El efecto del colapso de Silicon Valley Bank y otras entidades regionales en los cimientos del sector financiero estadounidense era una incógnita que los test de estrés de la Reserva Federal se ha encargado de aclarar. Al menos, de momento, aunque los riesgos parece que aún no han desaparecido del todo.
Los bancos del país han demostrado que disponen de capital de sobra para capear cualquier nueva turbulencia: el impacto del escenario de estrés más severo se tradujo en pérdidas de 540.000 millones de dólares para las entidades que participaron en la prueba y, como resultado, las ratios common equity tier 1 (CET1) descendieron del 12,4% en el cuarto trimestre de 2022 al 10,1% de media.
Estos resultados de las pruebas de esfuerzo han tranquilizado, en cierta medida, a algunos gestores. James McCann, economista jefe de abrdn, considera que a tenor de los datos conocidos, “el sector bancario estadounidense se ha estabilizado, lo que ha ayudado a evitar una crisis crediticia en toda regla”. Por su parte, Christian Hantel, gestor de Vontobel, manifiesta que los resultados de los test de estrés de la banca estadounidense “son alentadores para los inversores”.
Pero, estas buenas cifras vienen acompañadas de otras que ofrecen dudas. Hantel cita que, aunque los resultados generales de los test de estrés son tranquilizadores, “no hay que olvidar que los resultados variaron bastante entre entidades”, ya que las grandes pérdidas no realizadas en las carteras de valores, que fueron una gran preocupación en la primavera de este año, se revalorizaron durante la prueba, puesto que se preveía que los tipos de interés bajarían en estos test de resistencia.
Hasel concluye que algunos de los riesgos entre los bancos regionales parecen de naturaleza más estructural y, por tanto, “es probable que se mantengan”. Entre ellos se incluye su sensibilidad a los pasivos, “especialmente con la actual competencia por los depósitos”; el riesgo de concentración en relación con la combinación de negocios y clientes y el potencial de deterioro de la calidad de los activos, en caso de que una recesión se acentúe y el mercado inmobiliario comercial se vea presionado. “Los bancos regionales que participaron en la prueba también superaron la norma mínima, pero con niveles de estrés más bajos, en torno al 6,5% y el 8% de ratio CET1”, sentencia el experto.
McCann, por su parte, admite que hasta el momento, “el apoyo político ha frenado las salidas de depósitos, pero éstas continuarán a medida que se agoten los ahorros de los hogares y los fondos del mercado monetario ofrezcan mayores rendimientos”.
En su opinión, “los bancos sólo tienen margen para lograr un crecimiento modesto de los préstamos a partir de ahora, especialmente en un contexto de aumento de los requisitos de capital”, mientras que esa capacidad de préstamo “parece aún más débil para los bancos regionales de pequeñas dimensiones, importantes para las pequeñas empresas