Hace tres años, una moneda digital poco conocida llamada bitcoin vio cómo su precio se disparaba y pasaba de 15 dólares a comienzos de año hasta algo menos de 1.000 a finales. Se ganaron auténticas fortunas entre algunos de los felices anarcocapitalistas más devotos que lo vieron como una forma de revolucionar la economía y acabar con el dinero controlado por los gobiernos, fortunas que, en muchos casos, se perdieron a causa del posterior hundimiento de los precios, que cayeron hasta 220 dólares a comienzos de 2015.
En su último análisis de mercado, Fidelity explica como la volatilidad del bitcoin sigue siendo un impedimento para su adopción general como dinero. Sin embargo, en los últimos tiempos, el interés por la “cadena de bloques”, el registro cifrado y distribuido en el que se basa el bitcoin, ha ido más allá de esta criptomoneda y se espera que pueda conseguir importantes ahorros de costes en el sector de los servicios financieros.
El capital riesgo está entrando en masa en el sector (gráfico 1). La situación es irónica, dicen los expertos de Fidelity, si se tiene en cuenta que la tecnología de bloques nació como una alternativa contra el sistema, pero algunos de los mayores inversores en este ámbito son ahora los grandes bancos, que han formado un consorcio internacional (R3), integrado ya por 42 entidades, para fomentar el desarrollo de esta tecnología. Se prevé que la inversión total de los mercados capitales en esta tecnología alcance los 400 millones de dólares en 2019 (gráfico 2).
La negociación de muchos títulos se basa todavía en sistemas anticuados de contratos negociados entre compradores y vendedores. Así, por ejemplo, todavía se tardan casi 20 días en liquidar operaciones con préstamos sindicados. El coste total que supone para la industria financiera la compensación, liquidación y gestión de todo lo que sucede después de una operación oscila entre 65.000 y 80.000 millones de dólares al año.
“El uso de redes descentralizadas para los pagos y las liquidaciones podría ayudar a los bancos a ahorrar miles de millones de dólares al año (entre 15.000 y 20.000 millones al año a partir de 2022, según el Banco Santander) mejorando y externalizando los procesos administrativos de liquidación lentos e ineficientes”, afirma el informe de Fidelity .
Durante los próximos 18-24 meses podrían surgir empresas especializadas en la tecnología de cadena de bloques en ámbitos distintos de los mercados de capitales, pero la firma estima que los esfuerzos colaborativos para modernizar las infraestructuras básicas de datos de los mercados de capitales probablemente tarden muchísimo más en dar fruto; en este sentido, un plazo de más de diez años parece realista.
Sin embargo, los esfuerzos de promoción por parte de las autoridades podrían acelerar el desarrollo, habida cuenta del interés de estas en contar con infraestructuras de mercado que reduzcan los costes para los consumidores y mitiguen los riesgos operativos y sistémicos. Las oportunidades de inversión en las empresas financieras que adopten con éxito esta tecnología deben abordarse desde la óptica de estos plazos”, apunta el estudio.
Lo digital podría alterar los precios
Para Fidelity lo más importante es que el desarrollo exitoso de la cadena de bloques podría mejorar la rentabilidad empresarial en todo el sector financiero y tener un efecto beneficioso para los consumidores en forma de precios más bajos en productos financieros de gran difusión, aunque los registros distribuidos podrían tener ramificaciones hacia otros mercados. El comercio electrónico ha incrementado espectacularmente su cuota de mercado durante los últimos veinte años, pero la cadena de bloques podría afinar aún más los procesos y permitir la transmisión de información y las operaciones de compraventa instantáneas en una amplia gama de bienes y servicios.
Los registros distribuidos podrían abrir las puertas de Internet a infinidad de productos de escaso valor añadido que anteriormente estaban excluidos porque cuesta más cobrar que el propio producto: la prensa o música son dos ejemplos de esto.
¿Una bendición para la economía colaborativa?
En el contexto de los servicios financieros, afirma la gestora, el desarrollo de la cadena de bloques probablemente suponga más una evolución que una revolución. Una creciente ola de capital riesgo avanza en dirección a las empresas especializadas en la cadena de bloques y su aplicación en el mundo de las finanzas podría mejorar la eficiencia, la rentabilidad de las empresas y los costes para los consumidores.
El sector financiero ha permanecido relativamente a salvo de la gran revolución de internet de los últimos 30 años y muchas de las funciones que realiza siguen estando basadas sorprendentemente en prácticas anticuadas. La cadena de bloques permite llevar un registro por partida doble instantáneo, o como lo definió un emprendedor: es como enviar dinero por correo electrónico. Muchas funciones actuales que las empresas financieras dan por hechas como elementos necesarios de sus operaciones podrían optimizarse espectacularmente durante los próximos 15 años. Pero dado el gran protagonismo que están cobrando los actores consolidados en su desarrollo, en el marco del consorcio R3, por ejemplo, estos probablemente se sitúen entre los principales beneficiarios y no entre los innovadores, como ha ocurrido en el sector tecnológico.
Más allá de las finanzas, el desarrollo de la cadena de bloques podría ser altamente beneficioso para infinidad de sectores y generaría casos de éxito tanto en empresas de nueva creación como en actores consolidados. Las posibles sinergias con las aplicaciones de la Internet de las cosas podrían ser los usos más interesantes, si las nuevas arquitecturas de bases de datos consiguen impulsar el desarrollo de dispositivos “inteligentes”. Sin embargo, recuerda Fidelity, los inversores deben ser conscientes de la naturaleza especulativa del panorama de la inversión en la cadena de bloques (dominado por las firmas de capital riesgo) y los retos técnicos asociados con convertir esta idea, que actualmente solo ha se contrastado en el ámbito del bitcoin, en una plataforma generalizada. La selección de valores y el análisis de las tendencias sectoriales serán cruciales para identificar a las empresas que tienen más probabilidades de triunfar a largo plazo.