México ha tenido una política macroeconómica estable, con una gran apertura comercial y una amplia población demandante de bienes y servicios. Es una de las naciones en el mundo con más atracción de inversión extranjera directa, vinculada a la estabilidad política y económica que ha caracterizado al país ya por varias décadas, apunta BBVA Bancomer en su último informe Situación México, correspondiente al primer trimestre de 2014.
El crecimiento económico global aumentó en el último trimestre de 2013 cerca del 3,5% anualizado, confirmando la mejora registrada el trimestre anterior. En la segunda mitad del año pasado finalizó la recesión en la eurozona, se aceleró el PIB en EE.UU., el crecimiento japonés empezó a mostrar los efectos positivos de una ultra expansiva política monetaria y algunas economías emergentes superaron el bache del verano, aunque con una diversidad creciente entre distintas geografías.
De acuerdo al análisis Situación México, actualmente existe un balance positivo que hace más probable el escenario de recuperación global en 2014-2015. Si bien existe la posibilidad no desdeñable de que la recuperación global pueda ser incluso más intensa de lo previsto por el impulso de los países desarrollados, especialmente por EE.UU., la reciente volatilidad financiera e incertidumbre en algunas economías emergentes pudiera trastocar el escenario previsto.
Después de la desaceleración ocurrida en 2013, donde BBVA Bancomer estima que el PIB haya crecido alrededor de 1,2%, espera que este año la economía de México se acelere y crezca el 3,4%. Esto como resultado de una mayor demanda externa consecuencia de la recuperación de EE.UU., un mayor gasto público aprobado y una mejora en la demanda interna.
Adicionalmente, este año las reformas deberán continuar avanzando para mejorar la competitividad de la economía mexicana tanto a través del desarrollo y aprobación de las leyes secundarias, como de la presentación de reformas adicionales en otros sectores.
Un aspecto favorable es que la mejora de la economía empieza ya a materializarse. Por una parte, la demanda externa parece impulsar las manufacturas mexicanas. La producción industrial de los Estados Unidos alcanzó nuevamente tasas de crecimiento elevadas en noviembre y diciembre, mayores al 3% anual. Por otra, el gasto público se aceleró en los últimos meses del año pasado por efecto de los procesos de reconstrucción debido a los desastres naturales y la búsqueda de apoyar la reactivación económica.
Finalmente, dentro de los factores relacionados con la demanda interna, las señales son mixtas, el sector laboral se ha mantenido débil, pero hacia el último trimestre del año pasado se observó una recuperación moderada en las ventas al menudeo. El escenario descansa en que estas variables mantendrán este comportamiento favorable. BBVA Bancomer estima que EE.UU. pasará de crecer el 1,8% en 2013 al 2,5% en 2014. En tanto el sector público pasará de tener un déficit de alrededor del 0,4% del PIB en 2013 al 1,5% en 2014 (sin incluir la inversión de Pemex). Es positivo que, como han mencionado las autoridades, este déficit ayude a incrementar el gasto en infraestructura y seguridad social, y proveer así un estímulo contra-cíclico a la economía, de tal manera que para 2017 se regrese a un presupuesto balanceado que asegure la estabilidad fiscal.
Es cierto que en las últimas dos décadas México ha tenido un crecimiento promedio anual del 2,6%, el cual no fue suficiente para generar los empleos formales y de calidad que cada año se requieren para fortalecer su mercado interno y el bienestar de la sociedad. Esto como resultado en buena medida del rezago en competitividad de la economía mexicana (evaluada en el índice de competitividad global del Foro Económico Mundial en el lugar 55 de 148 países en el mundo en 2013). No obstante, a nivel regional México se encuentra mejor posicionado en los diferentes índices de competitividad que otros países de América Latina. De hecho supera a naciones agrupadas en los llamados BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).
En los últimos veinte años México ha tenido una política macroeconómica prudente y estable, y cuenta entre sus fortalezas con una gran apertura comercial, una amplia población demandante de bienes y servicios, y es una de las naciones en el mundo con más atracción de inversión extranjera directa, vinculada a la estabilidad política y económica que la ha caracterizado ya por varias décadas. En este sentido, si bien no se descarta que México sigua teniendo grandes retos por delante, el país parte de una posición competitiva y muy favorable para entrar a un proceso de crecimiento más acelerado y sostenible. De tal manera que la amplia agenda de reformas aprobada en 2013, una vez que cuenten con sus respectivas leyes secundarias y empiecen a tener vigencia, podrán ser, en caso de que se dé una correcta implementación, un elemento clave para acotar las debilidades de la economía, por lo que es importante que en 2014 continúe el esfuerzo reformador del año pasado para materializar unas leyes secundarias que den profundidad y eficacia a las reformas aprobadas.
Como se anticipaba, el choque de oferta derivado de los cambios fiscales provocó un rebote importante de la inflación en enero que se tradujo en una inflación anual del 4,48% en el mes. No obstante, además de los precios de los productos afectados por el aumento de impuestos, no se observó un aumento acelerado en el resto de precios, por lo que hasta ahora no se observan efectos de segundo orden. Esto, aunado a la todavía elevada holgura de la economía, hace prever que las presiones derivadas del choque fiscal serán transitorias, lo cual también consideran las encuestas recientes. Se espera que la inflación anual en 2014 promedie el 4,3%.
A final de año, BBVA Bancomer estima que la inflación se encontrará entre el 3,5% y el 4,5% con alrededor del 64% de probabilidad de ubicarse en este rango, y con un estimado puntual del 3,93%. Una vez que se disipe el efecto que la presiona al alza, estimamos que la inflación sea menor al 4% en marzo de 2015, con el 80% de probabilidad, por lo que el próximo año el cumplimiento de la meta de inflación tendrá una probabilidad elevada.
Con una inflación que se mantiene algo más alta únicamente de manera transitoria, se espera que la tasa monetaria se mantenga en su nivel actual, y el uso de la comunicación del banco central gane importancia con el fin de anclar las expectativas de inflación y evitar la contaminación de precios.