La inversión responsable conlleva inevitablemente debates sobre qué tipos de activos deberían considerarse o no elegibles. A menudo, las decisiones de inversión se basan en las características medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) de un activo.
Según expone Maria Municchi, gestora de fondos de M&G Investments, a la hora de invertir en acciones o bonos corporativos, sectores enteros podrían descartarse completamente debido al daño percibido que ocasionan a la sociedad o al medioambiente. Asimismo, también podría excluirse a compañías individuales de una cartera, debido por ejemplo a su mal gobierno corporativo o a actividades perjudiciales.
En el caso de los bonos soberanos, la amplia gama de actividades que desarrollan los gobiernos podría dificultar la evaluación de si satisfacen o no las definiciones tradicionales de la inversión responsable.
En pos del bien común
En ese sentido Municchi cree que es mejor considerar las ventajas que el gasto público y las políticas gubernamentales traen consigo con el tiempo, y facilitar la inversión en deuda soberana en lugar de concentrarnos en aspectos negativos. La considerable proporción del gasto gubernamental dedicada a la prestación de servicios públicos como la sanidad y la educación significa que su efecto neto puede ser muy positivo para la sociedad.
Por supuesto, la gran multitud de finalidades a las que los gobiernos asignan sus ingresos hace que a pocos se les atribuya una conducta irreprochable en base a las interpretaciones más estrictas de los criterios ESG. Esto podría llevar a algunos inversores a preferir no invertir en deuda soberana sobre la base del gasto público en ciertos ámbitos como el de defensa, que conlleva la compra de armamento.
No obstante, tampoco se debería olvidar que la mayor parte de los ingresos de cualquier gobierno procederán seguramente de impuestos y no de la venta de bonos, lo cual diluye cualquier vínculo entre la deuda soberana y todo gasto que pueda verse como pernicioso.
«Cuando las actividades de un gobierno se consideran beneficiosas para la sociedad o el medioambiente a través de la regulación, creo que invertir en los bonos de dicho país puede ser plenamente compatible con un enfoque ESG», explica Municchi.
«Es importante puntualizar que invertir en los bonos de un gobierno concreto no debería interpretarse bajo ninguna circunstancia como respaldo o muestra de apoyo a un partido político o su programa, o como expresión de una postura política», añade.
Sopesar el impacto
Antes de invertir en los bonos de un gobierno, Municchi cree que es imprescindible evaluar las características fundamentales capaces de afectar a la capacidad de un país para hacer frente a los pagos relacionados con su deuda, junto al valor que puedan ofrecer como activo de inversión. Estas características incluyen sus políticas monetaria y fiscal, tendencias económicas, las intenciones políticas y el entorno social.
Por muy atractivos que parezcan estos fundamentales, todo gobierno deberá superar una exhaustiva evaluación ESG. El primer paso podría ser cribar a los emisores mediante calificaciones independientes que evalúan a gobiernos en base a varias medidas ESG, como por ejemplo factores socioeconómicos y gestión financiera: solo aquellos que satisfagan ciertos estándares podrán ser candidatos a una inversión potencial.
En la opinión de Municchi, estas calificaciones deberían suplementarse con un análisis cualitativo empleando datos disponibles de fuentes fidedignas. El objetivo es asegurarnos de que un país cumple ciertos estándares de estado de derecho, derechos humanos y medioambiente, entre otras consideraciones importantes.
«Pienso que los gobiernos con puntuaciones ESG elevadas tienen mayor probabilidad de ser inversiones de menor riesgo. Al fin y al cabo, la percepción de buena gestión se verá seguramente reflejada en la capacidad y la voluntad de un gobierno para satisfacer oportunamente todo pago a los tenedores de su deuda. De modo similar, mejorar el nivel de vida, la sanidad y la educación elevará el crecimiento potencial de una economía en el largo plazo, reduciendo con ello el riesgo financiero para los inversores en sus bonos de mayor vencimiento», argumenta.
Demasiado importante para ignorarse
La complejidad de evaluar deuda soberana a través de una lente ESG no es motivo suficiente para optar por no invertir en esta clase de activos. Creo que los bonos soberanos merecen considerarse de forma cabal e imparcial para su inclusión en carteras con filtros ESG.
Por un lado, está claro que los gobiernos juegan un papel importantísimo a la hora de influir positivamente en los retos que importan a los inversores responsables. Desde un punto de vista de inversión, la deuda soberana también puede ser un componente esencial en una cartera de inversión.
«A la hora de asignar una cartera de inversión en un abanico de activos globales para lograr un equilibrio atractivo de riesgo y rentabilidad, los bonos soberanos pueden desempeñar un papel crucial, al que otras clases de activos sencillamente no pueden aspirar», concluye Municchi.
Información importante:
El valor de los activos del fondo podrían tanto aumentar como disminuir, lo cual provocará que el valor de su inversión se reduzca o se incremente. Es posible que no recupere la cantidad invertida inicialmente.
Exclusivamente a inversores profesionales. Prohibida su posterior distribución. Ninguna otra persona o entidad debe utilizar la información contenida en el presente documento.
Este documento se distribuye únicamente a efectos informativos y no constituye oferta u ofrecimiento alguno para la adquisición de participaciones de inversión en cualquiera de los fondos de M&G. Las acciones en los fondos M&G no han sido ni serán registradas bajo la Ley de valores de los Estados Unidos (United States Securities Act) de 1933, o sus posteriores modificaciones. Tampoco han sido ni serán registradas o calificadas bajo las leyes de valores de ningún Estado de los Estados Unidos, con lo que no podrán ofrecerse, venderse, transferirse o entregarse, ya sea directa o indirectamente, a ningún inversor dentro de los Estados Unidos, o a, o por cuenta de, ninguna persona de los Estados Unidos, a excepción de ciertas circunstancias limitadas en el marco de una operación exenta de tales requisitos de calificación o registro. Los fondos no se registrarán bajo la Ley de sociedades de inversión de los Estados Unidos (United States Investment Company Act) de 1940 o sus posteriores modificaciones. Toda oferta para vender o comprar cualquier participación en un fondo M&G debe realizarse de conformidad con las leyes locales de la jurisdicción en la que tenga lugar dicha oferta. Los fondos de M&G no están registrados para su distribución en Canadá. M&G no puede aceptar suscripciones en sus fondos de inversores residentes en Canadá. Promoción financiera publicada por M&G International Investments S.A. Domicilio social: 16, boulevard Royal, L-2449, Luxembourg.