La resaca electoral en Estados Unidos está dejando ganancias en la bolsa del país, caídas en las europeas, movimientos de subidas en los rendimientos de la renta fija y alzas en el mundo cripto. La victoria de Trump aclara también aspectos clave del escenario macroeconómico, en la convicción del sesgo inflacionista del futuro presidente y un trabajo más complicado, y quizá divergente, para las autoridades monetarias. Todo ello, sumado a las premisas de una mayor desglobalización y proteccionismo, complejidad geopolítica y políticas que disparen el déficit público, están haciendo que los expertos en asesoramiento muevan ficha en sus carteras: la rotación se orienta hacia el mercado bursátil estadounidense -en sectores cíclicos, small caps americanas o firmas orientadas a la industria y el sector automovilístico-, hacia la reducción del riesgo de tipos en renta fija y hacia una clara apuesta por el dólar.
Para Álvaro Braceras, analista de fondos de Andbank Wealth Management, con los resultados del martes, un red sweep (control de presidencia y de la Cámara de Representantes por parte de los Republicanos) sería cada vez más probable, por lo que podríamos estar ante un escenario de dos años (hasta las elecciones de medio mandato) en los que el gobierno de Trump tendrá el apoyo del Congreso para implementar su agenda política. “Una agenda en la que destacan medidas de corte proteccionista como la imposición de aranceles, una política exterior menos amistosa con sus históricos socios europeos, desregulación de algunos sectores como el de la banca regional, una política fiscal a priori expansiva con recortes en el impuesto de sociedades que se traduciría en un mayor déficit, y una previsible presión sobre la Reserva Federal para rebajar los tipos de interés para estimular la economía. Una batería de medidas que podrían volver a calentar la economía americana y generar una mayor inflación”. El experto considera que, si bien Trump tiene una inclinación pro-mercado, el cambio de entorno “plantea muchas dudas, como el futuro impacto de sus políticas económicas en la inflación, en la sostenibilidad de la deuda americana, el papel del dólar, las relaciones comerciales con China y con Europa o la postura de Trump hacia la guerra en Ucrania”.
Políticas todas ellas que llevan a una reflexión: el potencial mejor comportamiento de los sectores más cíclicos, y, en términos regionales, de la economía estadounidense frente a la europea: “En el corto plazo, tal y como vimos en la sesión post electoral, los sectores más cíclicos, como financieras, serían los más beneficiados mientras que otros como las renovables saldrían más perjudicadas. A nivel regional, Europa se enfrenta a varios riesgos tanto políticos como económicos: la principal economía industrial del continente atravesando una crisis política y una economía rozando el terreno recesivo, unas economías sobreendeudadas como la francesa, un marco legal desfavorable para que las compañías prosperen… lo cual hace que la inversión en compañías del Viejo Continente sea poco atractiva en estos momentos en comparación a USA”, explica. Esta situación les ha hecho tomar un posicionamiento táctico en el que asumen una mayor asignación a EE.UU. vs Europa, buscando tomar exposición a mercados con mayor potencial de crecimiento de beneficios cíclicos.
A la hora de hablar de fondos en concreto, podrían beneficiarse “estrategias quality all-cap, con menos peso en las megatech vs otras estrategias, pero manteniendo el perfil de compañías de calidad con elevado crecimiento como Findlay Park American”. También, estrategias con sesgo large cap value que se puedan beneficiar de políticas arancelarias con enfoque de economía doméstica y más ligadas al segmento más industrial de la economía americana como Robeco BS US Premium o Fidelity America. Otro de los segmentos más favorecidos de este cambio en la casa blanca son las small caps, concretamente las small caps value, y para ello creen que la mejor alternativa es FTGF Royce US Small Cap Opportunities. “Creemos que estos fondos son una buena solución de inversión en el mercado americano. Sin embargo, en el medio y largo plazo las compañías que sean rentables, generen beneficios, que hagan un buen uso del capital, que se adapten al ciclo económico… serán como siempre las que acaben generando el mayor valor para el inversor. Y por ello mantenemos nuestro posicionamiento estratégico donde priorizamos el análisis fundamental de las compañías por encima del ruido generado por la política y la macro”, matiza Braceras.
Menor riesgo de tipos en renta fija
Ignacio Dolz de Espejo, director de Soluciones de Inversión y Producto de Mutuactivos, destaca que las políticas de Trump probablemente impliquen más crecimiento para EE.UU. y menos para el resto del mundo. «También pueden provocar, en EE.UU., más inflación y que los tipos bajen menos y más despacio de lo que se preveía hasta ahora. La teoría dice que la deuda pública de EE.UU., los emergentes y las renovables sufrirán. Pero la realidad suele distar de la teoría», añade. Así, sobre política fiscal, descarta que la consolidación de la bajada de impuestos se compense con su propuesto aumento de aranceles: “No conseguirá cubrirlo”, dice, y tampoco cree que Trump ataque la energía eólica ni la solar. Y, sobre el impacto en Europa, ve sectores que –más allá del automovilístico o industrial, que sufrirán- podrían beneficiarse de un mayor crecimiento en EE.UU., como el lujo o las farmacéuticas. Las empresas de defensa también podrían verse beneficiadas.
En este contexto, ¿qué movimientos están haciendo en las carteras? En Mutuactivos han bajado el riesgo de tipos en Europa porque les parece difícil que el BCE baje tanto el precio del dinero si la Fed frena los recortes. En crédito, mantienen posiciones, aunque han ido reduciéndolas poco a poco este año, acortando vencimientos, mejorando la calidad y acudiendo a menos emisiones. “Seguimos prefiriendo deuda financiera y subordinada al high yield”.
En renta variable, mantienen «la neutralidad con la ligera sobreponderación de EE.UU. frente a Europa”, que ya tenían. En bolsa emergente, mantienen el peso neutral (10% del peso en bolsa) y, por sectores, tienen un posicionamiento sectorial «bastante neutral, aunque con preferencia por compañías defensivas que deberían comportarse bien con tipos más bajos en Europa, como infraestructuras. Seguimos apostando por small caps en EE.UU. y por la bolsa de Reino Unido. Ambas se deberían beneficiar del entorno Trump”, añade el experto.
Claridad a corto plazo y más dudas a largo
Tomás García-Purriños, Senior Analist de Asset Allocation en Santander AM, ve la imagen a corto plazo más clara. “En un inicio, las políticas que han ido planteando los republicanos durante su campaña y que podrían implementar rápidamente deberían tener cierto impacto reflacionista (reactivación del ciclo económico) y favorecer así a los activos de riesgo, especialmente los estadounidenses. Por ejemplo, las bajadas de los impuestos anunciadas a las empresas favorecerían a las bolsas estadounidenses frente a las de otras regiones. En concreto, debería ser positivo para las empresas de pequeña y mediana capitalización”, coincide con otros expertos.
En cuanto a los sectores parece que los más favorecidos podrían ser los relacionados con la activación del ciclo manufacturero, como industriales o consumo discrecional, así como las temáticas relacionadas con la seguridad (por ejemplo, ciberseguridad) o el sector automovilístico estadounidense. “Por lo tanto, por factores, parece que value y size podrían ser los que más se beneficien. En el mismo sentido, el dólar estadounidense debería tender a apreciarse, beneficiándose también de una revaluación de las expectativas de inflación que deberían pesar al alza sobre el tipo de interés terminal de la Fed”, añade.
Pero matiza: las dudas surgen más a partir de en torno a la mitad del año que viene y en 2026, especialmente del posible incremento que podrían tener las tarifas aduaneras. “Aunque el impacto podría ser algo inflacionista, no parece que quepa esperar un shock de relevancia, y la parte negativa se centraría sobre todo en un menor crecimiento, que podría ser significativo de cumplirse las expectativas más agresivas. Todo dependerá de a qué productos y países se apliquen, de qué manera y en qué plazos. En todo caso, los mayores impactos parece que se producirán intra-activo, y no en las principales clases, por lo que será más relevante gestionar los riesgos del stock picking y las temáticas que el allocation de la cartera”, vaticina.
El dólar, el gran ganador
Guillermo Santos, socio de Icapital AF, cree que el gran ganador es el dólar, lo que continuará a medida que los diferenciales de tipos y de crecimiento sigan en favor de EE.UU. “El euro seguramente sufrirá más, especialmente con la incertidumbre de las tarifas arancelarias e igualmente las divisas emergentes”. Por eso recomienda una “amplia la posición estructural al dólar en la cartera”.
En renta fija, los mercados van a ser negativos en precio para los treasuries de plazos medios y largos por tipos altos durante más tiempo para contrarrestar los estímulos pro-cíclicos de la nueva administración con TIRes hacia arriba –precios cayendo– y riesgos inflacionistas al alza. “En Europa, veremos una mayor velocidad en bajadas de tipos por los bancos centrales por el riesgo de menor crecimiento ante las políticas proteccionistas de la administración Trump”, explica. Por eso cree que una buena estrategia sería “aparcar e incluso vender bonos soberanos en EE.UU. en plazos medios/largos, para centrarse en la parte 1-3 años de la curva, al igual que en soberanos europeos”. Sobre el crédito, cuenta con menor recorrido a ambos lados del Atlántico por el estrechamiento de los spreads, por lo que opta por no incrementar posiciones pero, en todo caso, recomienda “primar calidad sobre high yield”.
En renta variable, coincide en que EE.UU. será la bolsa ganadora, ante la fortaleza del dólar, un crecimiento más sólido y la diversa tipología de empresas punteras cotizadas. “Su mantenimiento y posibles retrocesos dependerán del crecimiento de los BPA que se espera ronden el 10% en 2028, pero si no se alcanza en media ese umbral, habrá caídas. Para Europa, dependerá de la salida de Alemania de la recesión, la cual a su vez está muy ligada a lo que suceda en la economía china; con todo, Europa se verá favorecida en renta variable por un mayor crecimiento global. El año 2025 será otro año en que la renta variable no debería defraudar”, asegura. Por sectores, habla de reducir o vender el peso en sectores con un componente de subsidios gubernamentales (por ejemplo, la transición energética), que necesitarán revisar los objetivos de ventas y crecimiento, porque “muy probablemente las ayudas del gobierno se reducirán en gran medida en EE.UU. y quizás en Europa por el peso del déficit público”.
En materias primas, cree que el oro continuará su tendencia favorable por la creciente degradación del dinero físico/moneda (por el peso de deuda y el elevado gasto público), y seguirá atrayendo a los inversores, pese a las caídas iniciales. En cuanto al crudo, el precio no subirá por el reimpulso del fracking de la administración Trump, defiende. Por el lado de los riesgos, destaca «el peso de deuda y el elevado gasto público, propios de una administración expansiva como la de Trump, y la posible intensificación de la guerra comercial con China y algún país en LatAm (como México)”.
Fortaleza en renta variable y crédito
Para Pablo Rodriguez Martos, gestor senior Long Only en CaixaBank AM, la llegada de Trump al poder tendrá una serie de implicaciones para la política americana: aumento de aranceles, reducción del soporte militar para guerras regionales, ajustes de mano de obra por la menor inmigración, recortes fiscales para empresas, reducción de subsidios para la transición energética, menor regulación y mayor presión sobre la Fed para bajar los tipos, indica.
Y ello tendrá implicaciones para el mercado, con sufrimiento para algunos tramos de la renta fija y unos mercados bursátiles y de deuda corporativa más resistentes. «En la parte de tipos creemos que el tramo largo de la curva americana es la que puede sufrir más. La política fiscal que se implemente a partir de ahora (especialmente tras la holgada victoria republicana) debería ser inflacionaria, impulsando los tipos a largo plazo», explica el experto. En cuanto a divisas, también lo tiene claro, las emergentes y el euro seguirán bajo presión frente a un dólar fuerte: «El diferencial entre las expectativas de tipos entre Europa y Estados Unidos explica la fortaleza del dólar de las últimas semanas».
La parte más fuerte estará en los mercados de renta variable y de crédito, que podrían mostrarse «más resistentes» a las políticas de Trump: «La no subida del impuesto de sociedades es una buena noticia para los beneficios empresariales. Aunque podamos tener un mejor arranque de la renta variable americana, esperamos que la europea mejore en el medio plazo, dado el posicionamiento actual, la previsible debilidad del euro (bueno para los exportadores), y lo que consideramos unas valoraciones atractivas», explica Rodríguez Martos. En su opinión, las pequeñas y medianas compañías deberían verse favorecidas por los planes de aranceles globales y por la presión que recibirá la Reserva Federal para seguir bajando tipos.
A nivel sectorial, desde CaixaBank apuntan que «energía, materiales y financieras (por una menor regulación) deberían comportarse bien, mientras que los metales industriales podrían sufrir por una ralentización de la transición energética».