Pasamos el ecuador del año y el primer semestre cerró con un nuevo avance mensual, el quinto consecutivo, para índices bursátiles como el S&P estadounidense o el Stoxx 600 europeo, impulsados por la reapertura económica que ha seguido a la pandemia, la abundante liquidez provocada por las políticas de estímulo, un escenario de tipos de interés favorable y una previsión de resultados empresariales que continúa revisándose al alza. Partiendo de este punto, hemos preguntado a las gestoras cuáles son sus perspectivas para lo que queda de año y qué se encontrará el inversor.
La primera parada de este repaso de perspectivas semestrales es la visión macro. En este sentido, las gestoras coinciden en que las expectativas económicas son positivas, en parte al gran paquete de estímulos económicos aprobados. Así los inversores tendrán que navegar en un entorno de crecimiento global y una inflación en trayectoria ascendente. “En el auge posterior al COVID-19, los inversores se enfrentarán a economías divergentes, a valoraciones elevadas y al fantasma de la inflación”, resumen desde Allianz Global Investors.
En opinión de la gestora, a pesar de que la pandemia todavía no ha acabado, “las vacunas están ayudando a que algunas partes del mundo alcancen un punto de inflexión y se espera que los riesgos desciendan a medida que avance el año. De cara al futuro, los inversores tendrán que hacer frente a unos niveles heterogéneos de crecimiento económico en los diferentes países y sectores, así como a cantidades dispares de estímulos fiscales y monetarios en todo el mundo. Y es necesario que tengan en cuenta los inminentes riesgos de inflación”.
En opinión de Mario González, co-responsable de desarrollo de negocio de Capital Group en Iberia, un motor en esta recuperación de las economías, que considera que será asimétrica y a diferentes velocidades según la región geográfica, será la demanda acumulada. “Un motor muy importante para la recuperación está siendo el despertar de la demanda acumulada en el sistema. Los estímulos están haciendo que la capacidad de consumo se haya mantenido y, en algunos casos, incluso haya aumentado. Esta demanda acumulada se ve reflejada en algunas partes de las economías. Todavía queda mucha demanda acumulada y mucha pólvora para el crecimiento”, puntualiza González.
El equipo de Aberdeen Standard Investments añade un elemento más para sostener el crecimiento global: las vacunas. Según la gestora, el despliegue de las vacunas avanza a buen ritmo en EE.UU. y el Reino Unido, y se ha acelerado de forma significativa en los países más rezagados, como algunos países de Europa y China. “Esto está permitiendo la eliminación progresiva de los confinamientos que todavía tienen lugar y un fuerte repunte de la actividad económica. Aunque el repunte estaba previsto en nuestras anteriores previsiones, ha sido algo más rápido de lo esperado. Por ello, hemos revisado al alza nuestras previsiones de crecimiento en la mayoría de estas economías que están teniendo un ritmo rápido de vacunación”, afirman.
En concreto, la gestora defiende unas previsiones económicas globales sólidas: un crecimiento del 5,7% en 2021, del 4,8% en 2022 y del 3,4% en 2023, muy por encima de la tendencia. “Pero las diferencias entre los primeros y los últimos en vacunarse, entre las economías desarrolladas y las emergentes, y entre los sectores manufacturero y de servicios, son temas clave”, matizan desde Aberdeen Standard Investments.
“Esta combinación de estímulos a la demanda, creciente normalización y políticas expansivas fomentará una rápida recuperación, lo que implica que las caídas del PIB podrían revertirse con relativa rapidez: este año en EE. UU. y, probablemente, a principios del año que viene en Europa. Esto no quiere decir que la pandemia no haya tenido un coste económico: dejará secuelas más persistentes en forma de un fuerte aumento del endeudamiento de gobiernos y empresas, unos bajos tipos de interés y unos abultados déficits presupuestarios”, añade Jordy Hermanns, gestor de carteras multiactivos en Aegon Asset Management, a modo de resumen.
El fantasma de la inflación
Las gestoras coinciden en que el efecto de los estímulos económicos seguirá siendo muy importante durante la segunda mitad de 2021, pero su lado más negativo es que los inversores deberán de vigilar la inflación -que parece temporal- y gestionar unos tipos de interés más bajos durante más tiempo.
“Es posible que la inflación sea incluso más elevada de lo esperado después de 2021, o al menos que los mercados descuenten una mayor probabilidad de este resultado. Y si este escenario está sobre la mesa para el próximo año, creemos que los mercados comenzarían a descontarlo mucho antes. Los mercados financieros vigilarán de cerca la reacción de los bancos centrales a la inflación y a un crecimiento económico más sólido de lo previsto, en particular, la Reserva Federal estadounidense. Con el aumento de la inflación, al menos de forma temporal, y los bancos centrales dispuestos a endurecer la política monetaria más tarde o más temprano, es probable que las rentabilidades de los bonos avancen a partir de este punto. Sin embargo, seguimos pensando que, a largo plazo, los tipos de interés reales (que se han ajustado por la inflación), se mantendrán en bajos niveles en comparación con sus medias a largo plazo, debido a que determinadas tendencias estructurales (incluyendo cambios en la demografía, bajo crecimiento de la productividad y elevados niveles de deuda) también refrenarán el crecimiento económico. Y si no hay otros cambios, el crecimiento económico y los tipos de interés evolucionan históricamente bastante en paralelo”, añaden desde Allianz GI.
En este sentido, los expertos de Aberdeen Standard Investments explican: “Otros motores del reciente aumento de la inflación pueden resultar más persistentes. Los cuellos de botella, al chocar la demanda en rápida recuperación con las limitaciones de la oferta, están presionando al alza los precios de producción y de consumo de los bienes básicos. Es probable que esta tendencia se extienda a los precios del sector servicios a lo largo del año. Sin embargo, en nuestra hipótesis de base, estos efectos acabarán siendo temporales, a medida que la demanda vaya perdiendo fuelle y las limitaciones de la oferta vayan disminuyendo. No creemos que se den las condiciones para un cambio en el régimen de inflación mundial más sostenido, que incluye expectativas de inflación prolongadas por encima del objetivo, una considerable capacidad de reserva y tolerancia de los bancos centrales a una inflación persistentemente superior al objetivo”.
Para Tiffany Wilding, economista de EE.UU. de PIMCO, y Andrew Balls, CIO de renta fija global de PIMCO, la inflación ya ha alcanzado su punto máximo. “Dado que la inflación sigue al crecimiento con retraso, prevemos que la inflación en los mercados desarrollados alcanzará su punto máximo en los próximos meses. Sin embargo, el momento y la magnitud exactos son más inciertos debido a las limitaciones de la oferta, incluida la escasez mundial de semiconductores. Se espera que estas limitaciones disminuyan en 2022, mientras que el pico de la demanda de bienes probablemente moderará la inflación en la segunda mitad de 2021”, explican los expertos de PIMCO.
La gestora prevé que la inflación de mercados desarrollados cerrará el 2021 en un 3% anual medio y se moderará hasta el 1,5% en 2022, por debajo del objetivo de los bancos centrales de mercados desarrollados. En el caso de EE.UU., estima que la inflación básica toque techo en torno al 4% interanual en el segundo trimestre de 2021 y finalice el año en el 3,5%, cayendo hasta el 2,3% en 2022.
Implicaciones para la inversión
Este escenario deja, en opinión de las gestoras, un mensaje claro para el inversor: es necesario ser selectivo y cauto, porque la pandemia no ha terminado. Teniendo esto presente, cada firma de inversión interpreta las oportunidades de inversión durante esta segunda mitad del año de forma diferente.
Por ejemplo, desde Allianz GI destacan que aún mantienen un sesgo hacia los activos de riesgo, aunque con cierta cautela, por lo que se plantean una posición más neutral en el espectro de riesgo/rentabilidad, al menos a corto plazo. “Es necesario plantearse mantener las duraciones cortas y gestionar las posiciones de forma activa: puede que los mercados de bonos se preocupen por la inflación y la actuación de los bancos centrales”, señalan. Así, la gestora apuesta por mantener las duraciones cortas en renta fija y un estilo de inversión growth centrado en las acciones europeas y asiáticas en el caso de renta variable.
En este sentido, Álvaro Fernández, co-director de desarrollo de negocio de Capital Group Iberia, considera que el inversor no debe centrarse en un debate sobre inversión growth o value, sino que debe guiarse por el análisis de los fundamentales de las compañías a la hora de invertir. “Creemos que la parte value de la renta variable, las acciones más cíclicas, lo están volviendo a hacer bien porque la economía se está volviendo a abrir y hablamos de las compañías más afectadas por los cierres. La gran pregunta es si el rebote va a continuar y nuestra respuesta es que hay sectores que van a salir con daños estructurales. Lo importante es quiénes van a ser los ganadores. Por lo tanto, nuestra respuesta es que, ni value, ni growth. Nosotros pensamos que pueden coexistir”, matiza sobre su reflexión.
Por último, PIMCO considera que los inversores pueden encontrar una generación de rentas interesante en las materias primas. Según explican la gestora, los fuertes avances que han experimentado gracias a la robusta demanda mundial hará que sus precios al contado aumenten lentamente, a medida que las coberturas de los productores vayan limitando los precios a largo plazo. “El roll yield positivo que, de forma agregada, roza máximos de 20 años, será importante para la generación de rentabilidades futuras”, señalan los expertos de PIMCO.