Es difícil exagerar el efecto del fuerte sesgo expansivo adoptado por el FOMC desde la primera subida de tipos en diciembre del año pasado. Por aquellas fechas, cuentan los gestores de NN Investmente Partners en el último análisis de la firma, la propia Fed apuntaba a cuatro subidas de tipos en 2016, cifra que desde entonces se ha reducida a una subida. Más aún, las proyecciones para los años siguientes también se revisaron a la baja. El principal factor que explica este cambio es que la Fed ha ido dando creciente cabida a las ideas de la «nueva escuela» de pensamiento en materia monetaria.
En particular, estiman, el organismo ha adquirido mayor conciencia de la elevada y variable sensibilidad del dólar estadounidense y la propensión global al riesgo a las expectativas sobre el comportamiento de la Fed. La fuerte apreciación del dólar estadounidense, como la observada en la segunda mitad de 2014 y el primer trimestre de 2015, contribuyó por ejemplo a voluminosas salidas de capitales de China y de otros mercados emergentes.
“Desde que la Fed imprimió hace un año un sesgo expansivo a su política hemos asistido a una clara mejoría en mercados emergentes, que ha contribuido a un período prolongado de una propensión al riesgo bastante robusta en comparación con las fuertes oscilaciones observadas entre la segunda mitad de 2014 y principios de 2016. Pensamos que esta vez la Fed también adoptará una postura más «blanda» en caso de una notable apreciación del dólar”, afirman.
Otra de las razones de esta menor inclinación a subir los tipos en el futuro es que la Fed empieza a pensar que el tipo de interés real de equilibrio es menor que en el pasado debido a factores más persistentes y menos temporales. El tipo de interés real de equilibrio es el tipo de interés a corto plazo real que correspondería a la economía en equilibrio, es decir, con el desempleo en su tasa natural y la inflación en el objetivo del 2%. Cabe decir que sería el tipo que la Fed adoptaría en condiciones «normales». Sin embargo, explica la gestora, el tipo de equilibrio se halla deprimido por fuerzas de naturaleza global: fuerte y generalizada propensión al ahorro, escasez de inversión en activos reales y demanda persistentemente alta de activos seguros y líquidos. En consecuencia, el año pasado la Fed redujo sustancialmente su estimación para esta medida.
La Fed y Trump, Trump y la Fed
Por último, NN Investment Partners recuerda que la composición del FOMC cambiará entre el año que viene y el siguiente. Trump nominará en el futuro inmediato a dos gobernadores de la Fed al haber dos puestos libres en el Consejo. Además, el mandato de la presidenta de la Fed, Janet Yellen, vence a principios de 2018 y es bastante probable que Trump designe en su lugar a un republicano.
Hay muchos economistas republicanos muy cualificados (Bernanke era uno de ellos) y, si nombrase un nuevo presidente de entre ese grupo, no habría mucho de qué preocuparse. En términos marginales, la Fed podría adoptar entonces un sesgo algo más restrictivo, opina la firma.
No obstante, también existe el riesgo de que Trump nombre a personas que vayan por libre y con ideas muy diferentes sobre la política monetaria. Obviamente, ello sembraría mucha incertidumbre en los mercados, al aumentar el riesgo de grandes errores de política.
“En 2015, Yellen se opuso a las medidas promovidas por los republicanos para limitar la capacidad de la Fed para instrumentar la política monetaria (la Ley de reforma y modernización de la supervisión de la Fed estadounidense), sosteniendo que acabaría perjudicando a la economía en lugar de ayudarla. Yellen criticó las propuestas calificándolas como un atropello a la independencia de la Fed. El proyecto de ley fue aprobado en el Congreso en noviembre de 2015, pero no en el Senado tras comprometerse la Casa Blanca a vetarla”, concluye NN IP.