El abrdn Research Institute (ARI) ha anunciado los resultados anuales de su Índice ESG, que clasifica y puntúa a 135 países según 19 indicadores medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG) para apoyar el análisis de las inversiones y la toma de decisiones.
Según ha revelado la organización, los países escandinavos siguen ocupando los primeros puestos del índice, con Suecia en primer lugar, seguida de Suiza, Finlandia, Noruega y Dinamarca. Japón y Corea del Sur son los únicos países asiáticos que figuran entre los 20 primeros, mientras que muchos de los rezagados son países devastados por la guerra y que han sufrido graves abusos de los derechos humanos. En cambio, los países ricos de Oriente Medio que hacen poco por mejorar sus puntuaciones en materia de ESG también se sitúan en los últimos puestos, mientras que muchos países más pobres de África y Europa del Este están haciendo progresos significativos.
“En una clasificación que tiene en cuenta el sesgo del desarrollo, Suecia, Suiza y Finlandia siguen obteniendo los mejores resultados. Los acompañan en los 20 primeros puestos cuatro países africanos: Liberia, Malawi, Níger y la República Democrática del Congo”, destacan.
Respecto al Reino Unido, se ha situado en el décimo lugar, la misma posición que ocupaba hace 10 años. “Los indicadores positivos muestran una reducción del uso del carbón y de la intensidad del CO2, al tiempo que ocupa un lugar destacado en la protección de las especies. Sin embargo, al igual que muchos países desarrollados, sus indicadores políticos y de gobernanza han empeorado en la última década, con fuertes descensos en la transparencia de las leyes y la igualdad de los grupos sociales”, explican las conclusiones.
Por su parte, Estados Unidos se ha situado fuera de los 20 primeros países, ocupando el puesto 25 (con una caída de cuatro puestos desde 2012). Ha bajado en todas las puntuaciones políticas y de gobernanza en el transcurso de la administración Trump, incluyendo menos libertad de expresión y transparencia de las leyes. El índice ESG también destaca el nivel de desigualdad de ingresos en el país, que se ha disparado. Ocupa el puesto 81 de 135 países, situándose por debajo de Rusia y China. El país también sigue dependiendo en gran medida de los combustibles fósiles, ya que solo el 20% de su energía procede de las energías renovables.
Un dato positivo que muestra este índice es que la intensidad de las emisiones de carbono es el indicador que más ha mejorado en muchas de las economías con mejores resultados. Sin embargo, advierten de que muchos de estos países siguen produciendo niveles muy altos de dióxido de carbono, lo que se refleja en los débiles resultados de países como Estados Unidos y Alemania.
Un lugar aparte se merece China, donde la historia macro ESG tiene muchos matices. Obtiene una buena puntuación en indicadores sociales como la igualdad de género, la esperanza de vida y la mortalidad infantil, pero una mala puntuación en la mayoría de los indicadores políticos y de gobernanza y en las emisiones de CO2. La intensidad de sus emisiones ha mejorado en la última década y los planes de las autoridades para descarbonizar la economía son más ambiciosos que los de una economía emergente típica. Resulta alentador que también haya mejoras tangibles en la ausencia de corrupción en China durante los últimos 10 años, lo que refleja el éxito de la campaña anticorrupción de Xi Jinping. Sin embargo, estas mejoras contrastan con los resultados de China en los indicadores de libertad de expresión e igualdad de grupos sociales, que muestran un marcado deterioro en la última década.
Sobre el índice
El índice ESG del ARI recoge datos de la última década para destacar los problemas y retos ESG a los que se enfrenta cada país. Señala los avances y cómo estos pueden ser mejorados de la manera más adecuada para cada nación. Sus 19 indicadores, que están alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la UE, se identifican de la siguiente manera:
- Medio ambiente: intensidad de las emisiones de CO2, calidad del aire, protección de las especies y agua potable.
- Social: esperanza de vida al nacer; tasa de mortalidad de menores de 5 años; media de años de escolarización; años esperados de escolarización; índice de desigualdad de género; índice de la escala de bienestar; relación entre empleo y población; y desigualdad de ingresos.
- Gobernanza (y política): compromiso de la sociedad civil; desigualdad de los grupos sociales; libertad de expresión; ausencia de corrupción; elecciones limpias; leyes transparentes con aplicación predecible; y, acceso a la justicia.
“El objetivo del Índice ESG es apoyar mejor a nuestros equipos de inversión con su análisis ESG. Resulta especialmente interesante ver que muchos de los países desarrollados se sitúan en una posición baja en cuanto a factores políticos y gubernamentales durante la última década, especialmente en Estados Unidos, donde la administración Trump ha tenido un gran impacto. Sin embargo, la mejora de la intensidad de las emisiones de carbono para muchas de las economías con mejores resultados es, sin duda, una buena noticia, que quizás refleje que los esfuerzos políticos que se están realizando en estos países para reducir las emisiones están teniendo un efecto claro”, ha destacado Stephanie Kelly, directora adjunta del ARI.
Según Kelly, el objetivo de esta labor “es que se comprenda mejor que los factores ESG son fundamentales para el crecimiento y el desarrollo de un país, y las medidas tan específicas que hemos utilizado hacen que sea más fácil para los inversores ver qué se puede mejorar y dónde. Hacer seguimiento de las mejoras o de los retrocesos en los años siguientes ayuda esencialmente a pintar una imagen realista para los inversores”.