Grecia es la historia más presente actualmente en los mercados y por eso algunas ideas de inversión más “lejanas” pueden aportar diversificación a las carteras, lejos del ruido de la crisis en el país heleno y de un potencial contagio en la eurozona. También China está en boca de todos pero Arthur Kwong, responsable de renta variable de Asia Pacífico y gestor del fondo Parvest Equity Best Selection Asia ex-Japan –de BNP Paribas Investment Partners-, estuvo recientemente en Madrid para hablar de las virtudes de la renta variable asiática.
Un activo que vive, según el gestor, un momento dulce, y para el que pueden encontrarse, al menos, siete buenas razones para la inversión, con un horizonte de largo plazo como el de su fondo. Entre esos motivos, Kwong señala cinco domésticos y dos externos, además de una demografía muy favorable que apoyará un mayor crecimiento en consumo, ahorro y empleo que en otros lugares del mundo y una capitalización bursátil de la región muy por debajo de su influencia económica real –Asia sin Japón representa el 30,9% del PIB mundial pero solo un 13,6% de la capitalización bursátil-.
Entre los primeros motivos, habla de una agenda de reformas sin precedentes, pues son muchos los países que están inmersos en un proceso de cambio. “El fondo está posicionado para beneficiarse de esos cambios”, que le hacen hablar de una “nueva era” en la región. Pero no se trata de invertir de forma indiscriminada, pues el experto es muy consciente de que ciertos sectores o compañías se beneficiarán más que otros (“nos centramos en buscar los ganadores ante esas reformas”, dice) y además de que esos cambios tienen carácter diferente en cada país.
Entre las reformas clave, destaca India, donde el primer ministro Modi cuenta con ambiciosos planes para salvar al país de la parálisis política y para llevarle al crecimiento. “Si con el anterior gobierno el crecimiento era del 6%, ahora puede lograrse un 6%-8% anual”, comenta. Además, hay dos asuntos clave que se están arreglando gracias a sus políticas: los precios de la energía y los problemas políticos. “A Modi le gustan los negocios y está llevando interesantes políticas para impulsar la exportación”, añade. En línea similar habla de Indonesia, donde JoKo Widodo, el presidente con menos de un año en el poder, ha implementado reformas sobre el precio de los combustibles que han aliviado las preocupaciones de los inversores sobre la vulnerabilidad del país ante el ciclo pendiente de subidas de tipos en EE.UU. “Es un presidente que es capaz de pedir perdón y rectificar si comete errores”, explica el experto, que añade que gracias a sus políticas hay parte del capital que se está moviendo de países como China a Indonesia.
En tercer lugar está la agenda de reformas en China, donde el presidente Xi Jinping ha implementado importantes medidas anticorrupción y anunciado medidas para guiar al país a un nuevo modelo económico. También en Corea del Sur ha habido cambios: el nuevo gobierno liderado por la presidenta Park ha llevado a cabo una nueva reforma fiscal y corporativa para fortalecer la economía y dar al traste con el sistema establecido de conglomerados. “Ahora, las políticas de las compañías son más beneficiosas para el accionista”, señala el experto.
Como otras razones para el optimismo, apunta el fuerte crecimiento de la región (sigue siendo una de las que más crece del mundo) y en tercer lugar, el hecho de que las compañías sean ricas en liquidez. “Las empresas han aprendido de ciclos anteriores. Ahora, los niveles de liquidez son muy altos –cerca de 1 billón de dólares y de en torno a un 20% de la capitalización en los últimos 5 años-, de forma que en situaciones difíciles puedan recomprar acciones. También pueden llevar a cabo políticas de fusiones y adquisiciones, debido a los bajos costes de financiación, lo que favorece estrategias centradas en el bottom-up”, señala el experto. En su opinión, los accionistas sacarán partido a sus políticas de crecientes dividendos, recompras de acciones y movimientos corporativos.
Una cuarta razón para invertir en Asia: la tendencia de políticas monetarias más acomodaticias y futuros recortes de tipos debido a la presión global desinflacionista: desde el cuarto trimestre del año pasado, nueve países se han movido en este sentido (Nueva Zelanda, India, Australia, China, Japón, Corea del Sur, Indonesia, Tailandia y Singapur) y los tres restantes (Filipinas, Malasia y Taiwán) están viendo caídas en la inflación y podrían hacer movimientos similares.
En quinto lugar, las valoraciones siguen siendo atractivas, de en torno a 13 veces beneficios, cerca de su media histórica de cinco años y bajas frente otros mercados como el estadounidense o el europeo. Con todo, Kwong explica que las valoraciones no son la única clave de su proceso, que se centra principalmente en encontrar buenas historias que puedan funcionar a largo plazo y que encuentra con un equipo basado en Hong Kong pero que se apoya en otros equipos de BNP Paribas IP en toda la región asiática. Así, solo invierte en compañías buenas -sobreponderando las que tienen atractivas valoraciones y con posiciones neutrales o infraponderadas en aquellas con precios menos atractivos- y sin exposición a negocios débiles, aunque estén baratos.
“Nos gustan las buenas compañías, la calidad”, explicaba en su presentación; compañías que tiene de media en cartera unos cinco años y que solo vende cuando se vuelven demasiado caras, cuando encuentra mejores oportunidades de inversión o cuando las características de oferta y demanda cambian de forma significativa para su sector.
Seis factores que determinan la inversión
Su proceso se basa en la idea de que las firmas con fuertes fundamentales de oferta y demanda ofrecen mejor crecimiento en el futuro y considera que se puede obtener alpha con una visión de largo plazo y fundamental que se basa en lo que llama tendencias estructurales de desarrollo de mercado (SMD). En su análisis de esas tendencias, habla de dos tipos de factores: tres de demanda (una demografía favorable, una demanda resistente y una baja pentración) y tres de oferta (estructura de oligopolio, diferente en cada mercado y con distintas barreras de entrada, dice –por ejemplo, la tecnología es clave en China mientras en India importa más tener capital-, la posibilidad de que haya sustitutivos o las ventajas exportadoras). El equipo de gestión analiza si en cada nombre se dan esos factores y sobrepondera aquellos que cuentan con un mayor número de los mismos en los diferentes mercados.
Ese proceso le lleva a tener mayores posiciones en países como China y Hong Kong, India, Taiwán o Corea del Sur, y en sectores como el financiero, la tecnología o el consumo discrecional actualmente.
Dos motivos externos que favorecerán al activo
Además de las razones internas para apoyar a la renta variable asiática, el experto señala dos factores externos: en primer lugar, el bajo precio de las materias primas, que beneficiará en primer lugar a los gobiernos pero que también se traslada a los ciudadanos, de forma equivalente a una subida salarial, que se notará de forma gradual en el consumo y el gasto. “Quizá para los traders las oportunidades derivadas del bajo precio del petróleo se han terminado ya pero para nosotros, inversores en el largo plazo, acaban de empezar”, dice. Como ejemplo, en Indonesia los menores gastos del Gobierno en energía permitirán una mayor inversión en infraestructuras, que impulsará el crecimiento económico.
El segundo factor externo a favor son las políticas monetarias del BCE y el Banco de Japón, que mantendrán la liquidez en el sistema a pesar del ciclo contrario que se dispone a empezar la Fed.