Con los tipos de interés en mínimos y las bolsas pendientes de la reactivación económica, los inversores tendrán que moverse para obtener rentabilidad. A diferencia de los últimos años, cuando los depósitos o los fondos con objetivo de rentabilidad o gestión pasiva en renta fija ofrecían al inversor español cifras atractivas, a lo largo de 2015 se impondrá la necesidad de buscar una gestión activa, diversificada y que suba peldaños en la escala de riesgo. Son las tres consignas de Santander Asset Management España para un año en el que está claro que “ya no habrá remuneración al ahorro sin riesgo”, según explicó Ana Rivero, directora de Producto de la gestora, en una presentación con periodistas hoy en Madrid.
De hecho, desde octubre de 2013 los españoles vienen aumentando sus posiciones en productos de inversión y reduciéndolas en los productos de ahorro, hasta el punto de que en los últimos seis meses se han producido fuertes salidas en estos últimos. Aunque el mercado monetario puede seguir sirviendo de colchón, Rivero tiene claro que no puede ser destino de inversión, pues las rentabilidades son raquíticas e incluso negativas. Tampoco en el bono alemán, con riesgo de pérdidas. En renta fija en general espera bajos retornos, aunque apuesta por la deuda española ante la previsible reducción de la prima de riesto hasta los 75 puntos básicos (debido tanto a la reducción de la rentabilidad del bono español como del ligero aumento del alemán, hasta el 1%) y asumiendo algo de riesgo duración. “No hay costumbre en el mundo de los fondos de tomar duraciones demasiado largas pero no queda más remedio que alargar la duración para aprovechar la pendiente positiva de la curva de tipos española”, explica.
Sin embargo, su clara apuesta es la bolsa española –también la europea, emergente y de EE.UU.- y recomienda que las carteras vayan añadiendo el activo, por ejemplo a través de los fondos mixtos. “La renta fija podría sorprender positivamente en 2015, al igual que sucedió en 2014, pero hay mucho menor margen porque los tipos están muy bajos. Y, en cualquier caso, no sorprenderá tanto como para no tener un porcentaje adicional en bolsa, que los inversores tienen más en conciencia que en realidad”, asegura. Los fondos Select de perfil moderado tienen en torno a un 30% en bolsa mientras los fondos mixtos tradicionales moderados de la gestora oscilan sus posiciones entre un 0% y un 30%.
Y en la entidad han adaptado su política comercial acorde a esta situación. Impulsarán menos los fondos de gestión pasiva –incluidos los fondos de rentabilidad objetivo, que será más difícil lanzar en este entorno de tipos- y apostarán más por fomentar los productos mixtos, multiactivos y perfilados, así como productos de renta fija privada con grado de inversión (activo por el que también apuestan) y, en renta variable, productos de bolsa española y fondos de dividendos con historia defensiva.
“2015 será el año de los gestores: en 2014 ha entrado mucho dinero en fondos y no podemos decepcionar”. Hay mucha competencia en fondos pero no se mostrará tanto en la rebaja de comisiones como en la necesidad de cumplir con los inversores, dice, para que aprecien el valor de la gestión. “Será el año de la gestión y no podremos dejarnos vencer por el ruido político”, añade, en relación con riesgos como el de la independencia de Cataluña o el ascenso de Podemos en España, que no están en su escenario central.
Preferencia por la bolsa española
Su idea es que la bolsa española lo hará mejor que la europea (las estimaciones señalan una revalorización del Ibex de entorno al 15% a doce meses) y ésta, mejor que la americana, ante su mayor potencial. “Aunque EE.UU. lo hará bien, está en máximos y la recuperación económica está muy comprada”, dice. Europa, cuando los beneficios suban y las estimaciones mejoren, dará rienda suelta a ese potencial, mientras en el mundo emergente, habla de Latinoamérica (con un potencial de un 20% a doce meses) y México especialmente, ante el leverage de EE.UU. y la intensidad de la reforma energética.
Y es que Rivero descarta la deflación en Europa porque “Draghi lo impedirá” y estima un PIB para la eurozona del 1,3% (lastrado por Italia y Francia, porque “Europa ha dejado de ser core y periférica para estar dividida en función de los países que han hecho reformas y los que no”, dice) y una inflación del 1,2%. “No habrá japonización: en Europa somos consumidores, no ahorradores”, añade. En su opinión, la deflación está en el mercado como sentimiento pero no se descuenta, en un entorno en el que se mantendrán las políticas monetarias acomodaticias del BCE que podrían derivar en un QE de deuda pública “a partir del primer trimestre del año próximo”. De hecho, de no hacerse, los mercados podrían ponerse nerviosos y ser una fuente de volatilidad. “Habrá más volatilidad en los mercados, pero no porque hayan aumentado los riesgos sino porque los tipos están muy bajos”.
Unos tipos bajos que se mantendrán durante los próximos años, aunque EE.UU. empezará a subirlos a mediados de año, de forma ligera (Santander AM estima un PIB para el país del 2,8%, solo un punto más que en España, con un 2% de inflación y datos positivos en el mercado laboral). Así las cosas, el euro tendría recorrido hasta 1,20-1,15 dólares. “El dólar se apreciará pero tampoco tanto como debería en un ciclo normal porque la Fed se encargará de impedirlo”.
Herencias, nubes e incertidumbres
Rivero explica que en 2015 habrá crecimiento económico, y será mayor que en 2014, lo que pasa es que será menor al potencial debido a las “herencias de la crisis”. Los políticos tendrán que restablecer la confianza y los gestores, nadar entre dos aguas, con incertidumbres sobre las que nada se puede hacer, como las geopolíticas. Pero sí hay otras que pueden tratar de controlar y estimar, como el riesgo de deflación (que el FMI cree que afecta solo a Europa y cifra su posibilidad en el 30%); la desaceleración de China (que más que un factor a la baja, podría dejar de ser un factor al alza, dice Rivero); la mayor debilidad de Alemania (aunque no habrá recesión ni arrastrará a Europa, según la gestora); el riesgo y la oportunidad que suponen los bajos precios del petróleo; el riesgo de recesión en Francia o Italia, que no han implementado reformas estructurales; la situación de las divisas (sin guerra, pero con la Fed y el BCE sin querer monedas fuertes); o el reto de la reactivación del crédito en Europa (“hay que ver una respiración del crédito para creer en un escenario económico sólido en Europa”, dice Rivero).