Los inversores institucionales de todo el mundo encaran 2021 con cautela, en un clima de miedo a que los mercados hayan subestimado el impacto a largo plazo de la pandemia del COVID-19, según una encuesta publicada por Natixis Investment Managers.
En esta encuesta, han participaron más de 500 inversores institucionales de 29 países distribuidos por América del Norte, América del Sur, Reino Unido, Europa continental, Asia y Oriente Medio, que gestionan activos de pensiones, aseguradoras, fondos soberanos, fundaciones y fondos de dotación, y revela una perspectiva incierta sobre la recuperación. Cuatro de cada cinco encuestados no esperan que el PIB vuelva a crecer al ritmo anterior al COVID-19 hasta al menos 2022 y, de entre ellos, un 35 % cree que podríamos irnos hasta 2023 o más allá. Además, casi ocho de cada diez consideran que la tasa de crecimiento actual de la bolsa es insostenible. Debido a ello, más de la mitad (53%) de los inversores institucionales mundiales prevé que las carteras defensivas obtengan rentabilidades superiores en 2021.
La incertidumbre provocada por la pandemia también está lastrando las expectativas de rentabilidad, ya que las entidades señalan que, en promedio, han reducido estas expectativas a largo plazo en 60 puntos básicos (6,3%) respecto a 2020. En el caso de las aseguradoras, más sensibles aún a los rendimientos reducidos, cuando no negativos, actualmente imperantes en el mercado, su ajuste ha sido drásticamente a la baja. De esta forma, han recortado sus hipótesis en 100 puntos básicos (de 6,5% a 5,5%) de media entre 2020 y 2021, lo que dista en gran medida del 7,7% que anticipaban a las puertas de 2017.
Respecto a 2021, las carteras institucionales mantendrán relativamente sin cambios sus asignaciones generales a las distintas clases de activos: los inversores auguran unas asignaciones generales del 36 % a renta variable, del 40% a renta fija, del 17% a inversiones alternativas y del 6% a liquidez. No obstante, estos inversores están llevando a cabo ajustes tácticos dentro de las clases de activo que implican cambios notables en sus asignaciones durante 2021, entre ellos un tercio espera reducir sus asignaciones a la renta variable estadounidense (el 32%) y elevar su exposición a las bolsas de Asia-Pacífico (el 32%), Europa (el 31%) y mercados emergentes (el 31%).
Una quinta parte (el 19%) prevé recortar la exposición a la deuda pública y aumentar su presencia en bonos corporativos con categoría de inversión (el 30%). Los bonos verdes concitan un alto grado de convicción, ya que de entre el 48% de los encuestados que posee estos títulos, un 47% afirma que tratarán de incrementar sus inversiones.
Asimismo, también tienen en mente ampliar la ponderación de las estrategias alternativas, dado que cerca de la mitad (el 47%) tiene previsto incrementar sus asignaciones a la deuda privada, mientras que cuatro de cada diez esperan incrementar su exposición a infraestructuras, y un 38% al capital riesgo.
“Ante el punto de inflexión en que se encuentran la pandemia, la situación política y las economías mundiales, los inversores institucionales están posicionando sus carteras para hacer frente a la volatilidad a corto plazo, al tiempo que anticipan los impactos a largo plazo de las ingentes intervenciones en el mercado y la economía de este año. La prudente perspectiva de los inversores refleja su profunda preocupación acerca de las duraderas consecuencias asociadas a las medidas extremas que harán falta para amortiguar el impacto financiero de la pandemia. Sin embargo, también aprecian oportunidades para encontrar valor mediante una gestión activa, una asignación de cartera cuidadosa y la diversificación”, apunta Andrew Benton, responsable de Europa del Norte en Natixis Investment Managers.
Posicionamiento defensivo de las carteras
En el próximo año, un mayor porcentaje de inversores institucionales prevé que el valor supere al crecimiento (el 58%) y que las compañías de gran capitalización superen a las de pequeño tamaño (el 53%). Algo más de la mitad (el 52%) considera que los mercados emergentes lo harán mejor que los mercados desarrollados, aunque la gran mayoría (el 86%) de inversores institucionales conviene en la necesidad de ser más selectivos a la hora de buscar oportunidades en los mercados emergentes.
Pese al retroceso en tamaño e influencia de las grandes tecnológicas, un 66% augura que el sector generará rentabilidades superiores en 2021. Ven a los sectores de tecnología de la información y atención sanitaria como los grandes ganadores del mercado el próximo año, mientras que los de energía, inmobiliario, bienes de consumo discrecional y financiero quedarán previsiblemente rezagados.
Muchas entidades vislumbran correcciones en el mercado de renta variable (el 44%), así como en el sector inmobiliario (el 41%) y tecnológico (el 39%), y en los mercados de deuda (el 29%). Con vistas a gestionar los riesgos, más de ocho de cada diez (el 80%) encuestados afirman que la diversificación del componente de renta variable reviste una gran importancia, mientras que un 71% se manifiesta dispuesto a quedar por detrás de sus competidores a fin de garantizar protección frente a caídas.
Perspectiva institucional para 2021
Asimismo, la encuesta de Natixis identifica varias cuestiones clave en la mente de los inversores institucionales que están moldeando sus perspectivas para el año que viene. En primer lugar, será determinante la influencia de la política monetaria. La mayoría de estos inversores (el 78%) considera que el resultado de las elecciones políticas afecta menos a los mercados que las políticas articuladas por los bancos centrales. Pese a que un 78% también confía en que los bancos centrales respaldarán a los mercados de producirse otra fuerte recesión económica, muchos creen que las decisiones sobre políticas (incluidos los recortes de tipos y los estímulos fiscales lanzados por los gobiernos) darán lugar a subidas de impuestos (el 65%), han incrementado el riesgo de que se desate una crisis financiera (el 53%) y han mermado la capacidad de respuesta de los gobiernos ante crisis futuras (el 52%).
Por otro lado, habrá que desenvolverse en un marco de incertidumbre política. Según las conclusiones de la encuesta, «la incertidumbre política global ha sacudido los mercados en los cuatro años transcurridos desde el Brexit de Reino Unido y la presidencia de Donald Trump». En este sentido, ocho de cada diez entidades convienen en que el actual panorama político apunta al surgimiento de nuevos líderes políticos populistas, y un 77% piensa que la agitación social seguirá aumentando. Al mismo tiempo, un 69 % de las entidades anticipa una escalada en las tensiones geopolíticas.
En consecuencia, un mundo expuesto a más riesgos conlleva mayores riesgos para el mercado. Por ello, los tipos de interés negativos encabezan la lista de los riesgos para las carteras que más preocupan en 2021 (el 53%). En este sentido, un 82% de los inversores institucionales afirma que los tipos bajos han distorsionado las valoraciones de mercado. Más de la mitad (el 53%) espera ver un aumento en el volumen de valores con rentabilidades negativas el próximo año. También más de la mitad (el 52%) de los inversores institucionales cita la volatilidad como uno de los mayores riesgos para las carteras, especialmente porque un 65 % prevé un repunte en la volatilidad bursátil en 2021, mientras que un 55% espera presenciar una mayor volatilidad en las divisas. Siete de cada diez (el 71%) coinciden en que los inversores institucionales están asumiendo demasiados riesgos en su búsqueda de rentabilidad.
En mitad de esta incertidumbre, la encuesta también habla de oportunidades: «El lado positivo del aumento de la volatilidad es que, según un 52% de los inversores institucionales, esto traerá consigo una mayor dispersión (o variación en los rendimientos de distintas inversiones) el año que viene, lo que podría brindar oportunidades para superar a sus índices de referencia. Un 79% cree que en 2021 el entorno de mercado será favorable para la gestión activa de carteras, un estilo de inversión que según un 67% ofrecerá rentabilidades superiores», sostiene en sus conclusiones.
En este contexto, los inversores institucionales se muestran más sensibles a la gestión pasiva y el 58% reconoce que el uso generalizado de las inversiones pasivas ha hecho que el mercado sencillamente ignore los fundamentales. A un 71% de las entidades también le preocupa que los grandes flujos de entrada y salida de los fondos indexados tan solo compliquen la volatilidad del mercado y, dado que estos movimientos los provocan los inversores minoristas, un 63% de los inversores institucionales no cree que estos generen señales de cotización valiosas para el mercado.
Por último, el documento muestra que el capital riesgo y la deuda privada ofrecen interesantes alternativas a las carteras. Dos tercios (el 69%) de los encuestados indican que los activos privados desempeñarán un papel más importante en la estrategia de sus carteras de aquí en adelante. Sin embargo, un 44% cita el riesgo de liquidez como una de sus mayores preocupaciones, y a un 61% le inquieta el hecho de que ahora mismo haya demasiado dinero persiguiendo un número demasiado reducido de acuerdos privados. Ocho de cada diez (el 80%) consideran que los actuales comisiones aplicadas son, en general, demasiado elevadas, y una cuarta parte teme que vayan a aumentar. Dos quintas partes (el 42%) de los inversores institucionales se están planteando invertir directamente en acuerdos privados a fin de reducir las comisiones.