Según un informe publicado por Candriam y dirigido a los inversores, las materias primas tendrán un papel destacado en la transformación energética a la que se enfrentan las sociedades y economías desarrolladas. ¿Jugarán también un papel importante como activos en las carteras?
En opinión de la gestora, el sector de la energía, en el centro mismo de los debates sobre la urgencia climática, se ve obligado a cuestionarse a fondo, lo que incide de gran manera en el sector del transporte, el cual, a su vez en fase de electrificación, podría desempeñar un papel esencial hacia una movilidad más limpia. En Europa se utilizan hoy día 200 millones de vehículos, mientras que el sector del transporte representa un 14% del global de las emisiones de CO2.
Aunque está muy regulado, el sector del automóvil es donde el consumidor final interviene, a través de sus decisiones de consumo, de forma más directa y significativa en la lucha contra el calentamiento climático (motor eléctrico, híbrido, diésel, etc.). La mayoría de las tecnologías verdes adoptadas ya han demostrado su eficacia, en particular en materia de reducción del consumo de carburante y emisiones de CO2 asociadas.
“El mercado de vehículos eléctricos ha asistido a un crecimiento del 27% en 2017, frente a un 4,5% para el sector del automóvil en Europa. Esta subida se explica por una reglamentación medioambiental cada vez más estricta y una demanda impulsada por todo un ecosistema”, señala Wim Van Hyfte, director global de inversiones responsables e investigación de Candriam.
Según su análisis, “muchos inversores consideran problemáticas las compañías mineras y metalúrgicas, pero son fundamentales para que las empresas de transporte puedan alcanzar sus objetivos en lo que respecta a emisiones”, matiza.
En este estudio la investigación ISR de Candriam arroja luz sobre las distintas opciones orientadas a seguir reduciendo el impacto de los vehículos: reducción del peso del vehículo, reducción de las emisiones y electrificación. El estudio analiza así y pone en perspectiva los desafíos inherentes a los metales que intervienen: acero, aluminio, platino, litio, níquel, cobalto o el cobre constituyen la clave hacia soluciones orientadas a una mayor sostenibilidad del sector del transporte.
“Cada mineral encierra riesgos y oportunidades. No hay que minimizar el impacto, nefasto para el medio ambiente y la población, que puede resultar de una extracción de los minerales necesarios para la producción de metales. Ahora bien, la exclusión total de este sector puede afectar a la emergencia de oportunidades asociadas con la transición energética. Frente a los desafíos del cambio climático, el sector minero debe hacer su aportación en la creación de soluciones para una economía más ecológica y sostenible”, concluye Vincent Hamelink, director de inversiones de la firma.