Luca Fasan, gestor del fondo Sycomore Sustainable Tech -parte del ecosistema de Generali Investments-, cree que hay muchas oportunidades dentro de la tecnología, también fuera de las Siete Magníficas y, además, con vocación de tener impacto en el medio ambiente y la sociedad. Su cartera, de alta convicción, se centra en conocer muy bien los valores en los que invierte para reducir riesgos. Como no podía ser de otra forma, usa la inteligencia artificial en su día a día para mejorar la eficiencia. Eso sí, la gestión de la cartera del fondo queda fuera de las tareas de la IA.
¿Qué balance puede hacer del sector tecnológico en 2023?
Habría dos temas relevantes a resaltar. El primero es que 2023 fue un año de desaceleración del gasto en inversión tecnológica, después del fuerte crecimiento derivado de la pandemia. Por lo que 2024 será un año mejor en términos de gasto en tecnología. Y el segundo, que estamos en un ejercicio en el que hay que probar que la inteligencia artificial puede funcionar. En realidad, es el evento más importante dentro del espacio tecnológico. Tenemos ChatGPT, el desarrollo de la IA, los excelentes resultados de Nvidia, múltiples compañías que están desarrollando servicios basados en la inteligencia artificial… Por lo tanto, podríamos decir que hay una normalización del gasto después de la pandemia y el nacimiento de lo que puede ser una revolución en el sector tecnológico.
¿Cuáles son sus previsiones para el sector de cara a 2024?
Los próximos meses esperamos que el gasto en inversión en tecnologías de la información mejore con respecto a 2023 y que, probablemente, la segunda parte del año sea mejor que la primera y, finalmente, que la inversión en inteligencia artificial, sobre todo en lo que llamamos ‘deep technology’ -es decir,la infraestructura tecnológica- seguirá viviendo un despegue.
¿Cómo selecciona los valores tecnológicos desde un punto de vista de la ESG?
Sabemos que hay muchas oportunidades dentro del amplio universo tecnológico, hay muchas temáticas de inversión de largo plazo. La tecnología, per se, no es ni buena ni mala. El asunto está en cómo se utilice y ahí es dónde puede haber consecuencias negativas para la sociedad o para el medio ambiente, por ejemplo. Entonces, lo que hacemos es crear un marco en el que podamos ver si existen repercusiones negativas en los valores analizados. Este marco se basa en analizar si el servicio tecnológico que ofrece una compañía interactúa de forma positiva con la sociedad, con los inversores, con los trabajadores que desarrollan la tecnología en cuestión, con el ecosistema económico en el que se mueve -como la cadena de suministros, los clientes, etcétera-.
Teniendo esto en cuenta, sólo invertimos en compañías que cumplen con tres requisitos, que son buenas en tecnología -”good in tech”-; tecnología para el bien -”tech for good”- y compañías facilitadoras -”enablers”-.
La dimensión ‘good in tech’ se refiere a que la utilización de los productos y los servicios tecnológicos de una compañía están diseñados para tener un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente. Por ejemplo, si invierto en un centro de datos que utiliza, primordialmente, energía renovable, estaremos ante una compañía que tiene un impacto directo positivo en el medio ambiente. O, si invertimos en una compañía que desarrolla aplicaciones gratuitas para aprender idiomas, entonces estamos ante un impacto directo en la sociedad.
La dimensión ‘tech for good’ hace referencia a la utilización del producto, que tenga impacto positivo. Un ejemplo son los servicios de seguridad en el área de la protección de datos. Y la tercera dimensión hace referencia a las empresas que aclaran el camino para que se consigan los dos pasos anteriores. Por lo tanto, sólo podemos invertir en compañías que cumplan con dos de las tres métricas anteriores. Y hacemos esto porque es importante participar en el potencial de todas estas temáticas de crecimiento, pero al mismo tiempo, maximizar la posibilidad de crear impacto positivo directo en la sociedad y el medio ambiente.
¿Cuántos valores tienen en cartera?
Un total de 39. Es una cartera de alta convicción. Solemos tener entre 25 y 40 acciones.
¿Cómo reducen el riesgo de la cartera?
Hay tres formas a través de las cuales reducimos el riesgo de la cartera. Una, con un análisis profundo de la compañía que vamos a comprar. De tal manera, que terminamos conociendo muy bien a cada compañía en la que invertimos. Además, con una exhaustiva comprobación de la exposición a la temática que nos interesa, así como a nivel geográfico. Y por último, un análisis cuantitativo de los factores que influyen en las carteras y si encontramos alguno que no queremos tener exposición, actuamos en consecuencia. En resumen, conociendo muy bien a las compañías en las que invertimos, comprobando que estamos efectivamente expuestos a las temáticas que nos interesan y revisando que estamos expuestos al riesgo que queremos tener.
Los Siete Magníficos tecnológicos, ¿van a continuar fuertes este año en bolsa?
Nosotros no podemos invertir en muchos de los Siete Magníficos de la tecnología (Apple, Facebook, Amazon, Microsoft, Nvidia, Netflix y Google). Sólo estamos en Nvidia y Microsoft, porque el resto no encajan con nuestras exigencias de inversión. Por ejemplo, excluimos a Netflix porque existen problemas con los usuarios de menor edad, por riesgos de adicción a las pantallas en niños. Respecto a Apple, hay dudas sobre la idoneidad de su cadena de proveedores -hay rumores de violaciones de los derechos humanos en algunas de las compañías que están en China-. Por el contrario, Microsoft y Nvidia se benefician del desarrollo que tendrá la inteligencia artificial. Son las primeras en incluir en sus productos la IA.
¿Qué subsectores, dentro de la tecnología, ven atractivos?
Este año va a ser determinante para el desarrollo de la inteligencia artificial. Por eso, ponemos el foco en la ‘deep technology’, en la infraestructura. Es decir, en los semiconductores, la memoria, etcétera, que permiten acelerar los procesos tecnológicos. Y estas son las temáticas que realmente se van a beneficiar de la inteligencia artificial.
¿Cómo ve la inteligencia artificial? ¿Hay una burbuja?
No creo que haya una burbuja en la inteligencia artificial. El tema es que este campo va muy rápido. Pero es lo que suele ocurrir cuando se produce una gran revolución que impacta en nuestras vidas. Desde mi punto de vista, se asemeja mucho a cuando se lanzó el primer smartphone. Hasta entonces, pensábamos que un teléfono servía para realizar llamadas, y ahora lo usamos para cualquier cosa. Y la inteligencia artificial es algo similar. El siguiente paso será interactuar con la tecnología: hablar a la inteligencia artificial, que nos entienda y que reaccione a lo que le pedimos. Es un cambio estructural. Por lo tanto, no creemos que sea una burbuja. Pero sí pensamos que será más relevante de lo que es ahora porque el potencial es realmente como una revolución. Lo veremos en unos 20 años.
¿Usan la inteligencia artificial?
Sí, la usamos. Por el momento, estamos haciendo análisis. Filtra el contenido que necesitamos para hacer las presentaciones. Nos ayuda a ser más productivos. Eso sí, no la usamos a la hora del asset management.