Suecia, seguida por Noruega, Finlandia, Dinamarca e Islandia son los países a nivel mundial con mayor grado de sostenibilidad, según la última edición del ranking ESG por países de RobecoSAM. El estudio refleja el desempeño ambiental, social y de buena gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) de 150 países, lo que lo convierte en el estudio de sostenibilidad más completo de su clase, según la firma.
En esta edición, además, se abarcan también las consecuencias que ha tenido el virus sobre los países. “La aparición y expansión de la pandemia del coronavirus demuestra con cuánta rapidez puede un riesgo regional convertirse en una crisis mundial con graves consecuencias humanitarias, económicas, financieras y políticas”, explica Max Schieler, analista IS senior de RobecoSAM y autor del informe. Así, el estudio señala que aquellos países con una mejor puntuación ESG, también han sabido controlar mejor el virus. Con todo, estos datos se refieren a hace unos meses.
“El COVID-19 también sirve de recordatorio de que, en el mundo actual estrechamente interconectado, hace falta un buen análisis de factores ESG para una valoración integral de la vulnerabilidad y solidez intrínseca de un país”, añade Schieler.
En este sentido, Schieler subraya cómo los países con puntuaciones ESG elevadas han sido más capaces de contener el virus, mientras que aquellos con puntuaciones bajas se asocian con cargas virales mayores y medidas de contención menos eficaces.
Entre los países mejor clasificados con una puntuación de 8 sobre 10 o superior, once son europeos. Además, Nueva Zelanda es el país mejor clasificado fuera de Europa. Por otro lado, ni Japón ni Estados Unidos se encuentran entre los primeros puestos. Así, el informe resalta que la puntuación de sostenibilidad del país norteamericano “no ha dejado de resentirse con Donald Trump”. Actualmente, ocupa el decimosexto puesto. Singapur mantiene su posición como el primer país dentro de los mercados emergentes.
“Argentina y Arabia Saudí protagonizaron sendas subidas, inesperadas, en el período”, destaca la firma. Tras unas amplias reformas, Argentina ha hecho, según el informe, enormes avances para adoptar energías renovables, así como para erradicar la corrupción. El ranking de Arabia Saudí subió gracias a la mejora de los derechos de la mujer, de forma que el Banco Mundial la incluyó entre los principales países que este año han mejorado en igualdad de género.
Los 22 países peor clasificados, con una puntuación ESG de 4 sobre 10 o inferior, son todos mercados emergentes del hemisferio sur, con muchos países africanos entre los peores clasificados. Las dos principales potencias económicas del continente, Sudáfrica y Nigeria, ocupan los puestos 89 y 135, respectivamente.
China, en el puesto 91, mantiene un ranking “relativamente bajo”, según el estudio, mientras que India ocupa el puesto 108. Brasil es uno de los grandes retrocesos del ranking, debido a, como explica el informe, los continuos incendios en la selva amazónica sufridos con el presidente Bolsonaro, que niega el cambio climático. “Además, por la equivocada respuesta del gobierno ante el COVID-19, Brasil se ha convertido en epicentro del virus, y el daño sanitario y económico derivado será mucho mayor del que podía haber sido”, advierte Schieler.
Espiral bajista en Estados Unidos
“EE.UU. también sigue inmersa en una espiral bajista, con una puntuación en continua caída en los tres aspectos ESG, y eso sin incluir los últimos disturbios civiles de los meses pasados en los datos”, destacan desde la firma. El informe aduce que, aparte de tener la mayor tasa de fallecimiento e infección por el virus del mundo, el país también ha registrado un enorme declive en las condiciones sociales, con la derogación de muchas leyes ambientales.
Schieler afirma que, pese a unas puntuaciones de gobernanza y perfil elevadas, EE.UU. se ha quedado rezagado en términos de gestión de la crisis del COVID-19. “Dado el historial de la presidencia de Trump, dicho resultado no es sorprendente. Al contrario que otros países, la administración Trump restó durante mucho tiempo importancia al virus, y nunca adoptó medidas preventivas”, subraya.
Además, el experto señala que el presidente norteamericano también ha dificultado los intentos por contener la crisis: “Primero con su negativa y desprecio de los datos científicos, y luego ignorando los avisos iniciales de las autoridades sanitarias y otros expertos”.
Las democracias son mejores
A nivel general, las democracias han combatido mejor el virus que los regímenes autoritarios, según el informe. “La dura respuesta de China a la pandemia y su éxito en reducir la expansión del virus ha dado pie a la idea de que los regímenes autoritarios cuentan con ventaja a la hora de lidiar con tales crisis”, añade Schieler. Sin embargo, el experto destaca que los países democráticos han respondido de distintas formas, “con prontitud y contundencia a veces, o de forma tardía, reticente y parcial”.
“No obstante, hay pocas pruebas de que un régimen político autoritario habría estado mejor preparado para gestionar la pandemia. De hecho, los datos prueban lo contrario. De los países que mejor han gestionado la crisis, la mayoría son democracias”, asegura Schieler.
No todo es atención sanitaria
Por otro lado, el informe recuerda que también es importante fijarse más allá de los servicios de atención sanitaria de un país. En general, los datos muestran que a los países con mayor dimensión social y un compromiso más claro con el buen gobierno les ha ido mejor que a los gobernados por líderes populistas.
Schieler puntualiza: “En esta crisis, centrarse solo en el sistema sanitario resulta insuficiente para evaluar el aguante de un país y su capacidad para afrontar una crisis sanitaria de tal envergadura y rapidez”.
Asimismo, entre las naciones más castigadas, muchas contaban con un alto nivel de gasto sanitario. Además, “al margen de un nivel de vida saludable, el buen gobierno desempeña un papel importante en la capacidad de un país de proteger la salud pública, reducir los efectos económicos y mitigar los trastornos sociopolíticos”, asegura Schieler.
“Al final, el coronavirus constituye un poderoso recordatorio de por qué la E, la S y la G son igualmente esenciales a la hora de evaluar los riesgos y oportunidades de inversión de un país”, concluye el analista de RobecoSAM.