Si la imagen de ayer fue la comparecencia en el Senado de los candidatos de Trump a formar parte de su gobierno, la de hoy será la toma de posesión del nuevo presidente de Estados Unidos en el National Mall, la explanada central de Washington. Con el Capitolio a sus espaldas, Trump pronunciará su primer discurso al frente de la primera economía del mundo. Y aunque no se prevé que defina las líneas de sus políticas, su llegada a la presidencia marcará un antes y un después en los mercados: veremos una menor necesidad de políticas monetarias acomodaticias, mientras que es probable que aumente la inversión del sector privado en empresas ya existentes y la formalización de fusiones y adquisiciones, estiman los expertos. Con todo, los gestores no lo tienen claro, a pesar del optimismo inicial tras las elecciones: están seguros de que la política tendrá un gran peso en los mercados pero advierten de que el efecto Trump podría tardar meses en llegar y hablan de una segunda mitad de año más vulnerable.
Richard Woolnough, el gestor del M&G Optimal Income, cree que como presidente Donald Trump hará que los mercados se centren de nuevo en la conexión entre las decisiones políticas y las reacciones del mercado. “Ya hemos visto cómo su enfoque directo puede influir en la economía: el ejemplo más obvio es la correlación entre su elección y la depreciación del peso mexicano. Lo único que es seguro en los próximos meses es el restablecimiento de un contexto en el que los planos político y económico primarán sobre los mercados”, augura el gestor.
El “efecto Trump” es para Didier Saint-Georges, miembro del Comité de Inversión de Carmignac, tan solo un acelerador del ciclo económico que comenzó en el primer trimestre de 2016, “aunque uno muy poderoso”, dice. “Como resultado de esto, es muy posible que este ciclo empiece a decaer en la segunda mitad del año, dado que los sectores de energía, materiales y manufactureros han registrado un rendimiento muy sólido en el último año. Por ello, los mercados financieros podrían verse tentados de empezar a recoger beneficios en los próximos meses”, asegura el gestor de Carmignac, señalando uno de los riesgos de cara a una administración Trump.
Brendan Mulhern, estratega mundial en Newton, parte de BNY Mellon IM, cree que la clave de aquí a finales de 2017 es la trayectoria que seguirá la liquidez, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo. Mulhern coincide con Carmignac en que el entorno al que nos vamos a enfrentar en los próximos meses va a ser más complicado. La razón es que “el repunte de las tires de los bonos mundiales, la apreciación del dólar y el hecho de que el precio del petróleo se haya duplicado desde los mínimos del pasado febrero implica que los vientos de cola de 2016 se han disipado. En 2017, es probable que la actividad económica se ralentice, que se produzcan menos sorpresas económicas positivas y que la precipitada carrera hacia las áreas cíclicas del mercado llegue a su fin”, añade.
También es cauto Witold Bahrke, estratega macro senior de Nordea AM: “El optimismo actual propiciado por las esperanzas de que el nuevo Gobierno estadounidense ponga en marcha una política presupuestaria de estímulo nunca vista —excepto en épocas de recesión— no concuerda con el actual contexto de incertidumbre creciente. Este contrasentido pone de relieve la vulnerabilidad de los mercados a medida que nos adentramos en el nuevo año”, explica. “Tanto en la política económica de Trump como, más en general, en las perspectivas de crecimiento a escala mundial, el optimismo requiere un cierto nivel de certeza para materializarse en inversiones concretas, en contrataciones y, en última instancia, en crecimiento. Por otro lado, una situación prolongada de incertidumbre resulta negativa para el crecimiento. En realidad no puede haber, al mismo tiempo, una gran incertidumbre acompañada de un gran optimismo. Una de las dos variables tiene que ceder”, añade.
Por su parte, Lukas Daalder, director de Robeco Investment Solutions, cree que Trump es en sí mismo un riesgo por su “naturaleza impredecible” y recuerda que el efecto de los estímulos de gran parte de los planes del nuevo presidente seguramente comience a notarse en 2018 más que en 2017. “Reestructurar los impuestos no es algo que pueda hacerse de la noche a la mañana, y los efectos de la inversión en infraestructuras suelen tardar tiempo en llegar”.
“En las últimas semanas he tratado darle la vuelta a Trump pero lamentablemente he llegado a la conclusión de que la presidencia de Trump será en el mejor de los casos caótica y experimental y, en el peor de los casos, proporcionará un espejo del siglo XXI de los pocos años de Nixon en el cargo. Lamentablemente, el nuevo presidente será exactamente el mismo que Trump el candidato, a pesar de cualquier giro creativo proporcionado por sus asesores”, dice Steen Jakobsen, economista de Saxo Bank, que cree que la economía de EE.UU. se juega un escenario de recesión y la pérdida de liderazgo internacional.
El destino de las bolsas depende de los beneficios empresariales
Daalder afirma que otro mensaje recurrente es que las perspectivas para los mercados de renta variable dependerán en gran medida de los beneficios empresariales que se logren en este nuevo año, ya que, a final de 2016, batieron todos los récords. “En numerosos informes se enfatiza que el desajuste entre el crecimiento de los beneficios que, en los últimos años, ha sido negativo en la mayor parte del mundo, y la rentabilidad de las acciones, que ha sido en general positiva, ha hecho que los mercados resulten más caros en términos de PER”, añade.
Para Nordea, la volatilidad de los mercados de renta variable se ha mantenido en niveles sorprendentemente reducidos a pesar de que los posibles escenarios tanto en términos económicos como de los mercados han aumentado en los últimos meses. En otras palabras, la probabilidad de que sucedan acontecimientos inesperados está aumentando, advierten desde la gestora.
La renta fija, extremadamente vulnerable
Al mismo tiempo que Trump sustituye a Obama, los mercados de bonos siguen convencidos de que la inflación se mantendrá en niveles reducidos a perpetuidad, especialmente en Europa. Sin embargo, Didier Saint-Georges recuerda que los indicadores en China, Estados Unidos, Japón y Europa muestran que la inflación –que también es cíclica– empieza ahora a repuntar desde unos niveles muy bajos.
Por tanto, dice, “los mercados de renta fija son extremadamente vulnerables (tanto en EE.UU. como en Europa), por lo que representarán un límite para la revalorización de los mercados de renta variable. El panorama podría tornarse especialmente complicado para los mercados de renta variable si el ciclo económico empieza a perder fuelle en Estados Unidos en la segunda mitad del año, momento en el que los tipos de interés se ajustarán ante al aumento de la inflación. Esta secuencia de eventos no puede descartarse bajo ningún concepto”, advierte.
Para Nordea, si bien han aumentado las perspectivas de inflación, los mercados siguen descontando únicamente dos subidas de tipos por parte de la Fed en 2017. “Sin embargo, si se diese un cambio de tendencia hacia un aumento sostenido de la inflación y un mayor crecimiento real, la Fed se vería obligada, casi con toda seguridad, a subir los tipos más de dos veces en los próximos doce meses”. Y esto afectaría a los mercados.