A medida que la pandemia comienza a controlarse, el futuro del sector turísticos y de los viajes de negocios vuelve a ser una incógnita. Lo único que parece claro en este horizonte es que la movilidad global será diferente tras la pandemia.
La Unión Europea, por ejemplo, elaboró a mitad de año una lista de los países cuyos residentes pueden entrar a la eurozona, atendiendo a criterios de salud y seguridad relacionados con el coronavirus. En este listado, se incluyeron países como Australia, Canadá, Japón y Corea del Sur, naciones que tradicionalmente obtienen una puntuación alta en el Índice de pasaportes Henley, que clasifica los pasaportes de cada país en función de la cantidad de destinos a los que sus titulares pueden acceder sin una visa previa. Sin embargo, la UE ha excluido a Estados Unidos, por su “mal manejo de la pandemia”, así como a Brasil y Rusia.
Si bien la última edición del Índice de pasaportes Henley no refleja las prohibiciones temporales de viaje fruto de la pandemia, desde Henley & Partners destacan cómo ciertas naciones, antes poseedoras de los pasaportes más fuertes, ven ahora su libertad de viaje limitada. Por ejemplo, antes del COVID-19, el pasaporte de EE.UU. ocupaba habitualmente una de las 10 primeras posiciones en el índice de pasaportes Henley y sus ciudadanos podían acceder a 185 destinos en todo el mundo sin requerir una visa por adelantado. Sin embargo, tras la prohibición de la UE, los estadounidenses tienen ahora aproximadamente la misma libertad de viaje que los ciudadanos de Uruguay (incluido en la lista de países de la UE), que ocupa el puesto 28 en el índice, con una puntuación de 153 sin visa/visa a la llegada. No obstante, desde Henley & Partners subrayan que estas prohibiciones son, por ahora, temporales.
“Este es uno de los muchos cambios en el estado de los pasaportes provocados por las restricciones temporales provocadas por la pandemia. Los ciudadanos brasileños, por ejemplo, cuyo pasaporte ocupa el puesto 19 en el índice, con una puntuación sin visa/visa a la llegada de 170, tienen actualmente el mismo grado de libertad de viaje que los ciudadanos de Paraguay (número 36 en el índice, con una puntuación de 142)”, explica el informe.
Ahora bien, sin tener en cuenta estas restricciones temporales, Japón sigue ocupando el primer lugar en el índice de pasaportes Henley con una puntuación de 191. Singapur se mantiene en la segunda posición con una puntuación de 190, mientras que Alemania y Corea del Sur ocupan el tercer puesto, cada uno con una puntuación de 189. Tanto Japón como Corea del Sur se han incluido en la lista de países seguros de la UE, mientras que Singapur ha sido excluido. En consecuencia, los titulares del pasaporte de Singapur tienen actualmente menos libertad de viaje que sus competidores más cercanos en el índice, que se basa en datos exclusivos de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA).
“Como ya hemos visto, el impacto de la pandemia en la libertad de viajar ha sido más drástico y duradero de lo que se anticipó inicialmente. Esta última decisión de la UE indica que se avecinan más cambios. Vemos el surgimiento de una nueva jerarquía global en términos de movilidad, con los países que han gestionado eficazmente la pandemia a la cabeza y los países que la han manejado mal quedándose atrás”, asegura Christian H. Kaelin, presidente de Henley & Partners.
Reino Unido y EE.UU. endurecen sus controles migratorios
Si bien los datos del informe apuntan a que Estados Unidos se verá afectado de manera significativa por la última decisión de la UE, en los últimos meses ha emitido estrictos controles de inmigración. Greg Lindsay, director de Investigación Aplicada en NewCities, asegura que la suspensión temporal de todas las visas de trabajo por parte de la administración Trump tendrá efectos de gran alcance. “La orden ejecutiva, firmada el 22 de junio, prohibirá la entrada al país de hasta 525.000 trabajadores extranjeros durante el resto del año”. Como señala Lindsay, esta decisión es solo la última salva en la campaña de años de Stephen Miller, asistente de la Casa Blanca, para reducir las visas de trabajadores, argumentando que perjudican las perspectivas de empleo para los estadounidenses.
En el Reino Unido, los efectos de la pandemia sobre la movilidad también han sido severos, según Henley & Partners. Robert McNeil, subdirector del Observatorio de Migraciones de la Universidad de Oxford, advierte que el cese casi total de las llegadas internacionales al país ha generado serios desafíos para las industrias, que se han vuelto dependientes de los trabajadores migrantes estacionales de la UE. Además, a pesar de las actitudes públicas en torno al debilitamiento de la inmigración, el Brexit no se ha ralentizado.
“En mayo, el gobierno impulsó el nuevo proyecto de ley de inmigración, allanando el camino para un nuevo sistema de inmigración ‘basado en puntos’. Las nuevas restricciones harían imposible para muchas personas trabajar en el Reino Unido en el futuro. Aproximadamente la mitad de los ciudadanos de la UE que actualmente ocupan puestos clave en el país no cumplirían con los nuevos umbrales de salario y habilidades requeridos para mudarse al país a partir de 2021”, explica McNeil.
Cambio de prioridades en un mundo transformado
A medida que los pasaportes más fuertes del índice pierden su poder en un mundo post pandémico, los expertos advierten que es probable que la crisis complique y limite la movilidad internacional a largo plazo. “Incluso cuando los países abran sus fronteras, se espera que numerosos gobiernos utilicen las preocupaciones epidemiológicas como justificación para imponer nuevas restricciones de inmigración y prohibiciones de viaje que estarán dirigidas principalmente a ciudadanos de países en desarrollo”, subraya Yossi Harpaz, profesor asistente de Sociología en la Universidad de Tel Aviv.
Por otro lado, Charles Phillips, investigador y consultor de Oxford Business Group, señala que las preocupaciones sanitarias podrían convertirse en una prioridad para aquellos que buscan una residencia o ciudadanía alternativa. “Podemos esperar que los lugares que están bien gobernados y mejor equipados para hacer frente a las pandemias se conviertan en destinos a los que la gente buscará trasladarse. Así como las opciones de viaje probablemente estarán influenciadas por consideraciones de salud, podemos ver que quienes adquieran una residencia alternativa pondrán un mayor énfasis en las políticas de salud de un país al decidir dónde residir”, asegura.
“Para los inversores y sus familias, tener una segunda ciudadanía o una residencia se ha convertido en un activo más valioso que nunca, ya que el acceso a una atención médica de primer nivel, la movilidad global y la calidad de vida adquieren una nueva importancia”, afirma Juerg Steffen, director ejecutivo de Henley & Partners.