No es ningún secreto que la Unión Europea no está funcionando correctamente. Los expertos de Ethenea explican en su último análisis los siete pasos que ha atravesado la crisis griega, cuyo último capítulo estuvo rubricado ayer por la dimisión del primer ministro Alexis Tsipras. Estos siete escalones forman la anatomía de la crisis del euro. Aunque la supervivencia de la moneda única no está en cuestión hoy, el carácter incompleto del proyecto de la Unión pone en riesgo todo lo logrado hasta ahora.
1. La crisis financiera mundial: Se produce un impacto brutal que desestabiliza los mercados financieros: a el estallido de la burbuja de las hipotecas subprime se suma el descubrimiento de que las cuentas de Grecia no están tan saneadas como se suponía. Esto lleva a un aumento de las primas de riesgo en los principales mercados financieros: los activos de riesgo caen y los considerados refugio seguro experimentan un rally.
2. Crisis de liquidez: La caída de los precios de los activos provoca la caída del valor colateral a un ritmo de vértigo, aumentando al mismo tiempo la demanda de activos seguros y dinero en efectivo, o liquidez, que demuestran escasear en el mercado. El sector bancario está bajo presión y los bancos centrales se ven obligados a proporcionar la liquidez necesaria. Una vez que la falta de liquidez, la insolvencia no está muy lejos.
3. La crisis de solvencia: la insolvencia del sector bancario empieza a paralizar el sistema financiero, lo que lleva a una profundización recesión como consecuencia del abrupto parón en el ciclo de crédito. En esta etapa, se ponen en marcha tres mecanismos para mantener los bancos a flote. En primer lugar, el banco central actúa como un prestamista de última instancia, es decir, que puede comprar o aceptar activos depreciados. En segundo lugar, los bancos insuficientemente capitalizados tratan desesperadamente de ampliar capital, pero los inversores privados siguen recelando. Entonces los gobiernos entran en el juego y se ven obligados a nacionalizar o recapitalizar los bancos con riesgo sistémico: demasiado grandes para quebrar. En tercer lugar, los costes de recapitalización son significativos. Los gobiernos emiten bonos para financiar estos gastos extraordinarios y su relación deuda-PIB se eleva. Para los gobiernos ya financieramente débiles, el aumento de la deuda desestabiliza aún más las cuentas.
4. Crisis fiscal o de deuda: El deterioro de los saldos fiscales y el rápido aumento de la deuda con respecto al PIB desemboca en una crisis fiscal en los países económicamente débiles.
5. Crisis política: La cuestión política más importante es ahora cómo atajar el deterioro del déficit presupuestario. En el centro del debate se sitúa la adopción de políticas keynesianas para disminuir la recesión a costa de una mayor deuda-PIB o iniciar recortes. Si no se implementa ninguna solución convincente, el electorado empieza a perder la fe.
6. La crisis social: las persistentemente altas tasas de desempleo y la deflación interna, la ausencia de liderazgo político y el deterioro de las perspectivas económicas empuja a la población a las calles. Los partidos políticos de corte extremo, tanto de la izquierda como de la derecha, comienzan a ganar poder. Se está gestando una crisis social.
7. La crisis del euro: Con una economía asfixiante, la puesta en marcha de políticas fiscales limitada y la sociedad al borde de un precipicio, sólo puede insuflarse aire nuevo recuperando la soberanía monetaria. En una unión monetaria como la que existe en la eurozona, sólo hay un camino para lograrlo: abandonar la unión y emitir su propia moneda. Esta es la etapa final, la de la crisis monetaria.
Grecia acaba de entrar en la última fase esta mismo año. Aunque parezca descabellado, un Grexit ayudaría a la economía helena a respirar. Sin embargo, esto no es la solución ya que la recuperación de la política monetaria y de la independencia cambiaria no puede sustituir las reformas estructurales. Con el tercer paquete de rescate, el riesgo de un Grexit ha aumentado. La larga lista de reformas necesarias y las medidas de austeridad no es ya un panorama aceptable para una población griega muy empobrecida (un cuarto de la fuerza laboral está desempleada).
Según el equipo de expertos de Ethenea y esta anatomía de la crisis, la zona euro está entre el quinto y el sexto paso. Un grupo de países del norte se centraron en Alemania tiene cierta simpatía con un Grexit mientras que un grupo de países del sur centrados en Francia son más inclinados a mantener a Grecia en la Unión. Pero lo cierto es que en algunos países como Francia, España, Portugal e Italia, el descontento social es ya muy patente y los partidos extremistas ganan terreno.
Capital Strategies es distribuidor de Ethenea en España y Portugal.