Impuestos más bajos, aumento del empleo y de los salarios, confianza de los consumidores, baja vulnerabilidad de los hogares y escaso riesgo de recesión: los indicadores macroeconómicos de Estados Unidos muestran que, en 2019, la economía se mantendrá en una tasa de crecimiento sólida. Con ello en mente, Mirabaud Asset Management (AM) apuesta por sobreponderar la renta variable estadounidense e infraponderar la renta fija europea.
“Somos lo más selectivos posible. Es un momento de crecimiento estable en el mundo y fuerte en Estados Unidos”, pero “es difícil hacer predicciones sobre Europa: se ven cosas positivas y negativas”, ha señalado en un desayuno de prensa el director ejecutivo de Mirabaud AM, Lionel Aeschlimann. Con este panorama, cree que en 2019 es importante “ser prudentes” y tomar decisiones “más tácticas”, sin perder de vista la coyuntura global y la reacción de los mercados.
“Hay que tener una visión mucho más flexible, atenta y seleccionar empresas de calidad que suelen caer menos”, ha dicho tras apuntar que recientemente la gestora ha decidido sobreponderar la renta variable estadounidense y, por sectores, se inclina por la tecnología y los bancos. En el caso de estos últimos, Aeschlimann ha recordado que la Fed va a continuar con una política monetaria restrictiva y ya ha anunciado tres subidas de tasas para el próximo año, algo que, a su juicio, es positivo para estas entidades, que, en 2019, otorgarán más crédito.
Asimismo, ha afirmado que se trata de un año “complicado” en renta fija y, en Europa, Mirabaud AM está “completamente infraponderada” en este ámbito. Mientras, en high yield y deuda corporativa, la gestora apuesta por una asignación de activos neutra, manteniendo siempre una estrategia prudente: “Estamos haciendo el nivel de duración de crédito corporativo más corto y aumentando la calidad, apostando por activos con calificación BB y saliendo de cosas más arriesgadas”, ha señalado el director ejecutivo de Mirabaud AM, antes de apuntar que, aunque la probabilidad de quiebra sigue siendo baja, “hay que ser muy cautos”.
Esta mirada la trasladan también a los mercados emergentes, donde continúan siendo “selectivos” y prefieren apostar por zonas en las que ven más indicadores de estabilidad, priorizando, por ejemplo, Asia frente a América Latina.
Visión general
Esta estrategia se apoya en la visión general de Mirabaud AM, que insiste en ser prudente de cara a un año en el que se espera volatilidad, riesgos e incertidumbre por factores como la guerra comercial. Sobre esto último, Aeschlimann ha admitido que les “preocupa”, pero advierte de que hay que estar pendientes del “impacto real”. “Puede tener un impacto sobre el crecimiento, sobre Europa, sobre algunos sectores… Son los riesgos generales del proteccionismo: es algo negativo como norma general para los mercados”, ha afirmado.
Con él ha coincidido Gero Jung, economista jefe en Mirabaud AM, al señalar que el Gobierno estadounidense es “imprevisible” y hay que prestar atención a las futuras decisiones. Sin embargo, a su juicio, la economía estadounidense es más cerrada que la de Europa y, por ende, estas tensiones comerciales no tienen por qué impactar tanto en el crecimiento.
El análisis de Mirabaud AM refleja que el crecimiento global va a continuar el próximo año con una tendencia desigual, ya que la sólida actividad económica de Estados Unidos contrasta con la producción más débil de los mercados europeos y emergentes.
Europa ha registrado un crecimiento del 2% del PIB real en 2018 y se espera que, en 2019, se sitúe alrededor del 1,7%. “Los últimos indicadores no fueron tan buenos, especialmente en Alemania, y eso es una preocupación. Es difícil decir si es temporal o va a durar un poco más”, ha dicho Aeschlimann, quien ha hecho especial hincapié en la mejora en España y Francia.
Tanto él como Jung han destacado la brusca caída de la producción en Italia y su elevado nivel de deuda. Esta supone entre el 10% y el 15% de los activos de los bancos, motivo por el que el crédito bancario se encuentra “amenazado” y, en consecuencia, ralentiza la economía italiana. Por ello, ambos ven difícil que pueda alcanzar el próximo año un crecimiento del 1,5%, como ha marcado el Gobierno del país europeo en sus presupuestos.