Invertir y aumentar el patrimonio no es un asunto trivial, sobre todo cuando los inversores se mueven entre la aversión al riesgo y la búsqueda de rentabilidades. En este contexto, hay siete buenos hábitos que pueden ayudar a acumular capital con calma y serenidad, según Allianz Global Investors.
Hábito número 1: conócete a ti mismo y cuestiónate tus aspiraciones.
Tendemos a “seguir a la manada” o a actuar impulsados por estados de ánimo que son precisamente los que llevan a los inversores a ir del miedo a la avaricia, y viceversa. También es muy común la aversión a las pérdidas: sufrir una pérdida nos produce un disgusto mayor que placer nos suscita embolsarnos ese mismo importe.
En la mayoría de los casos es mejor seguir la sabiduría de los indios dakotas, a los que se les atribuye esta máxima: “Si el caballo está muerto, desmonta”.
Por eso: “Conócete a ti mismo y cuestiona tu forma de actuar”.
Hábito número 2: la «conservación del poder adquisitivo“, y no la «seguridad“, debería regir toda decisión de inversión.
Por lo tanto, quien quiera conservar su capital no puede tener entre sus exigencias principales la ausencia de fluctuaciones de las cotizaciones, sino que su exigencia mínima a la hora de invertir debería ser, más bien, la “conservación del poder adquisitivo”.
El mayor riesgo es no querer correr ningún riesgo.
Hábito número 3: la ley fundamental de las inversiones es ir a por las primas de riesgo.
Los inversores de éxito lo saben: sin riesgo no hay primas de riesgo; esta es la verdadera ley fundamental de toda inversión. La lógica subyacente es que todo aquel que invierte asumiendo un mayor riesgo debería poder esperar que, con el tiempo, esas inversiones generen una rentabilidad mayor que otras inversiones alternativas carentes de riesgo y que, por tanto, prometen menos beneficios.
Hábito número 4: invertir antes que especular.
La mayoría de las veces el mejor método es dejar que el dinero siga trabajando. El riesgo de perderse las mejores jornadas de los mercados de capitales es muy elevado.
Hábito número 5: comprométete.
Hay varias compromiso: distribuir la inversión entre las diversas clases de activo teniendo en cuenta aspectos estratégicos a largo plazo; a este respecto, la regla general es no jugárselo todo a una carta, en otras palabras, diversificar. También, una forma de compromiso es invertir regularmente.
Hábito número 6: no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
Según cifras del Bundesbank, miles de millones de euros en activos monetarios están parados en libretas de ahorro y depósitos bancarios. Y, sin embargo, el horizonte de inversión, unido al efecto de la capitalización de los intereses, es uno de los factores más decisivos para el éxito de toda inversión.
Hábito número 7: apostar por la gestión activa.
Quien se decide por la gestión activa no solo apuesta por que los profesionales que gestionan el fondo generen una rentabilidad adicional. Además, corre menos peligro de que en su cartera permanezcan “caballos muertos”, es decir, títulos que en un momento dado fueron los favoritos de la bolsa. Y es que la gestión pasiva no hace sino representar el ayer, apostillan en Allianz Global Investors.