En un contexto de mercado donde la geopolítica ha ganado peso, las citas políticas se han convertido en un imprescindible en la agenda de analistas e inversores. En esta ocasión, la atención estará puesta en la celebración del XX Congreso Nacional del Partido Comunista Chino, que comenzará el próximo domingo 16 de octubre, y que llega en un momento económico complicado para el gigante asiático.
Según recordaba esta semana el FMI las perspectivas son complicadas y una China débil no ayuda a mejorar las previsiones. “La economía mundial se debilita aún más y se enfrenta a un entorno históricamente frágil. Las perspectivas siguen estando condicionadas por tres fuerzas. La inflación persistente y creciente, que provoca una crisis del coste de la vida, la invasión rusa de Ucrania y la crisis energética asociada, y la desaceleración económica de China. Para este año, nuestra proyección de crecimiento del PIB mundial se mantiene en el 3,2%, como en la actualización de julio de Perspectivas de la economía mundial. Se prevé que el crecimiento mundial se desacelere hasta el 2,7% en 2023, 0,2% menos de lo previsto en julio. La desaceleración tiene una base amplia”, señalaba Pierre-Olivier Gourinchas, economista jefe del FMI, el pasado martes en Washington, DC.
Las estimaciones de este organismo internacional apuntan a que más de un tercio de la economía mundial se contraerá en 2023, mientras que las tres mayores economías del mundo, Estados Unidos, la zona euro y China, seguirán estancadas. “El martes se publicarán los datos macro de China. Actualmente, el mercado está esperando un débil crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) del 3,3% interanual en el tercer trimestre de 2022. China también hará públicos sus datos de septiembre de producción industrial e inversión en activos fijos, que el mercado espera que sigan mejorando, junto con el crecimiento de las ventas minoristas, en donde se espera un deterioro debido al brote de COVID-19”, indica Christiaan Tuntono, economista de Asia Pacífico de Allianz Global Investors, respecto a China.
En mitad de este estancamiento económico de China, las gestoras internacionales consideran que es el momento de marcar un cambio de rumbo. Por ejemplo, según Diogo Gomes, Senior CRM de UBS AM Iberia, el país hará lo necesario para revertir la caída de su economía. “Sin embargo, esta estabilización de la actividad no tendrá efectos positivos significativos para el resto del mundo, en nuestra opinión. Mientras la política de Covid Cero siga en marcha, la recuperación de China será frágil y estará expuesta a una brusca desaceleración”, afirma Gomes.
Para el FMI uno de los riesgos a la baja a los que se enfrenta el país es que se desencadene una crisis inmobiliaria más profunda en China, lo que podría causar graves tensiones financieras. Según Gomes, “la persistente debilidad del sector inmobiliario ha anulado los impulsos positivos en otras áreas de la economía, como la inversión en infraestructuras, y también ha pesado sobre el sentimiento del inversor. Sin embargo, últimamente ha habido más urgencia en la provisión de estímulos por parte de Pekín. Entre el elevado desempleo juvenil y el boicot al pago de las hipotecas, las preocupaciones sociales y económicas se han entremezclado. Y lo que es más importante, algunas medidas políticas recientes parecen estar más directamente dirigidas a resolver la trampa de liquidez que gira en torno al sector inmobiliario.
“Pero la mayor incertidumbre que pesa sobre China está ligada a la evolución de la política contra la pandemia, que se endureció inexplicablemente el pasado mes de marzo con numerosos confinamientos incluso en presencia de un número reducido de casos. Una decisión que ha generado un impacto dramático en la economía del país y que ha llevado a una drástica revisión a la baja de las estimaciones de crecimiento para el año en curso, ahora igual al +3,3% frente a la estimación del +5,2% formulada a principios de año”, añade, por su parte, Marco Mencini, gestor senior de renta variable de Plenisfer Investments SGR.
Implicaciones para el inversor
La realidad es que el mercado bursátil chino ha experimentado la mayor corrección a la baja de los últimos 18 meses desde la crisis financiera de 2008. Según indican desde Plenisfer Investments SGR, en comparación con el máximo del 16 de febrero de 2021, el índice que representa a la renta variable china, el MSCI China, ha bajado un 55%; sólo el sector de internet ha perdido más de 2 billones de dólares de capitalización bursátil, un descenso que ha penalizado especialmente a los inversores extranjeros, que poseen un tercio de la capitalización del sector.
Para Mancini las oportunidades de inversión en China no han desaparecido, pero ahora más que nunca habrá que mostrarse cauto. “Si bien es cierto que la historia nunca se repite de la misma manera. También es cierto que las valoraciones actuales del índice -igual a 10 veces el ratio precio – beneficio sobre una base ponderada de capitalización- parecen ser de gran interés. Aun así, los inversores prefieren quedarse a una distancia prudente”, afirma.
En opinión de Gomes, para los inversores ha sido difícil para los inversores encontrar el suelo de la actividad china basándose en los anuncios de políticas a lo largo de 2022. “Sin embargo, creemos que el optimismo debe seguir siendo moderado porque consideramos que China será bastante reticente a dar marcha atrás en su política general de enfriamiento de los desequilibrios en el mercado inmobiliario. El estímulo no será tan fuerte como en la expansión que se produjo tras la crisis financiera mundial, en la que la política china dictó las oscilaciones cíclicas de la actividad económica en todo el mundo”, afirma.
Según su visión para el corto plazo, existen dos tipos de riesgos: “Podríamos ver más de lo mismo -un apoyo político insuficiente- por parte de China, lo que respaldaría nuestra visión más positiva sobre la duración global, pero socavaría parte de nuestra tesis alcista sobre las materias primas. Por otro lado, esta ronda de estímulos podría percibirse como bastante potente”.
¿Qué esperar del Congreso?
En opinión de los expertos, estas incertidumbres hacen que los inversores vayan a estar atentos a lo que ocurra este fin de semana. “El Congreso reelegirá a Xi Jing Ping a la presidencia por tercera vez, pero también nombrará a un nuevo primer ministro para sustituir a Li Keqiang, un presidente leal, que se retirará en marzo. El nombramiento de una figura cercana al Presidente, y no menos apegada a él, como Wang Yang o Hu Chunhua, será un claro indicador del favor que Xi Jing Ping -y, en consecuencia, su política actual- goza en la actualidad. Por lo tanto, de este nombramiento podrían surgir los primeros indicios de la dirección que pretende tomar China”, matiza Mancini.
Una visión que coincide con la de Sven Schubert, Senior Investment Strategist de Vontobel, quien matiza que la reunión no solo es importante para el propio Xi Jimping. «Teniendo en cuenta los retos económicos y geopolíticos a los que se enfrenta actualmente China, es probable que el congreso marque la pauta de las políticas económicas en el futuro. Lo más urgente en este momento son los retos económicos. El crecimiento económico bajo el liderazgo del presidente Xi ha sido inferior al de los presidentes anteriores. Desde principios de 2021, la economía china se enfrenta a una desaceleración económica impulsada por el endurecimiento de la política monetaria, el endurecimiento de la regulación y la estrategia dinámica de cero-COVID», explica Schubert.
Según su opinión, a pesar de la relajación de la política monetaria y fiscal desde finales de 2021 y de que el consumo y la producción han tocado fondo en el segundo trimestre de 2022, el país experimentará una recuperación económica poca intensa. «La transmisión de la política monetaria se ve obstaculizada por los estrictos confinamientos provocados por el coronavirus y el grave desplome del mercado inmobiliario, que está paralizando parte del sector financiero. Sin embargo, cada vez hay más indicios de que no sólo está a punto de iniciarse un nuevo ciclo político, sino también un ciclo económico, ya que Pekín ha intensificado recientemente sus esfuerzos en materia de estímulos. Las autoridades se centran cada vez más en estabilizar el mercado de la vivienda, donde se han eliminado las restricciones a los tipos mínimos de las hipotecas y se han reducido los costes de los préstamos hipotecarios. Las rebajas del impuesto sobre la renta de las personas físicas y las medidas para estimular la inversión en capital también se encuentran entre las herramientas políticas anunciadas recientemente», explica.
Por su parte, Robert Gilhooly, Senior Emerging Markets Research Economist en abrdn, pone el acento en que todavía es posible un cambio de rumbo. «El presidente Xi podría anunciar un giro rápido después de consolidar su tercer mandato si se considera que los costes económicos de mantener el enfoque actual son demasiado altos. Pero las decisiones políticas poco agradables, las duras comunicaciones y una población de edad avanzada aparentemente indecisa en cuanto a las vacunas sugieren que los riesgos se inclinan hacia un cambio tardío y una perturbación económica continua. De hecho, la aparición de la recesión en los mercados desarrollados en el segundo trimestre de 2023 puede reducir la voluntad de las autoridades de arriesgarse a una relajación más temprana, ya que trata de ponerse a salvo de la tormenta», argumenta.