Los derechos especiales de giro (DEG) del FMI se han sumado a las reservas de los gobiernos latinoamericanos, pero en la mayoría de los casos no transformarán en gran medida sus opciones de política o perspectivas macroeconómicas, dice Fitch Ratings en un nuevo informe. Los DEG podrían ser más relevantes para los países con posiciones de liquidez externa limitadas y opciones de financiamiento reflejadas en sus calificaciones bajas.
La asignación de DEG del FMI en agosto vio la entrega de 44.000 millones de dólares a países latinoamericanos calificados por Fitch. En términos generales, se utilizan para tres propósitos: «guardados» como reservas, «gastados» en nuevas medidas de política o utilizados para pagar deudas, aunque estos usos pueden ser difíciles de discernir. Algunos países han anunciado planes específicos que requieren la reducción de DEG o activos de reserva equivalentes que no sean DEG, pero los DEG podrían afectar las preferencias de política que conducen a su uso, incluso si esto no se hace explícito.
Como colchón de reserva adicional, los DEG son un beneficio modesto para la mayoría de los países latinoamericanos dadas las posiciones externas ya favorables, pero han fortalecido los colchones de precaución antes de los riesgos esperados de reducción gradual de la Fed y volatilidad de los precios de las materias primas. Cuando las reservas son escasas o se deterioran durante la pandemia (concretamente en Argentina, Bolivia y El Salvador), son un impulso bienvenido. Sin embargo, la falta de condicionalidad del FMI significa que los receptores determinan su uso, posiblemente para financiar déficits fiscales insostenibles o regímenes cambiarios y, por lo tanto, retrasar los ajustes necesarios.
Por ejemplo, Argentina está utilizando su asignación de DEG para realizar pagos al FMI, lo que podría retrasar las conversaciones sobre un nuevo programa que implica compromisos de política que las autoridades se resisten a asumir cerca de las elecciones. Ecuador, Colombia y Paraguay han hecho que sus DEG sean utilizables con fines fiscales. La asignación de Surinam es la más grande entre los soberanos calificados por Fitch de la región como proporción tanto de las reservas como del PIB, y podría ser la más significativa para las perspectivas macroeconómicas a corto plazo.