La expansión de la producción agrícola desde la Segunda Guerra Mundial ha sido milagrosa. Sin embargo, esta expansión es muy vulnerable a los factores a los que nos enfrentamos ahora, que incluyen la dependencia de que las condiciones climáticas sean relativamente estables, las consecuencias de las prácticas de monocultivo, el uso excesivo de antibióticos, fertilizantes y pesticidas, y el transporte rápido y eficiente.
La Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estima que, actualmente, para alimentar a la humanidad en el año 2050 la producción agrícola tendrá que aumentar en un 70%. Como este objetivo tendrá lograrse sin imponer cargas adicionales sobre el medio ambiente global, indudablemente hará falta muchas iniciativas simultáneas, explica Alexandre Jeanblanc, especialista en inversiones socialmente responsables de BNP Paribas Investment Partners. Estas iniciativas pueden ser:
- Apoyar los esfuerzos para limitar el cambio climático, incluyendo un mejor uso de la energía
- Restringir la expansión de las tierras agrícolas y reducir la contaminación agrícola para preservar los ecosistemas
- Reducir el uso de agua para aliviar la presión sobre las capas freáticas
- Preservar la calidad y la salubridad de la tierra, en parte, mediante la mejora de la eficiencia de los fertilizantes
- Moderar el uso de antibióticos para el ganado
- Detener el empobrecimiento ecológico de los océanos y regular la piscicultura
“Para hacer frente a estos enormes retos, los sistemas de producción agrícola tendrán que evolucionar y adaptarse, sobre todo dada aumentando los recursos a investigación de cultivos «sostenibles». Algunas de las soluciones ya existen, tal y como algunos exitosos proyectos han demostrado ya”, escribe Jeanblancen el blog de la firma. Éstas incluyen:
- La canalización del agua en Israel
- El riego por goteo, que es cada vez más común en California
- Los contenedores de reciclaje en los países nórdicos
- La sustitución de fertilizantes químicos por los orgánicos
- La permacultura (preservación del hábitat)
- El desarrollo de sistemas más eficientes para la conservación de alimentos
De esta forma, el experto de BNP Paribas IP estima que estas soluciones tendrán que ser puestas en marcha a gran escala para proteger el medio ambiente contra los efectos de una mayor producción agrícola. “Las nuevas formas de agricultura descentralizada y a menor escala pueden ser igualmente opciones que valga la pena explorar. No hay una solución única, sino múltiples estrategias –desde la forma en que usamos la tierra, a nuevas formas de pensar y el acceso a nuevas tecnologías-. La educación pública es vital, por ejemplo tanto para reducir el desperdicio de alimentos (un tercio de los alimentos producidos actualmente se desecha) como para cambiar los hábitos alimenticios (comer menos carne ayudaría a optimizar el consumo de granos). Pero ninguna de estas funciones es la clave para cumplir con los retos del futuro”, apunta Jeanblanc.
“Probablemente estamos justo en el inicio de una gran transformación en los métodos de cultivo. La agricultura de mañana tendrá que ser eficiente, económica y ecológica. Las tecnologías continúan mejorando y ofrecen perspectivas de progreso que habría sido inimaginables hace tan sólo 10 años. Pero requerirán desembolsos de capital. ¿Estarán los gobiernos a la altura de estos desafíos? ¿Apoyarán a sus agricultores? ¿Serán capaces de elegir soluciones ambientales no convencionales (como la permacultura, por ejemplo)? ¿Estarán los consumidores de acuerdo en pagar más por los alimentos? El peso de la agricultura en el PIB ha disminuido constantemente en los últimos 50 años a menos del 2% en 2014 en muchos países desarrollados. ¿Ha llegado el momento de cambiar nuestra forma de pensar y nuestros modelos de desarrollo?”, se pregunta el gestor.
Los fondos de BNP Paribas Investment Partners invierten en las empresas que están firmemente comprometidas con el cumplimiento de estos desafíos ambientales.