El reciente colapso en la lira turca y de su mercado bursátil sacudió a los mercados financieros globales y extendió el dolor a gran parte del mundo emergente. Atrapados en esta tormenta se encontraron Sudáfrica, Rusia, Argentina, Brasil, India e incluso China. Las bolsas de los mercados emergentes y sus monedas han caído, con retrocesos de dos dígitos en algunos casos.
Aunque no son únicos, los problemas de Turquía son mucho mayores que los de la mayoría de los otros mercados emergentes. Abarcan desde el endeudamiento excesivo en monedas extranjeras (principalmente el dólar) a las malas políticas (incluida la presión política sobre el banco central). Las crecientes tensiones con Estados Unidos también han jugado su papel.
Pero más allá de Turquía, los fundamentos de los mercados emergentes siguen siendo sólidos, estiman Nariman Behravesh, economista jefe de IHS Markit, y Sara Johnson, directora ejecutiva de la firma.
“Dejando de lado Argentina y China, los saldos por cuenta corriente y las reservas de divisas de muchos emergentes han mejorado. Quizás lo más importante de todo es que la dinámica de crecimiento sigue siendo positiva, por lo que una crisis de amplia base parece improbable”, explican en el Global Insight del mes de agosto.
En pocas palabras, resumen, «aunque el crecimiento se está desacelerando a nivel global y los riesgos están en aumento, el impulso en la economía global es lo suficientemente robusto como para mantener la expansión por un tiempo», algo que sin duda tienen una influencia también en el universo de los emergentes.