Los desafíos a los que se enfrenta el sector manufacturero de la India ilustran a la perfección las complejidades de la implantación real –frente a la teórica- de los sistemas políticos y económicos. Las barreras a la propiedad, la rígida legislación laboral, las complejas leyes de adquisición de terrenos y las débiles infraestructuras han conspirado para impedir el crecimiento de la actividad en las fábricas. Pero cada vez que se han levantado estas barreras, explica Sharat Shroff, portfolio manager de Matthews Asia, la respuesta de la comunidad empresarial ha sido alentadora. La industria del automóvil, liberalizada en 1991, fue uno de los primeros sectores de fabricación en abrirse a la participación del sector privado. Desde entonces, la producción se ha multiplicado por 15 y, cada vez más, la India se considera un destino para fabricar y exportar piezas de automóviles y vehículos.
El recién elegido primer ministro, Narendra Modi, ha convertido las fábricas en un elemento clave de su agenda. En concreto, su administración planea erigir un sector industrial competitivo a nivel mundial que pueda aumentar de forma constante su cuota en el mercado de las exportaciones. Para respaldar esto, las autoridades han reducido progresivamente las barreras a las firmas extranjeras en el sector de las manufacturas. Sin ir más lejos, recientemente los sectores de defensa y de ferrocarriles han incrementado el nivel de participación permitido a los extranjeros al 49% y 100% respectivamente, afirma Shroff en su análisis.
Las leyes laborales en India son más molestas porque están legisladas simultáneamente tanto por el gobierno central como por los regionales. El estado noroccidental de Rajastán ha tomado la delantera en la desregulación laboral reduciendo las restricciones gubernamentales a contratación y el despido de trabajadores. Otras medidas propuestas tienen como objetivo proporcionar una mayor flexibilidad en las fábricas en funcionamiento, y en el cumplimiento de la legislación laboral vigente. Si los esfuerzos en Rajastán conducen a una mayor creación de empleo, será difícil que otras regiones no sigan su ejemplo.
La creación de empleo es sin duda el objetivo del Modi y está claro que el tipo de cambios que propone la región de Rajastán desafiarán algunos intereses creados. Además, las elecciones de 2014 dieron al gobierno un mandato amplio de crecimiento y gobernabilidad sobre los derechos de asistencia social, apunta el experto de Matthews Asia.