Los principales bancos brasileños decidieron evitar mayores pérdidas tras la declaración de la compañía de telecomunicaciones brasileña Oi SA en quiebra, después de que las conversaciones de la reestructuración de su deuda fracasaran, acordando un periodo de gracia de al menos cuatro años sin pagos sobre los 17.000 millones de reales o 5.100 millones de dólares en deuda que las entidades tienen en sus balances.
La extensión del vencimiento de la deuda es la estrategia favorita de los bancos locales para mantener a sus acreedores a flote. Los préstamos renegociados por parte del Banco do Brasil SA, el mayor prestamista del país por activos, se han duplicado en el primer trimestre del año en relación al año anterior, alcanzando los 22.000 millones de reales.
Por su parte, los prestatarios están batallando para cumplir con sus obligaciones desde que la situación económica de Brasil empeoró. El país atraviesa su segundo año de recesión consecutivo, los precios de las materias primas continúan en bajos niveles y el desempleo ha aumentado.
Aunque la economía experimenta una contracción significativa del crédito y altas tasas de interés, el vencimiento medio de los préstamos pendientes en Brasil aumentó hasta los 49,7 meses en el mes de mayo, el punto más alto desde que el banco central comenzó a calcular la cifra en marzo de 2011. El año pasado en mayo, la cifra se situaba en los 47,1 meses. A pesar de que la práctica de alargar el número de pagos puede ayudar a las compañías con un modelo de negocio viable, en muchos casos, solo pospone la hora de contabilizar las pérdidas.
La compañía Gol Linhas Aereas Inteligentes SA, la segunda compañía aérea de Brasil por cuota de mercado está negociando con Banco do Brasil y Banco Bradesco SA por conseguir más tiempo para pagar unos 1.050 millones de reales en deuda, mientras trata de reestructurar sus pagos. Las conversaciones no incluyen propuestas de reducir el pago del principal pendiente.
Usinas Siderurgicas de Minas Gerais SA, fabricante de acero, llegó a un acuerdo para extender el vencimiento de 5.600 millones de reales en deuda en 10 años, con un periodo de gracia de tres años para los pagos de principal. Entre sus acreedores se encuentran Banco do Brasil, Bradesco, Itaú Unibanco Holding SA, Banco Santander Brasil SA y el banco brasileño nacional de desarrollo, BNDES.
Este tipo de acuerdos están empujando la renegociación de los niveles de préstamos entre los principales acreedores del país. Bradesco publicó un incremento de la deuda de un 18% en el primer trimestre, alcanzando los 13.100 millones de reales, por su parte, Itaú publicó un incremento del 17%, elevando su deuda a los 22.700 millones de reales.
La deuda de Oi en los bancos brasileños
Ahora que Oi se ha acogido a la ley de protección por quiebra, los bancos deben provisionar un mínimo de un 30% de los préstamos sin garantía, un porcentaje que puede elevarse al 100% en el tercer trimestre si el proceso de reestructuración de la corte falla,
Banco do Brasiltiene unos 4.300 millones de reales en deuda sin garantías en Oi, incluyendo unos 2.400 millones de reales en préstamos, lo que representa unos 650 millones de reales en aumento de provisiones en el segundo trimestre.
El segundo banco nacional, Caixa Económica Federal, tiene unos 1.850 millones de reales en deuda sin garantía relacionada con Oi, mientras que Itaú tiene una exposición de unos 1.500 millones de reales en títulos respaldados por activos inmobiliarios, que deben ser también ajustados a su precio de mercado. Además, Itaú tiene unos 2.200 millones de reales en garantías fiscales de Oi, Bradesco tiene cerca de 1.500 millones de reales y Santander unos 1.400 reales. Por último, BNDES mantiene 3.300 millones de reales en deuda garantizada de Oi.
Si los bancos acuerdan reducir el principal pendiente, lo que se conoce como “haircut”, los reguladores brasileños requieren que se registren pérdidas por el mismo monto. Mientras que una extensión de la deuda no tiene esas consecuencias en los balances de las entidades.