La Française lanzó recientemente La Française Carbon Impact 2026, un fondo que aúna su experiencia en la gestión de fondos de vencimiento fijo con la inversión sostenible. En esta entrevista con Funds Society, Marie Lassegnore, gestora del vehículo que invierte en deuda corporativa, explica que empresas de Francia, Italia y España son los emisores más presentes en la cartera, y considera que los factores ESG pueden afectar a la rentabilidad financiera de una compañía en diferente medida y en diferentes plazos de tiempo y que, además, hay mucho en juego debido al carácter disruptivo de temas como el cambio climático.
¿Por qué decidieron lanzar un fondo de este tipo?
La Française, como miembro responsable de la industria financiera, quiere participar de manera directa en la financiación de la transición energética y la reducción de las emisiones de los gases de efecto invernadero.
A lo largo de los años, el grupo ha invertido en numerosos recursos, incluyendo la creación de un centro de investigación extra financiera con sede en Londres, Inflection Point by La Française. Inflection Point ha trabajado mano a mano con nuestro equipo de inversión en el desarrollo de herramientas específicas de análisis ESG para la estrategia de inversión baja en carbono del grupo, aplicada a la renta variable, inmobiliario y ahora en crédito. En este contexto y ante un entorno de bajos tipos de interés, La Fraçaise buscó crear una solución dirigida a los inversores que desean participar en la lucha contra el calentamiento global. La solución de inversión, La Française Carbon Impact 2026, se basa en dos áreas de especialización del grupo: la gestión de fondos de vencimiento fijo y la inversión sostenible.
¿Invertir con un horizonte de 7 años ayuda a encontrar mejores emisiones para su cartera con criterios ESG?
El concepto de vencimiento fijo es, de hecho, una manera de simular la tenencia de un solo bono y, por lo tanto, permite dar visibilidad con respecto al rendimiento previsto hasta el vencimiento de la cartera. El vencimiento a siete años se definió para asegurar una cartera diversificada. El vencimiento medio de la cartera es 2026, sin embargo, también podemos invertir en emisiones con un vencimiento anterior o hasta diciembre de 2027. Independientemente del vencimiento del fondo, lo más importante a considerar son las perspectivas a medio y largo plazo del emisor y su capacidad para adaptar su modelo en un contexto de cambio climático global.
¿Cree que la ESG puede ayudar a impulsar la rentabilidad en la renta fija en un momento en el que el recorrido del activo es muy bajo??
Estamos firmemente convencidos de que los factores ESG pueden afectar a la rentabilidad financiera de una compañía en diferente medida y en diferentes plazos de tiempo. Los gestores de fondos tienen el deber fiduciario de integrar el análisis ESG en la gestión de sus carteras. Algunos argumentarán que esto creará un círculo virtuoso: una ola de suscripciones en las compañías con mayor conciencia ESG y las consiguientes salidas de aquellas que no siguen los criterios de concienciación.
Hay otros factores que entran en juego. Las tendencias ESG, como el cambio climático, serán tan profundamente transformadoras que las preferencias de los consumidores cambiarán, generando demanda y contribuyendo así a una mayor rentabilidad en aquellas compañías que estén más concienciadas en la lucha contra el cambio climático.
La rentabilidad de la compañía en materia ESG también se tienen en consideración en su rating, ahora que las agencias de calificación crediticia han desarrollado marcos de análisis extra financieros. Por lo tanto, si a una compañía se le rebaja su calificación crediticia en base a los criterios ESG, el precio de mercado de su deuda podría bajar, y viceversa.
¿Dónde ve las mayores oportunidades de inversión para su estrategia de baja huella de carbono?
Creemos que las compañías con estrategias de transformación con bajas emisiones de carbono estarán mejor protegidas contra los crecientes riesgos climáticos y del incumplimiento de la normativa que están afectando a sus sectores y no sólo se verán favorecidas por los inversores conscientes de los desafíos relacionados con el clima, sino que también estarán mejor posicionadas a largo plazo por sus modelos de negocio.
Con la integración de factores ESG y su rentabilidad financiera asociada no sólo se pretende proteger del riesgo sino también mejorar el perfil crediticio. Una compañía que invierte estratégicamente en el cambio climático también está contribuyendo a garantizar futuras suscripciones de efectivo positivas que ayudarán a fortalecer su balance y, por lo tanto, su calificación crediticia, lo que en última instancia podría conducir a la reducción del spread de crédito y a una mayor rentabilidad.
El concepto de bajo carbono en la cadena de valor no se limita a la fabricación, sino que también se aplica a la tecnología, los materiales, etc. Examinar la cadena de valor de una solución en la transición energética (por ejemplo, los vehículos eléctricos), permite identificar las compañías “habilitadoras» que son parte integrante de la solución. Esas compañías pueden ser a menudo más cíclicas que el fabricante del producto y, por lo tanto, tendrán un mayor potencial de rentabilidad (dada la menor calificación crediticia).
¿Cómo analizan los emisores y qué características son imprescindibles?
Después del análisis de crédito, realizamos un análisis de carbono de los emisores. El análisis del impacto del carbono tiene tres componentes distintivos: evaluación del impacto carbon, medición de la trayectoria de reducción de la huella de carbono (LCT) y compromiso.
La evaluación del impacto del carbono supone un análisis profundo de la exposición al cambio climático de una compañía y su gestión de los respectivos riesgos y oportunidades. El marco analítico sigue la estructura de las recomendaciones de la TCFD (Grupo de trabajo del Consejo de la Junta de Estabilidad Financiera del FSB sobre Divulgaciones Financieras Relacionadas con el Clima) que son aplicables a las organizaciones de todos los sectores y jurisdicciones. Permite obtener la información necesaria para construir una evaluación completa que abarque todas las cuestiones relacionadas con el clima que podrían afectar a los beneficios financieros de la compañía. Nos fijamos en la gobernanza, la gestión de riesgos, la estrategia y las iniciativas, las métricas y los objetivos.
La metodología de la trayectoria de bajas emisiones de carbono (LCT) respalda la evaluación cualitativa con el objetivo de determinar con qué escenario de calentamiento está actualmente alineada una compañía. Analizamos las emisiones pasadas de una compañía, su plan estratégico y las inversiones realizadas hasta el momento para determinar si la compañía alcanzará su objetivo de reducción de emisiones. Nuestra convicción se reflejará a través de un «corredor de confianza» que permite cierto margen de incertidumbre dado el horizonte a largo plazo (análisis realizado hasta 2030). Este corredor se expresa en unidades específicas del sector (como gCO2 por MWh de electricidad producida en el sector de servicios públicos). A continuación, lo comparamos con tres referencias comúnmente adoptadas por la Agencia Internacional de la Energía. Finalmente, podemos observar si la trayectoria de las emisiones futuras de una compañía está alineada con un escenario +1,75°C, +2°C, +2,7°C (o por encima de 2,7°C).
Por último, nos comprometemos con muchas de las compañías en las que invertimos para ayudarles a ser responsables. Los objetivos de este compromiso son dobles: lograr una mejor comprensión del negocio de una compañía y reunir la información necesaria para el análisis del impacto carbono. Y, en segundo lugar, influir en la junta directiva para que cambie, si vemos posibilidades de mejora. Por ejemplo, participamos en la iniciativa de compromiso de colaboración ClimateAction 100+, que nos permite maximizar nuestra influencia como parte de un grupo formado por una amplia base de inversores.
Dependiendo de la evaluación general del impacto carbono de la compañía, se clasificará en una de las cuatro categorías: baja huella de carbono, en transición y alineado con la trayectoria de 2 grados de su sector, en transición, pero necesita ambición y rezagados. Nosotros no invertimos en compañías rezagadas.
¿Cómo miden el compromiso de reducción de las emisiones de carbono de los emisores en los que invierte y cómo hacen la selección?
Para medir el compromiso de una compañía con respecto a la transición climática, comparamos los objetivos marcados con la realidad. Para ello, examinamos el marco de gobernanza y gestión de riesgos para evaluar la gestión del cambio climático. Examinamos las responsabilidades de los ejecutivos y los incentivos que se han puesto en práctica para gestionar los riesgos relacionados con el clima. A continuación, examinamos la estrategia: la estrategia corporativa general y los proyectos relacionados (a través del CAPEX, los gastos de I+D y las posibles adquisiciones). La descarbonización debe estar en el centro de la estrategia de transformación de la compañía. También examinamos las iniciativas tomadas por una compañía para determinar su importancia. De hecho, algunas iniciativas pueden ser eficaces herramientas de comunicación «verdes» pero pueden no tener un impacto significativo en el negocio real de la compañía, no obstante, son necesarias también otras iniciativas a pequeña escala para desarrollar nuevas tecnologías y nuevos productos. Pueden ser una oportunidad para la colaboración entre industrias que, en última instancia, puede tener un impacto más amplio, ya que los pequeños actores también pueden beneficiarse de los avances.
Por último, realizamos un análisis, denominado «Ambiciones y progreso», en el que examinamos primero los resultados obtenidos en el pasado en materia de carbono (reducción de la huella carbono en el contexto de los compromisos anteriores de la compañía) y luego los objetivos actuales de descarbonización con metas específicas de reducción de las emisiones. Combinamos esto con las conclusiones de nuestra metodología LCT para luego determinar si una compañía está alineada con un objetivo de +1,5 grados o más bien de +4,5 grados, para final de siglo.
¿Por qué decidieron invertir sólo en deuda corporativa?
La Française Carbon Impact 2026 es un fondo de crédito. Puede invertir hasta el 100% de sus activos netos en bonos corporativos con calificación de grado de inversión (hasta el 100%) o en emisiones especulativas high yield (hasta el 70%). Hemos centrado este producto en la deuda corporativa, porque podemos medir con mayor precisión la contribución de una compañía en cuanto a la reducción de sus emisiones de carbono.
En su cartera actual, ¿qué países tienen más peso?
A 31 de diciembre de 2019, la cartera estaba expuesta, principalmente, a tres países: Francia, Italia y España, con un peso del 16%, 14% y 10% respectivamente. Esta asignación es un claro reflejo del entorno normativo que existe en Francia, en donde se ha alentado a las compañías a actuar firmemente. Esto ha animado a las compañías de menor tamaño a seguir e implementar, por ejemplo, sistemas de gestión ambiental, al tiempo que miden y abordan la reducción de las emisiones. Italia y España han seguido el mismo camino: descarbonizar el sistema energético de producción, distribución y financiación de la electricidad. Si bien todavía hay carbón en ambos países, hemos visto que los principales actores de esos mercados han invertido fuertemente en energía renovable durante la última década. Algunos de los bancos más grandes también han modificado sus prácticas de concesión de préstamos, al dejar de financiar nuevos proyectos vinculados con la extracción de carbón o la generación de electricidad a partir del carbón.
¿Ayudará la regulación a la transición climática?
Por supuesto el entorno normativo fomentará la transición de las empresas industriales, pero adicionalmente las grandes compañías impulsarán el cambio de los proveedores más pequeños, independientemente de su país. Por ejemplo, una compañía multinacional europea de bienes de consumo tendrá proveedores en todo el mundo. Uno de los primeros pasos de la política de gestión ambiental de una compañía sería incluir una política sobre el abastecimiento de materiales y, por lo tanto, solicitar una cierta normativa a sus proveedores, obligándolos a adaptarse a la normativa europea. Se trata de una tendencia que, como es de esperar, inducirá cambios en los países en los que el marco normativo no fomenta la adopción de medidas en relación con el cambio climático.