El entorno en los países emergentes está cambiando drásticamente. Estos mercados solían ser un área para jugar con facilidad, pero este ya no es el caso. La estabilidad de la política monetaria en los países desarrollados era una oportunidad para ellos; sus tasas de interés eran más elevadas y el diferencial con Estados Unidos era una sólida fuente de retorno.
¿Qué ha cambiado? En opinión de Philippe Waechter Economista en Jefe de Ostrum Asset Management, filial de Natixis IM, “el dólar, que muchos inversores percibieron como débil, sigue ahora una tendencia alcista. Desde mediados de abril, su tipo de cambio efectivo se ha apreciado en más del 4%”.
Según analiza la gestora, en el pasado, una política monetaria más restrictiva en Estados Unidos derivaba en flujos de capital hacia el exterior y desde países emergentes –el llamado Sudden stop–. Debido a que se espera que las tasas a corto plazo de Estados Unidos se eleven, los inversores han regresado a Estados Unidos; ya que estos ya no desean asumir riesgos excesivos cuando podrían obtener un retorno más alto. A largo plazo, esto implicará un dólar más fuerte.
“Debido a que no sabemos el alcance de la apreciación del dólar, y esto puede ser importante, y a la incertidumbre que generan los mensajes de Donald Trump la situación se debilitarán en el corto plazo para los países emergentes. Con el fin de equilibrar este movimiento, podemos esperar tasas más altas en algunos países. Pero entonces la discriminación para los inversores seguirá a la credibilidad de cada banco central y de casa país, y esto puede resultar negativo, como se vio recientemente en Argentina”, aclara Waechter.
Argentina no ha sido el único país que ha hecho dudar a los inversores. Tal y como explica Georges Farré, responsable de renta fija de Mercados Emergentes de La Française, el mercado también pasó factura a Turquía. “El país vio cómo se depreciaba su divisa y el banco central decidió elevar los tipos de interés en 75 puntos básicos, pero no fue suficiente para recuperar las pérdidas. Como sucede a menudo durante los periodos de estrés, los bancos centrales de los países emergentes han sido probados y su credibilidad puesta en duda”, añade.
En opinión de Farré la significativa aceleración del movimiento bajista, que se produce en un momento macroeconómico positivo de crecimiento más elevado y baja inflación sugiere que esta corrección es técnica y temporal.
Según destaca en su análisis, “no hemos visto una reasignación hacia activos seguros. El mercado de bonos locales se mantuvo bastante bien durante los picos de volatilidad. Este mercado reacciona más a cuestiones domésticas, inflacionarias y de crecimiento, y su comportamiento desde comienzos de año confirma nuestra visión de que la corrección obedece más a factores técnicos que fundamentales. Los fundamentales de las economías emergentes permanecen en general en muy buen estado, y lo más importante no hemos visto temores de una potencial desaceleración en China que pudiera poner en peligro a otras economías”.
Desde La Française consideran que las primas de riesgo están en gran medida infravaloradas dadas las condiciones económicas y financieras favorables de las que los países emergentes están disfrutando.
¿Una oportunidad?
En opinión de BlackRock, la reciente oleada de ventas de activos emergentes brinda una oportunidad de compra, especialmente en renta variable; aunque la firma reconoce que ha adoptado un sesgo más prudente respecto de la deuda emergente.
Por un lado, las turbulencias que han afectado a los activos emergentes, consecuencia del endurecimiento de las condiciones financieras y de las tensiones geopolíticas, han enfriado el entusiasmo que despertaba esta clase de activo. Pero la gestora considera que los fundamentales generales son sólidos, lo cual justifica que consideren esa caída una oportunidad de compra.
Según Richard Turnill, director mundial de Estrategia de Inversión en BlackRock, “priorizamos la renta variable emergente y ciertos títulos de deuda emergente en divisa fuerte. La resistencia a las perturbaciones, como las que ocasionó el repunte de volatilidad del mes de febrero en los mercados bursátiles, atrajo a más inversores en un contexto caracterizado por los niveles de las valoraciones, cada vez más elevados. Esto dejó a la renta fija expuesta a los vaivenes de la confianza de los inversores. Por el contrario, los flujos en renta variable emergente se mantuvieron en cotas relativamente moderadas, como muestra la línea verde del gráfico. Priorizamos la renta variable emergente debido a los sólidos beneficios empresariales y a unos balances relativamente más saneados en Asia”.