La principal característica que diferencia al oro y la plata del resto de las materias primas es su papel como divisas, siendo ésta la razón por la que se les llama metales monetarios. En un nuevo Virtual Investment Summit organizado por Funds Society, Ned Naylor-Leyland, gestor de fondos y responsable de estrategia en el equipo Oro y Plata de Jupiter Asset Management, analizó los beneficios de invertir en estos dos metales a través una cartera gestionada de forma activa en un entorno en el que la inflación parece estar al alza y los bancos centrales siguen inyectando ingentes estímulos en el sistema para dar apoyo a la economía global.
En esta ocasión, el gestor estuvo acompañado por Félix de Gregorio, responsable de Iberia en Jupiter Asset Management, quién actuó como moderador en un debate que contó con la participación de José María Martínez-Sanjuán, responsable global de selección de fondos en Santander Private Banking, y Álvaro Martín Sauto, director de inversiones de fondos de fondos y renta fija en Bankia AM, como panelistas.
La estrategia Jupiter Gold & Silver está gestionada de una forma flexible y dinámica, invirtiendo en lingotes de oro y plata y en acciones mineras. El oro es el activo refugio tradicional que utilizan los bancos centrales para protegerse contra la inflación y los riesgos en los mercados. La plata tiene dos fuentes de demanda, una como depósito de valor y otra como componente industrial. Como metal monetario, suele acompañar los movimientos del oro, pero como su mercado es menos líquido, su precio es más volátil. El equipo gestor busca agregar valor aumentando la exposición a la plata cuando los precios están al alza y reduciéndose cuando están cayendo.
Por otro lado, una exposición a las acciones en compañías mineras de oro y plata ofrece el potencial de generar unos rendimientos superiores cuando los precios del oro y la plata siguen una trayectoria alcista. De manera que una pequeña asignación a la estrategia dentro de una cartera de inversión puede ofrecer unos beneficios potenciales similares a los que se hubieran obtenido mediante una posición mayor en oro o plata puras, por ejemplo, a través de un ETF.
La estrategia busca añadir valor a través de una gestión activa conforme las condiciones del mercado evolucionan. Así, en un escenario alcista como el actual, la cartera mantendrá una posición cercana al 15% en lingotes de oro plata y el 85% de los activos tendrá un reparto equilibrado en acciones de empresas mineras de oro y plata. Mientras que, en un escenario bajista, conservarían una posición cercana al 50% en lingotes y la otra mitad restante en acciones mineras.
En la actualidad, seguimos en un periodo de políticas fiscales y monetarias acomodaticias en el que las tasas de interés reales negativas hacen que el oro y la plata se sigan viendo atractivos como activos refugio, ofreciendo protección frente a los riesgos de una renovada inflación.
El precio del oro expresado en una divisa, por ejemplo, el dólar, y las tasas reales de interés expresadas en esa misma moneda, mantienen una relación inversa. Ese es el motivo por el que el precio del oro ha caído ligeramente en las últimas semanas con la inclinación del mercado hacia un escenario ligeramente más agresivo o “hawkish”, en el que el dólar ha recuperado algo de terreno. Los fundamentales de las tasas reales de interés son positivas para el oro y la plata, pero todavía no tienen la atención de los mercados financieros globales. Algo que, en la opinión de Naylor-Leyland, podría cambiar dentro de poco.
Los catalizadores del precio del oro
Todos los bancos centrales mantienen unas altas reservas de oro en sus balances. Esto se debe a que el oro es en realidad el verdadero activo libre de riesgo. Así era formalmente en el pasado antes que, en 1971, de forma unilateral, Estados Unidos terminó con la convertibilidad del dólar al oro y el sistema Bretton Woods. Con la llegada de la regulación Basilea 3, que se hará plenamente efectiva en enero de 2022, el oro será considerado de nuevo un instrumento libre de riesgo: gran parte del oro sintético actual, que sólo proporciona exposición al precio del oro, tendrá que ser convertido en oro físico. Un evento que se espera ejerza una presión alcista sobre el precio del oro y que emite señales sobre cómo será el dinero en el futuro según el G20 y los bancos centrales.
Los bancos centrales han mantenido tradicionalmente posiciones en oro en sus reservas porque éstas no requieren una valoración de crédito, como sí lo hacen los bonos del Tesoro. Con la emisión de bonos soberanos a unas tasas muy poco sostenibles, el papel del oro como estabilizador del riesgo monetario -y potencialmente como extintor de fuegos para los bonos del gobierno en algún momento en los próximos diez años- se hace más obvio para los inversores, a pesar de que en la actualidad el mercado esté centrado en las posibles subidas de los tipos de interés.
Los catalizadores del precio de la plata
A diferencia del oro, la plata cuenta con algo más de narrativa y momentum en el mercado. Existen fundamentalmente dos fuentes de crecimiento para el precio de la plata: la demanda industrial, gracias al papel que desempeña la plata en la economía verde -en la producción de vehículos eléctricos, paneles solares y las infraestructuras 5G- y la demanda como instrumento de inversión.
En enero de este año durante un corto periodo de tiempo se pudo observar en los mercados un fenómeno en el que la plata llegó a tocar los 30 dólares por onza. La plata no suele experimentar fuertes subidas alcistas hasta que lo hace de forma muy rápida y por una gran cantidad. El último rally sucedió en 2011, cuando el precio de la onza de plata superó los 50 dólares. Previamente, en 1980, el precio de la plata ajustado por la inflación llegó a los 120 dólares por onza. Con las condiciones actuales en las que abunda el crédito y hay muy poca plata disponible, si se supera de nuevo la barrera de los 30 dólares podría producirse un rally más fuerte que el de principios de año.
El debate
Inaugurando la ronda de cuestiones, Álvaro Martín Sauto preguntó sobre las diferentes características que aportan el oro y la plata a una cartera de inversión. A lo que el gestor contestó que a pesar de que los factores que impulsan la demanda de los dos metales monetarios son diferentes, los mecanismos de fijación de precio en sus respectivos mercados son los mismos. Ambos cotizan como activos físicos y la demanda de joyas de oro (especialmente en Asia), así como la demanda industrial de la plata, determinan sus precios. También cuentan con un mercado de futuros y opciones y un mercado de divisas, siendo este último el mayor de los tres mercados. En la opinión de Neylor-Leyland, es precisamente el mercado de divisas y los movimientos en los tipos de interés reales los que determinan el precio de los metales preciosos.
En Asia, el oro es su principal método de ahorro. También utilizan la plata con el mismo fin, pero en una menor medida. Aunque el incremento de los últimos dos años de los precios de las joyas en oro haya desplazado a una gran parte del mercado hacia las realizadas en plata.
La principal diferencia es que el mercado de la plata es mucho menos líquido, por eso está sujeto a una mayor volatilidad y tiene un mayor potencial alcista en el caso de producirse presiones en el mercado como las que se dieron a finales de enero de este año.
Continuó José María Martínez-Sanjuán, pidiendo más detalles sobre las posibles causas del “squeeze” producido en el precio de la plata a principios de este año. La respuesta del Naylor-Leyland ahondó en la mayor liquidez del oro sobre la plata y en la presión ejercida en el precio de esta última por la demanda industrial.
Cuando Martín preguntó sobre el perfil de las empresas mineras que la estrategia mantiene en cartera, el Naylor-Leyland resaltó los problemas que históricamente habían tenido las gestoras para proporcionar unos flujos de caja libre con un crecimiento constante y como en los últimos 12 meses la se había revertido, mostrando trimestre a trimestre una dinámica de crecimiento en sus flujos de caja, una novedad que no se había producido hasta ahora y que coincide con las políticas monetarias expansivas de los bancos centrales. Las acciones de las mineras ofrecen en cierta medida los mismos beneficios potenciales que una opción call sin vencimiento sobre el oro y la plata. En el caso en que se dé una tendencia alcista en alguno de los dos metales monetarios, las acciones de las mineras permiten una beta mayor. Ante la necesidad de mantener un equilibrio en la estrategia, también se mantienen posiciones en lingotes.
Martínez-Sanjuán se interesó por la integración de los factores ESG en la cartera. En respuesta, el gestor señaló el papel de la plata en la transición hacia una economía con cero emisiones de carbono, tanto en el proceso de electrificación del transporte como en la digitalización de la economía. Así como la decisión de ceñirse a Australia, Norte América y América Latina como las únicas regiones a considerar en su universo de inversión. Como ejemplo, Naylor-Leyland citó Perú, un país que es muy consciente en materia de riesgos ESG y eso se traduce en las políticas que aplican a la explotación minera.
Por último, Martín aprovechó la oportunidad para preguntar por el papel de los cripto activos. El experto de Jupiter AM explicó que, en sus inicios, el Bitcoin fue diseñado para convertirse en el oro digital, con una cantidad limitada de criptomonedas a minar y sin la necesidad de recurrir a terceras partes para verificar las transacciones. Mientras que el Bitcoin y el resto de las criptomonedas pierden momentum, su irrupción ha servido para educar al público sobre las nuevas divisas que serán emitidas por los bancos centrales próximamente.
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El evento es válido por una hora de formación para la recertificación EIA, EIP, EFA y EFP.
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