Los mercados europeos de renta variable han cerrado el peor trimestre por rentabilidad desde 2011 pero en Magallanes Value Investors están aprovechando la situación para hacer compras. “En algunos sectores el mercado nos está dando la oportunidad de adquirir buenas empresas muy por debajo de su valor intrínseco”, dice Iván Martín Aránguez, CFA y director de Inversiones de la firma, en su carta trimestral a los inversores.
En la gestora han aprovechado la liquidez que tenían en cartera –“la liquidez media de nuestros fondos ha estado en niveles elevados durante buena parte del año, como consecuencia costosa de la falta de oportunidades”- para hacer compras. Hasta el punto de que, con las caídas del último mes y medio, ha incrementado el nivel de inversión de sus fondos, tanto ibérico como europeo, hasta el 85%, el máximo de inversión desde su lanzamiento. La cifra representa un alza media de más de siete puntos porcentuales frente a cierre de junio, cuando el fondo ibérico estaba invertido en un 80% y el europeo, en un 77%.
“Nunca dejará de fascinarme el comportamiento bipolar de la bolsa. Estoy convencido que la clave para conseguir buenas rentabilidades a largo plazo reside precisamente en aprovechar los cambios de ánimo del mercado. En estos momentos, de pesimismo, es cuando suelen surgir las mejores oportunidades de inversión. Por eso estamos tranquilos e ilusionados”, añade.
Su actividad en estos meses se ha centrado en la compra de valores que no tenían previamente en cartera, siendo especialmente activos en el sector eléctrico alemán y austríaco, así como en algunos valores de compañías mineras, empresas todas ellas que se encuentran cotizando en mínimos históricos, sectores denostados, muy penalizados por el mercado.
En las carteras europeas destaca la compra de Verbund AG, empresa eléctrica austríaca única en Europa debido a sus extraordinarios activos hidroeléctricos; o la alemana E.ON, conglomerado energético con más de siete unidades de negocio tales como la generación eléctrica, exploración petrolífera y compra-venta de materias primas. También Antofagasta, empresa productora de cobre basada en Chile. “Antofagasta acumula una caída próxima al 70% durante los últimos cuatro años, mientas en ese mismo período el precio del cobre ha caído cerca del 50%. A simple vista, la caída parece desproporcionada”.
La actividad en la cartera ibérica ha sido menor. Cabría destacar el incremento de exposición en Corticeira Amorim, líder mundial de fabricación de corcho, empresa portuguesa, pero con solamente el 4% de sus ventas del país. Y Martín rechaza los bancos españoles: “El sentido común indica que un entorno de tipos de interés bajo no es lo más propicio para un sector que vive de la diferencia entre el tipo que cobra a sus clientes y el tipo que paga por los depósitos. Piense por unos instantes cuál sería el beneficio de una empresa que vendiera sus productos a cero euros; la respuesta es inmediata. Pero no sólo el precio al que venden su producto es bajo, casi cero, también es mínima la cantidad del producto que venden, que obviamente en el caso de los bancos viene representado por el crédito. Una economía que está en pleno proceso de reducción de su deuda es difícil que registre incrementos significativos en crédito”, dice.
La cartera ibérica tiene un claro sesgo hacia el sector consumo e industrial, donde cabe destacar nombres como Barón de Ley, Semapa SGPS SA, Iberpapel Gestión, Inmobiliaria Colonial SA y Sonae SGPS SA. La exposición a Portugal es del 22,2%. La cartera europea tiene un sesgo hacia el sector industrial manufacturero, distribución y consumo estable; sectores representados, por ejemplo, a través de valores como Orkla ASA, C&C Group Plc, Buzzi Unicem SPA, Thermador Holding SA y EMMI AG. Fruto de los valores en cartera el resultado es una mayor exposición a Francia, Alemania y Suiza frente a otras regiones.
Sin Glencore ni Volkswagen
Martín recuerda la importancia de invertir buscando en una empresa su buena salud financiera y calidad ética del equipo directivo, características que han evitado que estuvieran invertidos en firmas como Glencore y Volkswagen: “Magallanes no ha invertido ni tiene posiciones en ninguna de estas dos empresas”.
“Solemos decir con frecuencia que una empresa sin deuda no puede quebrar, al menos no desde el punto de vista financiero, es imposible. Por tanto ante dos empresas de un mismo sector, habrá de valer más aquella que tiene menos deuda. Glencore es el mayor operador mundial dematerias primas, con actividades que van desde la compra venta de minerales y metales hasta el comercio de productos agrícolas. Salió a cotizar el 19 de mayo de 2011: en 4 años “desaparecen” 63.600 millones de libras (aproximadamente el tamaño de Eslovaquia) y su deuda se multiplica por dos hasta más de 30.000 millones”.
En cuanto a la integridad profesional de los equipos directivos, cabe destacar el caso de Volkswagen, con una pérdida de valor de algo más de 28.000 millones de euros en apenas una semana, debido al fraude en las emisiones de gases de parte de sus vehículos. “Warren Buffett dijo en una ocasión que había tres atributos básicos a la hora de contratar a una persona: integridad, inteligencia y capacidad de trabajo. A la luz de lo ocurrido parece que los ex directivos de Volkswagen eran inteligentes, trabajadores pero poco honestos. Lección: a la hora de invertir en una empresa no sólo se fije en los datos recogidos en las memorias anuales, si bien el fraude y el engaño no son siempre identificables o predecibles”.
Preservar capital e invertir en bolsa
Así, pese al mal comportamiento de los mercados en los últimos meses, desde Magallanes recuerdan que la preservación de capital a largo plazo no es incompatible con la inversión en bolsa. “Invertir en acciones y preservar capital pueden parecer planteamientos contraintuitivos, especialmente en mercados convulsos como el actual. Preservar capital, dentro de la inversión en acciones, consiste en perder lo menos posible cuando las condiciones son adversas. Cuando las aguas se calman y aparece el viento de cola, nuestro barco podrá navegar más lejos si hemos sido capaces de salvar las velas. Gran parte del éxito de la inversión en bolsa consiste en minimizar el número de errores, no tanto en acertar cuál será el próximo movimiento alcista”, recuerda Martín.
“Es interesante observar cómo las fuertes caídas recientes han puesto a la comunidad inversora en una situación incómoda. Cuando el mercado sube, el buen humor reina, la alegría se contagia y las acciones de casi todas las compañías suben en mayor o menor medida. La tolerancia, la permisividad y el optimismo dominan la actitud compradora del inversor. Por el contrario, cuando el mercado baja, es el miedo quien toma las riendas. La intolerancia a la pérdida se maximiza, la desconfianza aumenta y el pesimismo irracional transforma al mismo inversor que meses antes compraba acciones. Así funciona el mercado: un continuo vaivén entre el miedo y la codicia. Lo que está ocurriendo en los últimos meses se parece mucho a esta situación”, explica el experto.
Porque los temas de actualidad macro son pasajeros y volátiles: “Lo que hoy es importantísimo, el mes que viene parece normal, y el trimestre siguiente, simplemente se olvida. Es por eso que en Magallanes no empleamos más tiempo del estrictamente necesario en analizar la actualidad económica y social del mundo de hoy, ni muchos menos basamos nuestras decisiones de inversión en dicha coyuntura. Es suficiente con entender qué está pasando y no olvidarse de lo que ocurrió en el pasado”, añade.
“Las caídas recientes de mercado, lejos de causar desánimo, han reforzado más aún si cabe nuestro grado de compromiso, animándonos a seguir descubriendo buenas ideas de inversión para el largo plazo. El camino de un inversor en valor como nosotros es solitario, dispuestos a comprar en momentos de pánico y esperar pacientemente cuando el precio de los activos es elevado. Creo que sólo tomando decisiones extraordinarias se consiguen resultados extraordinarios”, apostilla Martín.