paisajes diurnos mientras que los negros se convierten en paisajes nocturnos, los lazos sólo tienen un lado, el movimiento es perpetuo y sus famosas escaleras no tienen fin.
Hasta hace poco, los tipos de interés nominales negativos nunca se habían considerado como una hipótesis seria. Más allá de una imaginación como la Escher, la teoría y la práctica financiera parecían estar basadas en los sólidos cimientos de la preferencia temporal y de la convicción de poner a trabajar el dinero. Ahora, la difusión generalizada y duradera de unos tipos de interés negativos en Europa nos dirige hacia un nuevo mundo en el que nuestros patrones de pensamiento se han dado la vuelta, explica Nicolas Gaussel, CIO de Lyxor Asset Management.
¿Cómo se explica que los bancos sigan prestando a otros mientras los tipos interbancarios son negativos?, se pregunta.
A partir demediados de abril de 2015, la rentabilidad de la deuda soberana en nueve países europeos se volvió negativa: Austria, Bélgica, Dinamarca, Alemania, Finlandia, Países Bajos, Suecia, Suiza y Eslovaquia. La deuda con vencimientos más cortos (de dos años), cotiza también en negativo en doce países. Los mencionados y República Checa, Francia y Portugal.
Lyxor AM estima que actualmente el 25% de los bonos que cotizan en el iBoxx euro, que incluye deuda de todo tipo de vencimiento, tienen rentabilidades negativas. A principios de febrero de 2015, incluso algunos bonos corporativos también registraron tasas negativas. Desde que comenzaron los registros, en el siglo XIX, las tasas de interés nunca habían sido tan bajas.
A pesar de esto, el flujo de inversiones hacia deuda europea se encuentra en niveles récord. Según Morningstar, los UCITS de deuda europea tanto pública como corporativa han visto la llegada de 6.000 millones de euros solo en el mes de febrero, el ingreso mensual más alto en cinco años.
La avalancha de deuda se está acelerando en Europa, a pesar de que las rentabilidades no parecen compensar los riesgos de crédito y de duración de las inversiones.
Este fenómeno parece que va a durar, cree Gaussel. De hecho, está actuando como un catalizador para la disminución del potencial de crecimiento de la zona euro. Las últimas previsiones de la Comisión Europea señalan que el potencial de crecimiento de la zona del euro ha caído del 2% en el inicio de la última década a 0,7% en la actualidad. La región ha estado experimentando un proceso de deflación durante varios meses, y aunque este fenómeno debería ser temporal, las expectativas de inflación a largo plazo han caído. Tendremos que aprender a vivir con tasas de interés negativas.
Un entorno que va a durar
Es demasiado pronto para evaluar las implicaciones de una situación de este tipo. En un entorno de tipos de interés negativos, el valor futuro de los activos financieros es inferior a su valor actual. Esto favorece a los deudores y penaliza a los acreedores, que ahora tienen que pagar el equivalente a una prima de protección para poner su dinero en un lugar seguro.
«No sólo los inversores individuales, sino también las principales instituciones financieras, incluyendo bancos, compañías de seguros y fondos de pensiones están experimentando implicaciones de largo alcance. Para los bancos, por ejemplo, la imposición de tasas de interés negativas sobre los depósitos tendría consecuencias políticas que son difíciles de evaluar. Las aseguradoras y los fondos de pensiones tendrán que replantearse totalmente la forma en que operan: ¿Hasta dónde es interesante invertir en los mercados si consiguen menos rentabilidad que dejando el dinero en una caja de seguridad?», explica el CIO de Lyxor Asset Management.
Sin embargo, todavía quedan algunos temas muy concretos a los que van a enfrentarse los inversionistas: ¿cómo generar una rentabilidad mínima sin adoptar riesgos excesivos?
¿Son los rendimientos negativos inevitables si no queremos reducir la calidad crediticia de un portfolio? ¿Debemos evitar los riesgos de duración por miedo a ser atrapados por una inesperada subida de los tipos de interés? Existen soluciones innovadoras soluciones de inversión capaces de dar una respuesta a las nuevas restricciones surgidas en el ámbiro de la inversión. En concreto, Lyxor a diseñado dos nuevos fondos de gestión activa que abordan esta cuestión.
La estrategia Lyxor EuroGovies Risk Balanced ofrece una solución para los inversores que deseen mantener su exposición a la deuda soberana europea. Esta originalmente diseñada para los bancos que buscan invertir su HQLA portfolio vinculado al ratio de cobertura de liquidez fijado por Basilea III. Esta estrategia también es interesante para los inversores que tienen que gestionar carteras de bonos para cumplir con la normativa, administrar pasivos o sincronizar duraciones, cuenta Gaussel.
Esta estrategia ofrece una respuesta a un desafío importante para los inversores: cómo mantener la exposición óptima a la deuda soberana europea cuando los rendimientos son tan bajos y al mismo tiempo mantener una estrecha vigilancia sobre los riesgos.
La otra propuesta de Lyxor es Lyxor Smart Cash, que invierte en títulos bancarios a corto plazo, garantizados por acciones. En realidad, las nuevas restricciones regulatorias alientan a los bancos a eliminar renta variable de sus balances. Combinado con un Eonia negativo, esto da lugar a una situación en la que los títulos de deuda bancaria a corto plazo garantizados por acciones ofrecen una rentabilidad superior a los valores no garantizados, a pesar de que objetivamente tienen menos riesgo.