El mundo atraviesa un momento de crecimiento sincronizado, inflación al alza, políticas monetarias aún acomodaticias pero en proceso de normalización («bella normalización»), suave reducción de liquidez y condiciones financieras aún fáciles… un mundo que todavía resulta atractivo para los activos de riesgo pero en el que se espera una menor rentabilidad ajustada al riesgo y una mayor volatilidad. Ésos son, de hecho, los principales retos a los que se enfrenta Matteo Germano, director global de Inversión Multiactivo en Amundi, a la hora de construir sus carteras, según explicó en el evento anual celebrado por la gestora recientemente en Madrid, conocido como “La Noche Amundi”.
Así, si a lo largo de los últimos 30 años una cartera compuesta por renta fija y renta variable global había sido capaz de obtener retornos anuales cercanos al 8%, para los próximos 10 años se esperan cifras del entorno del 4%, el 3,8% en concreto, debido a que algunos motores de crecimiento ya no van a estar presentes. “En renta fija, tras 30 años de mercado alcista, los tipos ya no pueden bajar más, así que perderemos un motor muy importante”, decía el experto, como ejemplo. En este entorno de reducción de expectativas, cabe por un lado hablar con los clientes pero por otro encontrar motores capaces de aportar retornos extra.
¿Y dónde pueden encontrarse esos motores este año? El experto explica que 2018 es un año de transición entre un entorno reflacionista -positivo para los activos de riesgo y en el que se había rotado hacia el riesgo de la renta variable con fuerza, y tomado posiciones cortas en duración-, y otro entorno que pide un poco más de cautela: “Este año esperamos que los mercados empiecen a descontar movimientos hacia la parte final del ciclo, lo que significa un crecimiento más sincronizado, unos bancos centrales menos efectivos y en proceso de reducir sus políticas acomodaticias y menores retornos, así que la consecuencia es que seguimos tomando riesgo pero aumentando las coberturas y rotando ese riesgo, hacia uno menos direccional, por ejemplo con más estrategias de retorno absoluto”, explica.
Para impulsar los retornos, también ve oportunidades en varios temas de los que se pueden sacar ideas de inversión, cuatro en concreto: la transición hacia un ciclo más maduro, la carrera final por los activos de riesgo, las medidas de los bancos centrales (menos efectivos ahora) y la resiliencia de los mercados emergentes, tanto en renta fija como variable.
Repensar el riesgo
Y todo en un contexto en el que habrá que “repensar” el riesgo, puesto que el paradigma está cambiando en la era del desapalancamiento: así, si a lo largo de las últimas décadas el principal riesgo venía del mercado (volatilidad, VaR…), con un bajo componente del riesgo de crédito y la liquidez, ahora el primero se reducirá y los dos últimos cobrarán protagonismo, de forma que será clave “diversificar riesgos” en las carteras y centrarse, más que en la asignación de activos, en la asignación de riesgos, a través de su modelo de cuatro pilares (estrategia macro, coberturas macro, estrategias satélite y estrategias de selección).
Gracias a este modelo, y a pesar de no esperar la corrección de los últimos días, habían antes decidido doblar las coberturas macro, lo que ayudó mucho. También están incrementando las estrategias satélite -asignando capital a estrategias no direccionales, de retorno absoluto, etc, con la idea de reducir el riesgo direccional- y las estrategias de selección, dedicando más recursos a la gestión activa (dando más espacio a estrategias que proporcionen alfa en lugar de la beta).
Atractivo en pie
La consecuencia práctica en las carteras es un entorno de menor rentabilidad y mayores riesgos: “Hemos de asegurar con el cliente que estamos alineados en objetivos y expectativas”, dice Germano.
A pesar de los retos, espera que el atractivo de las estrategias multiactivo continúe este año, porque estas soluciones “responden muy bien a las necesidades del cliente”, tanto por estrategias de asignación de activos (que buscan direccionalidad pero cuiden el riesgo bajista) como por estrategias orientadas a resultados (de retorno absoluto o de obtención de rentas periódicas).