Inflación sin crecimiento económico es una combinación tóxica que recibe el nombre de estanflación, un término que se ha rescatado estas últimas semanas ante el temor de que se materialice. La estanflación es un fenómeno poco deseado ya que su manejo y corrección es muy complicado. La estanflación deja un escenario donde situaciones de subida de precios, aumento de desempleo y estancamiento económico se dan a la vez, lo que puede generar el empobrecimiento de la población.
¿Qué ha desencadenado el riesgo de estanflación? Según explica Laidler, estratega de mercados globales de eToro, la crisis de Ucrania y los picos en la incertidumbre económica y las materias primas han reavivado los temores de estanflación. Además, es algo que preocupa notablemente, las tendencias de Google muestran que las búsquedas de «estanflación» son las más altas en una década.
Sin embargo, Ben Laidler explica que los temores de estanflación pueden “haberse exagerado” pues el punto de partida es “resistente”, por el fuerte crecimiento de EE. UU. en el último trimestre y la reducción de las restricciones de la pandemia, así como la atención que los políticos están prestando a los posibles riesgos para actuar. Aunque añade que los riesgos de estanflación van en aumento. El BCE acaba de recortar sus perspectivas de crecimiento económico para este año, hasta el 3,7%, y ha elevado su previsión de inflación, hasta el 5,1%.
Hans-Jörg Naumer, Director Global Capital, Markets & Thematic Research de Allianz Global Investors, coincide con Laidler y señala que la economía sigue siendo demasiado sólida para hablar de estanflación. «Aunque es probable que el crecimiento se vea frenado por la invasión de Ucrania, la trayectoria económica general sugiere un crecimiento superior al potencial”.
Por su parte, Miguel Ángel García, director de Inversiones de Diaphanum, explica que en un escenario de mayor inflación, menor crecimiento y un encarecimiento del precio del dinero, donde la pandemia puede resurgir, pero sin cierres importantes de la economía, Diaphanum descarta un escenario de estanflación: “Aunque las tasas de crecimiento serán menores, se seguirá produciendo. Prevemos mayores disrupciones y un deterioro de la confianza de los consumidores y de los empresarios”, matiza.
Pedro del Pozo, director de inversiones financieras en Mutualidad de la Abogacía, identifica varios posibles escenarios. En el segundo de ellos es donde contempla la posibilidad de estanflación y consiste en una “chechenización” del conflicto. “Este escenario podría parecer ilógico, pero la realidad es que es muy común en una guerra de insurgencia», apunta.
Según del Pozo, «en este escenario, la economía tendría más difícil su vuelta a la normalidad», aunque «al final, habría una cierta adecuación de los factores de producción», y advierte que «los bancos centrales verían así más difícil la lucha contra la inflación. Con ello, el peligro de estanflación ganaría enteros«.
El experto continúa explicando que «los mercados financieros alternarían fases de euforia con momentos de depresión. La renta fija estaría sometida a presiones muy fuertes y, sobre la renta variable, sería muy difícil establecer su evolución. Los sectores más cíclicos sufrirían aún más con la inestabilidad inherente a la incertidumbre».
El primer escenario es el de un acuerdo de paz (o al menos de cese el fuego) relativamente pronto, entre dos y cuatro semanas a partir de ahora. Según del Pozo, este escenario «tendría varios elementos positivos para la economía», que van desde «otorgar a los bancos centrales la plena capacidad de combatir la desmedida inflación» hasta una «adecuación de oferta y demanda, es decir, hacia la resolución de los famosos “cuellos de botella”, de manera posiblemente rápida».
Del Pozo continúa indicando que «el efecto para el mercado sería una rápida bajada de la aversión al riesgo» y «una fuerte subida de las rentabilidades de la deuda, que dejaría de actuar como activo refugio, pero comenzaría a cotizar los elevados niveles de inflación», y señala que «la renta variable se vería favorecida por ese mismo efecto de menor aversión al riesgo».
1970, un tiempo para recordar
Para Laidler, la década de 1970 es el libro de jugadas de inversión de la «estanflación». Los ganadores relativos fueron los «activos duros» como las materias primas, los activos inmobiliarios y los «activos defensivos» con poder de fijación de precios, como la atención médica, los servicios públicos y los productos básicos de consumo. Según argumenta Laidler, el software sería un buen segmento tecnológico «defensivo». “Los perdedores de renta variable son aquellos expuestos a «consumidores asfixiados», como automóviles, bienes duraderos y hardware tecnológico. Las finanzas también se ven afectadas por una curva de rendimiento de bonos más plana”, advierte.