La semana arrancó con los resultados electorales de Suecia sobre la mesa que, de nuevo, muestran cómo los partidos extremistas y populistas ganan peso en algunos países europeos. Francia, Italia, Alemania y ahora Suecia han visto transformar el malestar de sus ciudadanos en apoyo a partidos que ahora juegan un papel importante en la formación de gobierno, pero cuyas posiciones política se traducen en tensiones y riesgos para Europa.
La principal conclusión de las comicios ha sido el ascenso del partido ultraderechista Demócratas de Suecia (SD), que ahora se sitúa como árbitro entre los dos partidos mayoritarios: el bloque gubernamental de izquierda y el bloque opositor de la alianza de centroderecha. La formación de gobierno y los pactos que puedan darse para ello abren un horizonte de incertidumbre que ya se ha visto este año en otros países, como por ejemplo en Alemania o Italia.
Pese a que el resultado aún puede cambiar, ya que faltan por contabilizar los votos del exterior –por lo que habrá que esperar hasta el 14 de septiembre para tener un resultado más exacto–, “en el mediano plazo, la preocupación es que otro gobierno débil significa otros cuatro años sin reformas económicas significativas, y si Suecia sufre una recesión económica o una turbulencia financiera, un gobierno minoritario podría ser incapaz de tomar medidas decisivas”, advierten desde ING.
Según explican los analistas de ING, a corto plazo, un estancamiento política tendría un impacto limitado en la economía sueca. “Con un marco institucional estable, Suecia probablemente pueda operar en piloto automático por algún tiempo. No hay una necesidad obvia de cambiar el presupuesto para el próximo año, ni el gobierno enfrenta decisiones económicas genuinamente urgentes”, apuntan. Esto y la larga tradición de que los principales partidos actúen juntos, hace que las previsiones sean optimistas.
“Como se esperaba, ningún bloque obtuvo la mayoría y un tedioso proceso de construcción del gobierno se avecina. Lo más probable es que los socialdemócratas intenten formar un gobierno, pero si esto falla, la antorcha pasaría a la alianza central. En general, el resultado no cambia fundamentalmente la situación. Los gobiernos de las minorías no son nada nuevo en Suecia. De hecho, hace cuatro años, el gabinete de Löfven solo encontró aceptación bajo la presión de las reelecciones ya anunciadas. Lo que podría seguir pesando sobre la corona sueca es la incertidumbre hasta que las cosas se resuelvan, pero el hecho de que el resultado de los demócratas suecos fue limitado ofreció cierto alivio”, explica David A. Meier, economista de Julius Baer.
Impacto en la divisa
En este sentido, la corona sueca ha perdido más de un 8% frente al euro este año, una devaluación que según DWS es excesiva. “La corona, que se devaluó alrededor de un 10% frente al euro entre 2014 y 2017, perdió solo este año un 8% adicional. Sin embargo, cuando empiecen el otoño, la corona puede empezar a recuperarse. La debilidad de la moneda refleja, en parte, cifras de inflación menores a las esperadas. Esto llevó a los mercados a revisar sus expectativas sobre una subida de tipos de interés en 2018, añadiendo presión sobre la corona”, explica desde DWS.
En su opinión, las recientes fluctuaciones de la moneda son un incremento de la prima de riesgo política. “Tras las elecciones, el caldeado ambiente político debería calmarse nuevamente. Además, observamos que la meta de inflación del banco central (índice armonizado de precios al consumidor) del 2% ya se alcanzó en mayo, y la superó en los dos meses siguientes para los que se dispone actualmente de datos. Suponiendo que la inflación no se reduzca de nuevo, ese factor ya no se interpone en el camino de una subida de los tipos de interés”, añaden. Una vez que el riesgo político comience a desvanecerse, la recuperación podría ser rápida. Según Andreas Burhoi, experto en divisas de DWS, la corona sueca podría entonces volver a cotizar a 9,50 por euro.
Otro de los factores que golpean a la corona sueca es la política monetaria laxa del Banco Central sueco (Riksbank), que mantiene tasas de interés negativa. Esta última semana, el mercado estaba preocupado porque el Riskbank perderá la oportunidad de subir los tipos en su reunión del pasado 6 de septiembre. Sin embargo, la institución financiera ya ha anunciado que “entre diciembre y febrero” subirá el precio del dinero.
“El riesgo de que Ingves, Jochnick y Jansson (los miembros más dovish del banco central) retrasen la primera subida de tipos hasta el primer trimestre de 2019 es alto. Las presiones del consejo contra este trío están aumentando en los últimos meses. Dos miembros quieren, de hecho, subir ahora o señalar a la posibilidad de una subida en octubre”, señala Sven Schubert, especialista en divisas y economista para mercados emergentes de Vontobel AM.
Según Schubert, “a pesar de que la decepción por la variación en la primera subida fue uno de los factores principales de la debilidad de la corona sueca, otros factores también están sumándose a esta tendencia. Por ejemplo, el aumento de los riesgos políticos en Italia, así como que los demócratas suecos jueguen un papel más importante en las próximas elecciones de Suecia”.
Sin embargo su visión es optimista dado que la corona sueca es una de las divisas más infravaloradas y las condiciones económicas más sólidas: la economía sigue creciendo a una tasa sólida del 2,5%-3%, mientras que el mercado laboral continúa ajustándose, las presiones salariales suben ligeramente. “Un rebote decente de la corona sueca en el tiempo sigue siendo el escenario más probable, mientras que la inflación subyacente sueca probablemente determinará cuándo la divisa comenzará a recuperarse”, concluye Schubert.
Desde Monex Europe también se muestran positivos y estiman que la corona sueca volverá a fortalecerse a lo largo de los próximos seis meses. “La depreciación de 10% de la divisa sueca desde el otoño del año pasado y la economía en auge tienen un potencial sólido para impulsar la inflación aún más, forzando al banco Riks a entrar en acción. Además, muchas economías europeas como Alemania, Bélgica o Noruega han tenido también periodos sin un gobierno claro y no ha influencia negativamente en sus economías ni en sus previsiones de futuro”, afirman desde Monex Europe.