De cara al año próximo, Banca March apuesta por moverse en los dos extremos de la curva de riesgo y es positivo tanto con las acciones como con el efectivo en su asignación de activos. Las primeras seguirán apoyadas por unas valoraciones razonables, el crecimiento de los beneficios, las altas rentabilidades por dividendo (sobre todo en algunos mercados como Europa) y los flujos, en un entorno en el que los inversores buscarán rentabilidad. El efectivo, porque es una buena estrategia para cubrirse ante potenciales momentos de volatilidad (que pueden proceder de riesgos como las tensiones geopolíticas de Ucrania y Oriente Medio, una normalización monetaria en EE.UU. más agresiva de lo esperado o un estancamiento económico en la eurozona, aunque a estos dos últimos escenarios la entidad otorga una probabilidad media) y también porque, en términos reales, su rentabilidad seguirá siendo positiva en un entorno en el que preservar capital será clave.
“La rentabilidad de las letras del Tesoro, el Euríbor y los depósitos bancarios sigue siendo exigua, y los pagarés de empresas ofrecen rentabilidades del 1,5% a doce meses. No obstante, la inflación en España permanecerá en niveles muy bajos, por lo que la rentabilidad real del efectivo seguirá siendo positiva”, comenta Miguel Ángel García, director de Estrategia de Mercados de Banca March en su presentación de perspectivas con periodistas hoy en Madrid, que añade que los fondos de retorno absoluto –más líquidos y transparentes- también son una alternativa al efectivo. En este sentido, la entidad sigue creyendo que Fonmarch, fondo de renta fija a corto plazo, puede ser una buena apuesta para 2015, al igual que fue en 2014.
Pero entre los cinco fondos que creen que pueden hacerlo bien este año –y al margen de este último- la apuesta fuerte es la renta variable, donde la entidad tiene una visión positiva tanto en Europa como en EE.UU. y los mercados emergentes, y solo neutral en Japón. ¿Las razones? Las bolsas seguirán apoyadas por unas valoraciones “razonables” en términos de PER y unos beneficios crecientes, previsiblemente mayores en Europa y Japón gracias a las políticas monetarias expansivas y las menores presiones fiscales, si bien en EE.UU. el dinamismo de la economía también los impulsará y en emergentes jugará a favor un contexto macro más estable. “Estará bien si las bolsas suben en línea con los beneficios, para que no se encarezcan”, comenta García. Si eso ocurre, las subidas podrían acercarse al 10% en EE.UU. y superar ese porcentaje tanto en Europa como en Japón y el mundo emergente, si bien hay que tener en cuenta que las perspectivas de beneficios podrían corregirse a la baja.
Para jugar este entorno, March Gestión, la gestora del grupo, apuesta por un fondo mixto y tres fondos de bolsa en su grupo de cinco recomendados. Frente a 2014, ha sustituido en la lista a la sicav Torrenova, producto mixto con en torno a un 20% de la cartera actualmente en renta variable, por Bellver RV, que también tiene una política conservadora en acciones pero cuenta con una mayor exposición (del 50%), ya que considera que puede ofrecer una mayor rentabilidad de cara al año próximo. También ha sustituido sus fondos de renta variable española y portuguesa (March Valores) y de perfil global (March Global) por March Europa Bolsa, dada su apuesta por el potencial que ofrece Europa. “España fue una apuesta este año, debido en parte a la potente entrada de capital de inversores internacionales de Latinoamérica, Oriente Medio… pero para 2015 vemos más valor en el fondo europeo: la bolsa del continente puede hacerlo mejor, aunque seguimos positivos con la española, donde no descartamos sorpresas positivas pese al ruido electoral”, explica Carlos Andrés, responsable de Inversiones de March Gestión.
Entre sus fondos para 2015 también figuran March Vini Catena, que invierte en la cadena de valor del vino, y March International Family Business, que repite en la lista debido a la “buena acogida que tienen las compañías familiares entre los inversores internacionales de países como Alemania y Suiza”.
Aparte de estos fondos, Andrés cree que también podrían verse sorpresas positivas en bolsa emergente y que podría ser un buen año, pues habrá un mayor dinamismo en sus economías (con ritmos de crecimiento cercanos al 5%), lideradas por Asia (beneficiada de la caída del petróleo) y teniendo en cuenta que Latinoamérica seguirá presentando crecimientos modestos (del 2,2%, ante su condición de exportador de materias primas y el menor dinamismo de Brasil), y que Europa central y del Este seguirán bajo la presión de la crisis ucraniana y rusa.
Visión negativa en bonos… pero algunas oportunidades
En renta fija, en la gestora son negativos debido a que sus rentabilidades no cubren en muchos casos frente a la inflación, sobre todo los bonos de gobiernos triple A o AA+ o la deuda corporativa con grado de inversión. “No vendemos bonos pero tampoco aumentaremos posiciones”, dice Andrés. Sin embargo, son más neutrales en deuda periférica (donde realizan una mayor gestión y han apostado últimamente más por Italia y Portugal que por España, ya que la deuda cuenta con el apoyo del BCE aunque habrá más volatilidad), crédito high yield, bonos convertibles y deuda emergente.
Con respecto a las materias primas, son más positivos y prevén una ligera recuperación en sus precios si continúa el crecimiento.
Ése es al menos su escenario central: un escenario en el que el crecimiento mundial se fortalecerá impulsado por una política monetaria expansiva y menores costes energéticos; en el que EE.UU. liderará la mejora en las economías desarrolladas mientras la eurozona verá un crecimiento modesto (con España creciendo al 1,8% y posiblemente más del 2% si el crudo sigue bajando aunque con el riesgo de tener un Congreso más fragmentado tras las elecciones) y los emergentes pisarán el acelerador (en China el crecimiento será menor pero también se reducirán los desequilibrios). Un escenario en el que la inflación seguirá sin aparecer (ante ese crecimiento moderado y la caída de los costes energéticos); y un entorno favorable para las empresas. Sin embargo, la incertidumbre monetaria aumentará: caen los estímulos de la Fed, que podría subir tipos a partir de la segunda mitad del año aunque no reducirá la base monetaria, mientras el BCE y el Banco de Japón seguirán centrados en evitar la deflación, y el primero podría comprar finalmente deuda soberana, según Andrés. De ahí que el dólar pueda subir frente al euro hasta niveles de 1,2 o incluso 1,15.