Conforme nos adentramos en 2020, también ponemos fin a una década excepcional, pues en estos diez últimos años la economía mundial se ha recuperado paulatinamente de la crisis financiera más profunda de la historia reciente. Según indica el Grupo de Soluciones de Inversión de MFS Investment Management, la economía recibió una buena dosis de medidas extraordinarias para recobrar la salud, y se siguen afrontando los inesperados efectos secundarios de esas novedosas terapias. Si bien los precios de los activos se han beneficiado de forma suculenta en prácticamente todas las regiones, también se han acentuado las disparidades.
A lo largo de la pasada década, los beneficios corporativos han revelado su fortaleza y los bancos centrales han ofrecido un inusitado apoyo. En este entorno, en MFS IM han identificado varios temas que podrían determinar la evolución de los mercados en este nuevo año y con posterioridad.
Aunque suelen ser los acontecimientos imprevistos los que producen mayor impacto en los mercados, en MFS creen que los siguientes temas desempeñarán, sin duda alguna, un importante papel.
Beneficios: pagar más por menos
El actual mercado alcista se ha caracterizado por unos sólidos beneficios corporativos en constante crecimiento. No obstante, en fechas recientes, se ha constatado una notoria caída de los beneficios en los mercados mundiales de renta variable, sobre todo en Estados Unidos, donde los márgenes de beneficios y los precios de las acciones han alcanzado niveles sin precedentes.
El índice S&P 500 cotiza ahora a casi 21 veces los beneficios de los 12 últimos meses, lo que contrasta con la media de los 15 últimos años de 16,2 veces; por su parte, el índice MSCI ACWI ex USA cotiza a 15,7 veces los beneficios de los 12 últimos meses, en consonancia con su media de 15 años, lo que pone de manifiesto el apetito de los inversores por la renta variable de Estados Unidos.
Aunque las valoraciones estadounidenses se sitúan en cotas elevadas, el consumo se mantiene robusto y los mercados se han visto espoleados tanto por estímulos monetarios como por estímulos fiscales. Los inversores esperan un repunte de los beneficios en 2020, al haber impulsado las valoraciones al alza en los últimos tiempos, aunque si los beneficios no satisfacen las expectativas, los inversores habrán pagado realmente más por menos. La capacidad de las empresas para garantizar un continuo crecimiento de sus beneficios constituirá un tema clave que tendremos que vigilar en 2020, dadas las previsiones de desaceleración del crecimiento mundial.
Repercusiones para la inversión en 2020
Los márgenes de beneficios de las compañías que operan en los sectores de consumo discrecional, consumo básico, industrial, tecnológico y de materiales podrían verse amenazados por la posibilidad de que las importaciones procedentes de China resulten cada vez más costosas, dado que sus productos siguen sometidos a sustanciales aranceles, pese a la prevista aplicación de la primera fase del acuerdo comercial entre el gigante asiático y Estados Unidos. Las exigentes valoraciones y las elevadas expectativas de beneficios vienen a confirmar que los inversores deberían mantener un criterio selectivo y centrarse en la sostenibilidad tanto de las valoraciones como de los beneficios en caso de persistir el entorno de débil crecimiento.
Elecciones en Estados Unidos: la salud, la tecnología y la energía en el punto de mira
Los años en los que se celebran elecciones en Estados Unidos no suelen ser aburridos, y parece poco probable que 2020 sea la excepción, dada la creciente polarización política. La desigualdad económica, que resulta aún más evidente tras la crisis financiera mundial, será a buen seguro un tema importante para los votantes. También cabe destacar que varios candidatos demócratas están poniendo sobre la mesa políticas que podrían tener consecuencias directas en el tejido corporativo estadounidense, como la división de los negocios de los gigantes tecnológicos, un movimiento hacia la centralización del sistema sanitario e iniciativas radicales sobre energías limpias.
Algunos sectores sufrirían profundas perturbaciones si estas iniciativas se implementaran sin una meditada reflexión sobre las posibles consecuencias no intencionadas a largo plazo. Por ejemplo, varios candidatos demócratas han defendido un sistema de salud controlado por el Gobierno, una cuestión candente para muchos votantes que temen perder el seguro sanitario del que disponen. Las propuestas de cobertura sanitaria bajo el control del Gobierno, como el sistema de pagador único, se traducirían probablemente en presiones sobre los precios y en una mayor regulación de los facultativos, los dispositivos médicos y los fármacos con receta. Con esto en mente, observamos con cautela la evolución de los sectores de atención sanitaria, energía y tecnología conforme se acerca la cita electoral en 2020.
La dicotomía entre los candidatos demócratas más progresistas y los más moderados se ha tornado más evidente, con los progresistas más dispuestos a saltarse el procedimiento y los moderados más propensos a realizar pequeños ajustes paulatinos. Las sugerencias de los candidatos progresistas suscitan, a buen seguro, una mayor preocupación en los mercados, mientras que los candidatos moderados posiblemente generarán menos volatilidad.
Repercusiones para la inversión en 2020
Si uno de los candidatos más izquierdistas se alzara con la victoria electoral, los temas generales serían probablemente los esfuerzos por aumentar la regulación, así como la intervención gubernamental en varios sectores. No obstante, la composición de la Cámara de Representantes y del Senado desempeñará una función decisiva en las prioridades legislativas, así como en el alcance de las nuevas normas reglamentarias.
La globalización, ¿en marcha atrás?
En las últimas décadas, la reducción de los aranceles y de los obstáculos comerciales entre las economías del mundo espoleó el crecimiento del comercio internacional. Sin embargo, están surgiendo ahora tensiones comerciales en todo el planeta, lo que pone en tela de juicio la continua integración de la economía mundial y deja entrever la posibilidad de que nos hallemos en la antesala de un proceso de “desglobalización”.
Lo que comenzó como una promesa de la campaña presidencial estadounidense en 2016 pronto se transformó en una guerra comercial entre Estados Unidos y varios socios comerciales de calado. El conflicto más perjudicial se ha librado entre Estados Unidos y China, las dos economías más grandes del mundo. Se registraron pequeñas victorias en diciembre, con el anuncio de un acuerdo comercial parcial entre Estados Unidos y China, así como un pacto comercial entre Estados Unidos, Canadá y México, que se espera que sea aprobado en el Senado. En Europa, aunque la salida del Reino Unido de la Unión Europea está prevista para finales de 2020, la futura relación comercial debe negociarse rápidamente si se desea evitar un brexit desordenado.
Repercusiones para la inversión en 2020
Las disputas comerciales han hecho mella en el crecimiento mundial, han generado un clima de incertidumbre en el universo corporativo y han restringido la inversión. Pese a los avances realizados en varios frentes, el comercio tiene visos de seguir representando un tema político prioritario a lo largo de 2020, sobre todo en el caso de Estados Unidos y China, así como del Reino Unido y sus socios comerciales. El declive de la globalización podría tener amplias repercusiones en los países que dependen enormemente de las exportaciones, como Alemania y Japón. Las empresas tendrán que abordar esta dinámica rápidamente cambiante cuando programen sus gastos, perfeccionen sus cadenas de suministro y sopesen la posibilidad de apostar por nuevos mercados.