La caída del Silicon Valley Bank ya se ha cobrado su primera víctima en terreno europeo: Credit Suisse. El banco, que arrastra problemas desde 2019 que incluyen pérdidas millonarias y diversos casos de corrupción, ha llegado a dejarse un 30% en la sesión bursátil de hoy. En realidad, el detonante de esta fuerte corrección han sido las declaraciones del principal accionista de la entidad, el Banco Nacional Saudí, que afirmó que no tiene intención de invertir más dinero en la firma suiza. Aunque lo justifica por razones regulatorias -al afirmar que incrementar su participación del 9,8% les obligaría a asumir un nuevo régimen regulatorio-, ha hecho daño la manera categórica en la que se ha expresado el presidente del banco, Ammar Abdul Wahed Al Khudairy, al afirmar que “absolutamente no” van a invertir un euro más en Credit Suisse.
Los inversores han propinado tal castigo a la entidad que han provocado la cotización más baja del banco en sus 167 años de vida, perdiendo el nivel de los 2 francos por acción. De hecho, la cotización ha estado suspendida en varios tramos de la sesión por los enormes niveles de volatilidad. Si tomamos como referencia el máximo histórico de la entidad, que marcó en 84 francos suizos en 2007, supone un retroceso del 98% en la cotización bursátil del que es el segundo banco de mayor tamaño de Suiza, solo por detrás de UBS.
El rápido retroceso también se ha reflejado en los seguros contra impago de Credit Suisse (CDS por sus siglas en inglés), que han llegado a alcanzar máximos históricos al poner el mercado en precio una probabilidad de impago del 47%. El equipo de asesoramiento y análisis de A&G indica que “los credit default swaps (CDS) a un año de Credit Suisse, que indican la predisposición bajista de los inversores, aumentaron hasta 800 puntos básicos el miércoles, desde los 250 puntos básicos de principios de mes”; en algún punto de la sesión llegaron a superar los 1.200 puntos. Según Bloomberg, los CDS de Credit Suisse cotizan tan alto que equivalen a 18 veces los de UBS y a nueve veces los de Deutsche Bank, prueba de la situación límite en la que se encuentra el banco. Desde A&G recuerdan que ayer mismo Credit Suisse reveló que su auditor, PwC, identificó «debilidades materiales» en sus controles de información financiera.
Los números rojos del banco suizo han arrastrado al resto de parqués europeos, figurando el Ibex 35 como el más castigado de la eurozona al perder más del 4%. De los bancos del selectivo español, el que más ha sufrido ha sido Banco Sabadell, con un desplome de doble dígito en algunos momentos de la sesión. El resto de los parqués europeos también registraron números rojos, figurando el Cac 40 francés y el FTSE 100 inglés asimismo entre los índices más penalizados, con caídas superiores al 3%. Además, los temblores de Credit Suisse también provocaron una apertura en rojo de Wall Street, siendo Boeing, Goldman Sachs y JP Morgan los tres valores con más ventas, con sendas pérdidas en torno al 5%.
El VIX, conocido como el termómetro del miedo por medir la volatilidad de las bolsas, no fue ajeno a esta reacción en cadena; en el momento de escribir estas líneas, ya había repuntado casi un 16,5%, hasta los 27 puntos.
Una caída a cámara lenta
Diversas voces de expertos llevan tiempo advirtiendo de la debilidad de Credit Suisse. Según resume Eoin Walsh, Portfolio Management de TwentyFour, desde que la entidad anunció su plan de reestructuración a tres años y llevó a cabo una exitosa ampliación de capital, ha habido una serie de historias negativas que le han rodeado. «Esto incluye una investigación sobre la afirmación del presidente, Axel Lehmann, de que los flujos de salida habían cesado; investigación que se ha cerrado desde entonces sin ninguna acción. Un informe de FINMA, el regulador suizo, que destaca un grave incumplimiento de las obligaciones de supervisión en relación con Greensill y cuya investigación fue retrospectiva y también se ha cerrado. Un retraso técnico en la publicación de sus resultados del ejercicio 2022 impulsado por la SEC y, por último, la declaración de ayer sobre la debilidad material en su control interno sobre la información financiera entre 2021 y 2022. No se trata de cuestiones que puedan tomarse a la ligera, pero nos atreveríamos a afirmar que en su mayoría están relacionadas con los deficientes controles de gobernanza y riesgo de Credit Suisse, que les han llevado a su actual situación de vulnerabilidad, y que la actual dirección se esfuerza por remediar», explica Walsh.
Esta misma mañana, el economista Nouriel Roubini afirmaba en una entrevista con Bloomberg que «Credit Suisse puede ser demasiado grande como para dejarlo caer también, pero también es demasiado grande como para salvarlo». Previamente, esta mañana, Roubini había tuiteado: “Los fondos de pensiones de Reino Unido, el Silicon Valley Bank (SVB) y los bancos regionales estadounidenses y ahora Credit Suisse son todos síntomas de riesgos de mercado, dada la duración del riesgo y el repunte de los rendimientos en el largo plazo. Pero, una vez que se produzca el hard landing económico, emergerá el riesgo de crédito como un riesgo adicional severo para la economía real y el sistema financiero”. El economista ha defendido la tesis del hard landing desde hace un año, y en otro tuit declaró que “ahora es claramente inevitable”.
Por su parte, el también economista, asesor de Allianz y ex PIMCO Mohamed El-Erian ha tuiteado: “Los tres principales factores tras la corrección actual del mercado son la mala gestión de bancos a nivel individual, lagunas en la supervisión, una transición de la política monetaria mal gestionada que complica los insuficientes ajustes entre los sectores público y privado y la volatilidad inducida por las políticas monetarias, que amplifica la fluidez económica y financiera”.
Un mal momento
Según el diagnóstico de Walsh, desafortunadamente para Credit Suisse, todos estos comentarios han llegado en un momento en el que los mercados están centrados en el colapso del Silicon Valley Bank (SVB) y de varios bancos regionales de EE.UU., lo que, en su opinión, ha provocado un contagio en el sector financiero mundial. «Hay muy pocos paralelismos entre los grandes bancos europeos y SVB, y en particular el tratamiento y la tenencia de bonos del Estado a largo plazo es muy diferente. En lo que respecta específicamente a Credit Suisse, el banco declaró ayer que su exposición a tipos fijos se limita a sólo 2.500 millones de francos suizos en la cartera de liquidez, que está totalmente cubierta. Esto coincide con lo que estamos escuchando de otros bancos europeos y no es en absoluto sorprendente dado el alto nivel de regulación en Europa», afirma el gestor de TwentyFour.
En su opinión, la dirección de la entidad bancaria va a tener dificultades para calmar a los inversores y a los titulares de depósitos, y al Banco Nacional Suizo (SNB), al que según el Financial Times, la entidad habría solicitado formalmente ayuda, y el regulador suizo, FINMA. «En última instancia, necesitan tiempo para que su plan de reestructuración tome forma, pero es probable que los flujos de depósitos sean el factor determinante de su éxito. El banco acaba de notificar una ratio CET1 del 14,1%, por lo que está muy capitalizado, y su ratio de liquidez media (LCR) era del 150% en el primer trimestre de 2023, pero estas estadísticas parecen carecer de sentido en la situación en la que se encuentran, que tiene que ver con la liquidez y la confianza, o la falta de ellas. Si el Banco Nacional Suizo/FINMA interviene, una línea de liquidez parecería el primer paso obvio, si es que la entidad estuviera sufriendo salidas. Además, algunos activos podrían retirarse del balance, algo que vimos que ocurrió en varios bancos durante la crisis financiera mundial y, en este caso, esperaríamos que los activos fueran de mucha mejor calidad que los que se trataron entonces. Este apoyo podría darle el tiempo que necesita, pero la situación es muy fluida en este momento, y dado el sentimiento negativo impulsado por los bancos regionales estadounidenses, el momento no podría ser peor», concluye Walsh.
Bancos fuera de EE.UU. y la sombra de SVB: Credit Suisse, en el ojo del huracán
A la hora de analizar el riesgo de contagio de la crisis de Silicon Valley fuera de EE.UU., los expertos apuntan a Credit Suisse: “El riesgo más evidente es para Credit Suisse, que lleva un tiempo sufriendo sus propios problemas. Su cotización está en mínimos históricos y ha perdido un 70% de su valor desde principios de 2022”, comenta Jérémie Boudinet, responsable de Crédito de Grado de Inversión de La Française AM. El banco está luchando por recuperar la confianza de sus clientes tras un pésimo anuncio de resultados en el cuarto trimestre y una pérdida neta para todo el año 2022 de 7.300 millones de francos suizos. Está peleando por estabilizar las salidas de depósitos y activos bajo gestión, que fueron muy elevadas en el cuarto trimestre (93.000 millones de francos en Wealth Management, 8.000 millones en Swiss Bank y 12.000 millones en Asset Management), y también registró pérdidas en prácticamente todos sus segmentos de negocio”, comenta. “Los próximos meses serán clave para Credit Suisse, que necesita absolutamente estabilizar su base de depósitos, incluso a costa de su rentabilidad, que de todos modos ya se ve gravemente mermada”, asegura.
Su hipótesis de base es que Credit Suisse puede acabar más o menos dividido, con la venta parcial o total de su franquicia de banca de inversión, conservando su rama minorista suiza y parte de su franquicia de Gestión Patrimonial en el extranjero. Sin embargo, esta hipótesis gira en torno a su capacidad para contrarrestar las salidas de depósitos a corto y medio plazo. “El caso más parecido que se ha dado últimamente fue el del Banco Popular en España, que se vendió por 1 euro al Santander para salvaguardar a los titulares de depósitos y a los tenedores de bonos senior”, recuerda Boudinet. Por ello en la gestora evitan invertir en la entidad: “Aunque se trata de un riesgo de cola muy lejano, el miedo actual al contagio y la presión de los mercados son muy poco favorables para el banco suizo”.
Sobre la situación de otros bancos fuera de EE.UU. es optimista: “No vemos ningún motivo fundamental de preocupación. Aunque los bonos de los bancos de «beta más alta», como Deutsche Bank, tienden a reaccionar de forma exagerada a este tipo de noticias, en nuestra opinión no hay nada que ver. Los fundamentos crediticios de los bancos europeos nunca han sido tan positivos, con indicadores de depósitos estables, bajos índices de morosidad y elevados colchones de capital. También suponemos que, en un escenario muy negativo, los tenedores de bonos preferentes y subordinados estarían protegidos por una posible prohibición del reparto de dividendos y otras medidas de protección (acceso ilimitado a la liquidez de los bancos centrales, etc.), como ocurrió durante la crisis de COVID-19 en 2020”. Además, las pérdidas no realizadas en las carteras de valores mantenidos hasta su vencimiento son mucho menos significativas para los bancos europeos (normalmente entre el 0% y el 20% de su valor contable tangible), en comparación con los bancos estadounidenses, añade el experto. “Y una vez más, subrayemos aquí que no es en absoluto motivo de preocupación, ya que los bancos cubren estas exposiciones, que ni siquiera necesitan deshacerse, a menos que se produzcan enormes salidas de depósitos”.
«Estos acontecimientos que estamos viviendo meteóricamente, no hay nada más rápido que el dinero cuando cunde el pánico, son una bajada de marea para la banca y alguno puede sorprender por su falta de pudor. Las caídas son tan acuciantes en Europa que varios bancos han tenido que suspender cotización, Société, Monte dei Paschi y UniCredit; el Stoxx 600 Banks, se ha desplomado ya un 13%. A pesar de este tsunami, la banca europea está más regulada y controlada que los bancos regionales de EE.UU.; por ejemplo, en la banca española la cartera de deuda pública, en su mayoría, está clasificada como bonos a coste de amortización, es decir, sin venta anticipada y por tanto sin influir contablemente hasta vencimiento y, por supuesto, no es su único activo en cartera, caso de SVB», comenta Juan Abellán, director del Máster de Mercados Financieros y Gestión de Activos del IEB. «Es una verdadera tormenta, sí, pero los bancos españoles y europeos están bien anclados, esperemos y no lo creo, que no se suelte el anclaje. Otra cosa, interesante, es ver qué hace Christine Lagarde mañana», apostilla.