Los inversores institucionales europeos están preocupados por el efecto que pueda tener las inversiones pasivas sobre el riesgo de mercado y los precios de los activos. Dos tercios de ellos (el 60,4%) creen que el auge de las inversiones pasivas ha elevado el riesgo sistémico y el 62,5% destaca que las captaciones de las estrategias pasivas han reducido artificialmente la volatilidad, según los resultados que arroja una encuesta realizada por Natixis IM.
De hecho, más de la mitad (55,6%) de los inversores institucionales europeos también cree que la inversión pasiva ha distorsionado las cotizaciones relativas y las relaciones entre riesgo y rentabilidad, según una encuesta de Natixis Investment Managers a 500 inversores institucionales (incluidos gestores de fondos de pensiones públicos y de empresa, fondos de aseguradoras y fondos de inversión estatales) en Norteamérica, Latinoamérica, Reino Unido, Europa, Asia y Oriente Próximo.
La demanda de inversiones pasivas parece estabilizarse y las instituciones siguen apostando por la gestión activa. En esta coyuntura, los inversores institucionales también están reduciendo el ritmo al que pretenden aumentar su exposición a las estrategias pasivas y parecen haber encontrado el punto justo en sus asignaciones. Cuando se les preguntó por las asignaciones de activos en 2015, los inversores institucionales de todo el mundo pronosticaron un incremento de las inversiones pasivas hasta el 43% en un plazo de tres años, pero si avanzamos hasta 2018 vemos que los encuestados no han dado muestras de haber realizado grandes cambios en su asignación actual de 70% gestión activa y 30% pasiva durante los siguientes tres años.
Los inversores institucionales de todo el mundo también están expresando su preferencia por la gestión activa ante la volatilidad que se prevé en los mercados en 2019; así, cuatro de cada cinco (80%) esperan que aumente la volatilidad en los mercados durante el próximo año. Un porcentaje similar de inversores institucionales europeos (76,2%) sugiere que el entorno de mercado actual favorecerá a la gestión activa de carteras. Los inversores globales siguen siendo optimistas sobre las rentabilidades, pero han rebajado la rentabilidad prevista media para el año hasta el 6,7%, frente al 7,2% de la encuesta de 2017. En el caso de los inversores europeos, esta cifra desciende hasta el 5,8%.
Aunque la mayoría de los inversores cree que el entorno de mercado es óptimo para la inversión activa, sigue habiendo razones para que los gestores activos muestren de forma más clara su valor añadido, ya que la mitad de los que emplean estrategias pasivas señala que existen demasiados fondos indexados encubiertos en la industria de la gestión activa. Sin embargo, si la industria es capaz de sacar a la luz estos fondos indexados encubiertos, entonces más de dos tercios (62,5%) de los inversores piensan que este hecho terminará beneficiando a los gestores que aplican un enfoque verdaderamente activo y a sus resultados y la mayoría espera que las inversiones activas destaquen a largo plazo.
Según señala Sophie del Campo, directora general de Natixis IM para Iberia, Latam y US Offshore, “los inversores institucionales parecen haber encontrado su asignación de activos óptima entre las inversiones activas y pasivas y estamos empezando a apreciar una ralentización de las asignaciones a las segundas. Nuestra encuesta revela que este movimiento coincide con la inquietud de los inversores en relación con el efecto que podrían tener los productos de gestión pasiva sobre la infraestructura del mercado y las rentabilidades de la inversión. Creemos que, con el tiempo, las inversiones pasivas suscitarán un enorme riesgo de concentración, lo que podría derivar en riesgo sistémico, y se pondrán realmente a prueba cuando se desencadene la siguiente fase de caídas en los mercados”.
En su opinión, el interés por las estrategias activas es un indicio claro de que, en momentos de turbulencias en los mercados, los inversores institucionales quieren que un profesional competente se ponga al timón. “Sin embargo, el aumento previsto de la volatilidad en los mercados y un entorno más complejo para generar rendimientos harán que la distinción sea cada vez más clara entre los gestores que pueden generar alfa”, añade.
La búsqueda de alfa
Las consideraciones medioambientales, sociales y de buen gobierno (ESG) están desempeñando un papel cada vez más preponderante en las estrategias de inversión de las instituciones. Un 65% de los inversores institucionales europeos incorpora actualmente factores ESG y la mayoría de los encuestados (69,1%) indicó que prevé aumentar las asignaciones a estrategias ESG en 2019, movidos principalmente por la generación de rentabilidades y la diversificación. Casi tres de cada cinco participantes (59%) coinciden en que se puede generar alfa con las inversiones ESG; el 48% de los inversores identifica los factores ESG como algo tan importante como los fundamentales financieros a la hora de analizar una empresa y casi una quinta parte (18%) lo considera una forma importante de generar rentabilidades ajustadas al riesgo a largo plazo.
A pesar del mayor interés por las estrategias ESG, la medición y la capacidad de demostrar los resultados siguen planteando dificultades, según el 43% de los encuestados. A algo más de dos de cada cinco (42%) también les preocupa que las empresas podrían estar “pintando de verde” sus datos para mejorar su imagen pública.
“Si la inversión ESG se ha convertido ya en algo rutinario para los inversores institucionales, que esperan que la incorporación de factores ESG se generalice en todas las gestoras durante los próximos cinco años, el siguiente paso para el sector es asegurar que se regulan y vigilan los productos ESG con vistas a proteger a los inversores y su dinero. Necesitamos una clasificación clara y normas de etiquetado comunes a todo el sector y a todos los países. Únicamente los gestores verdaderamente activos con convicciones fuertes pueden respetar e integrar los principios de la inversión ESG”, añade Sophie del Campo.
Renta fija e inversiones alternativas
La combinación de rentabilidades inciertas y tipos al alza ha obligado a las instituciones a mirar más allá en busca de rentabilidad y los encuestados han expresado su preferencia por las inversiones alternativas y los activos no cotizados. Las infraestructuras siguen suscitando atención en este grupo y más de un tercio (38%) pretende aumentar la exposición a esta área; tras ellas se sitúan el capital riesgo (26,5%), la deuda privada (25,4%) y los bonos verdes (22,8%). La tendencia hacia los activos no cotizados se observa en casi siete de cada diez (69%) encuestados, que señalaron que los activos no cotizados ayudan a generar rentabilidades más elevadas, mientras que para el 58% aportan diversificación.
Los inversores prevén reducir su asignación a renta variable, mientras que la exposición a renta fija va a aumentar. La mayor parte de los inversores europeos (84%) espera más volatilidad en la bolsa y tiene previsto reducir sus asignaciones a renta variable el próximo año del 34,8% al 32,4%, mientras que las asignaciones a renta fija van a pasar del 40,3% actualmente al 41,3% en 2019.