Desde la década de 1940, la inversión en acciones ha logrado resultados diferentes tanto en términos de riesgo como de rentabilidad, tal y como se puede observar en el gráfico inferior. En las últimas dos décadas, se ha pasado de un colapso en el burbuja “punto-com” y la crisis financiera en la década de los 2000, que diezmó los rendimientos y escaló los riesgos, al mercado alcista más longevo de la historia del mercado estadounidense, que además se ha logrado a un nivel de riesgo inferior al promedio.
Con este plácido contexto de fondo, el equipo de Investment Solutions de MFS IM sostiene que puede ser relativamente simple que los inversores fueran víctimas de un sesgo de actualidad, un comportamiento en el que los inversores extrapolan el futuro en base al pasado reciente (esperando, por ejemplo, que en los próximos 10 años reflejen la calma de estos últimos 10 años). Una mirada a la historia del mercado a largo plazo sugiere que este tipo de mentalidad sería un error.
La suave senda que los inversores pasivos han recorrido recientemente comenzó a transformarse en un camino más abrupto cuando la volatilidad incrementó y las expectativas de rendimiento se debilitaron. Los mercados parecen haber transitado hacia un periodo en el que la compensación del rendimiento obtenido por el riesgo incurrido requiere un enfoque más reflexivo. Los inversores no necesitan mirar mucho más atrás de la primera década de los años 2000, cuando el periodo que finalizó en el año 2010 proporcionó una de las peores compensaciones riesgo-rendimiento de la historia. Entonces, ¿cómo deberían los asesores e inversores abordar esta compensación riesgo-rendimiento potencialmente cambiante? Con la posibilidad de que el viaje se vuelva más accidentado y unos menores rendimientos a futuro los inversores deberían considerar todos los instrumentos disponibles. El equipo de Investment Solutions de MFS IM creen que los tres elementos clave para una inversión con éxito en el largo plazo son: la generación de alfa, una deliberada diversificación y un enfoque sólido de gestión de riesgos.
- La generación de alfa: la expectativa de un entorno de mercado de capital más desafiante en el futuro significa que el alfa puede ser un contribuyente significativo al rendimiento total. El riesgo del mercado, la beta no será suficiente para que muchos inversores alcancen sus metas y objetivos de rendimiento.
- La diversificación: en un entorno en el que un único mercado de renta variable -en este caso, el estadounidense- ha experimentado un crecimiento descomunal en comparación con otros mercados, es fácil que los inversores se vuelvan complacientes y que aprovechen el impulso. Sin embargo, en MFS IM creen que este es un momento oportuno para que los inversores revisen sus asignaciones de activos, incluyendo las exposiciones a acciones desarrollados diferentes a Estados Unidos y de mercados emergentes.
- La gestión del riesgo: un componente de inversión que a menudo se subestima, un enfoque robusto de la gestión del riesgo es fundamental para mitigar las pérdidas y prevenir errores de comportamiento. Este enfoque implica seleccionar gerentes con un enfoque probado de gestión de riesgos y adherirse a un plan de rebalanceo disciplinado.
Conclusión
Mientras que en la reciente década de bajo riesgo y fuertes rendimientos ha sido el reflejo de una recuperación lenta y constante del mercado de valores tras la crisis financiera global, una mirada a los patrones históricos de riesgo-rentabilidad en el largo plazo revela varios periodos en ellos que el riesgo y los perfiles de riesgo para las acciones eran muy diferentes a las actuales. En MFS IM creen que los recientes episodios de rentabilidad son un recordatorio de que es fundamental que los inversores construyan carteras que puedan resistir cualquier entorno de mercado, incluso cuando el sol no esté brillando.