La expansión cuantitativa o quantitative easing es una medida económica pública que consiste en generar moneda y ponerla en circulación. Esta medida es utilizada por los bancos centrales para aumentar la oferta del dinero, aumentando el exceso de reservas del sistema bancario a través de la compra de bonos gobierno para estabilizar o aumentar sus precios y con ellos reducir las tasas de interés a largo plazo.
El BCE ha decidido prolongar el QE durante un tiempo para mantener un control sobre los rendimientos y dar tiempo para que la dinámica del crédito se acelere. “Se ha infundido liquidez, y los bancos tienen una gran capacidad de préstamo disponible con 1.800 millones de euros de exceso de reservas –depósitos en el BCE más allá de las reservas obligatorias–. Además, el incentivo para prestar es fuerte: el cargo de 40 puntos básicos en esta línea de efectivo cuesta 7.200 millones de euros al año al sistema bancario”, explican desde Lyxor ETF.
En opinión de la gestora, los avances han comenzado a observarse en el frente de la captación de crédito: “El crecimiento de los préstamos de las sociedades no financieras se ha situado recientemente en el 4,3% interanual, mientras que el de los préstamos a los hogares se ha incrementado en un 3,1%. Puede facilitarse el acceso a los préstamos bancarios, pero la liquidez tarda en llegar a la economía real”.
Según las estimaciones, a finales de diciembre, el BCE tendrá el 33% de los bonos alemanes disponibles en el mercado. “Sin modificar la regla de tenencia máxima o la clave de capital (asignación por país), no se permiten más compras de bonos soberanos. En ese momento el balance del BCE tendrá un peso de 4.700 millones de euros, incluidos 2.700 millones de euros en bonos soberanos de la Unión Económica y Monetaria (UEM). Estas posiciones de renta fija representan el 24% del PIB de la UEM y el 26% del mercado de bonos soberanos de la UEM. El BCE no tiene intención de reducir el stock de bonos en cartera, un evento que implica sostener los precios corrientes de los bonos soberanos y poner un tope a los rendimientos”, apunta la gestora.
Otra ronda de QE parece complicada de negociar ya que la regla de retención máxima es vinculante y complicaría el programa oficial de reflación. En opinión de Lyxor ETF, “también existe otra opción de extensión que consiste en migrar las posiciones hacia bonos de vencimiento más largo, que está en marcha, puesto que los ingresos de los bonos vencidos se reinvierten en el mercado en papeles con vencimiento a largo plazo”.
Para los expertos de la gestora, el objetivo de provisión de liquidez a largo plazo del BCE hace probable que en los próximos meses se ponga en marcha un nuevo programa TLTRO (Targeted Longer-Term Refinancing Operations). “Son operaciones de refinanciación mediante préstamos condicionados a largo plazo a un tipo de interés muy reducido, concretamente un 0,25%. Según el BCE, el principal objetivo del TLTRO es reparar el mecanismo de transmisión monetaria para respaldar los préstamos a la economía real”, explican.
En este sentido, sostienen, las nuevas operaciones de financiación a mayor plazo («TLTRO») podrían presentarse como un gesto acomodaticio, pero parece difícil evitar una ampliación de estas líneas de liquidez (con condiciones más estrictas que podrían alinearse automáticamente con el perfil de los tipos de interés oficiales del BCE).
“Además, hoy en día, los mercados están fijando precios en una senda política perfectamente benigna (sólo 10 puntos básicos de aumento de los tipos de interés dentro de los 12 meses). Por el contrario, los riesgos parecen estar sesgados al alza en los rendimientos de los bonos alemanes a 10 años, ya que la inflación está subiendo junto con los perfiles salariales en la UEM y se está produciendo una moderada pero continua recuperación económica”, matizan.