El Foro MedCap ha reunido a cuatro reconocidos gestores de renta variable para abordar las oportunidades y retos a los que se enfrenta este activo en un contexto dominado por la pandemia. Los ponentes han coincidido en que aún queda recorrido para que la bolsa española siga creciendo, pero detectan diferentes riesgos.
Javier Galán, responsable de gestión de fondos de renta variable en Renta 4, considera que el mayor riesgo son las valoraciones. Según relata parece que el mercado ya ha descontado la recuperación del PIB, de la confianza o la vuelta a la normalidad. «Desde que se aprobaron las vacunas los mercados han subido de forma muy vertical y las valoraciones se han vuelto más exigentes. Debemos mantener una continuidad en la inversión y apostar por el único activo que realmente va a aportar rentabilidad positiva”, insiste.
Lola Solana, responsable de small caps y ESG en Santander, sí ve recorrido, aunque más que en los índices lo detecta en determinados valores, sobre todo aquellos relacionados con el consumo y la industria. “Al final estamos en un año de recuperación, el PIB va a crecer un 6,5%, y el año que viene crecerá un 5% y no sé si eso lo tiene descontado el mercado. El consumo privado va a crecer un 8%, viene de caer un 12%, la tasa de ahorro de los españoles está entre un 11-15% cuando la media histórica es un 5%. Esto quiere decir que la demanda interna está ahí, hay apetito por salir. El reopening va a tirar del mercado, de las empresas y del crecimiento para arriba”, afirma.
El director de renta variable en Mutuactivos, Ángel Fresnillo, insiste en que debemos contextualizar estos datos. “Las valoraciones están en máximos, pero en el contexto de tipos estamos en mínimos. Los mercados están intervenidos y lo que eran medidas extraordinarias se han convertido en la nueva normalidad. Las primas de riesgo también hay que mirarlas en términos de los tipos de interés que tenemos actualmente”, advierte.
En este sentido, el experto considera que, a pesar de que las valoraciones puedan ser exigentes, el contexto es positivo, “hay tracción y momentum de earnings”, señala. Para Karoline Rosenberg, fund manager en Fidelity, también hay momentos muy interesantes en el horizonte, pero insiste en que hay que maniobrar con el incremento de la demanda y las distorsiones en las cadenas de suministro. “Tendremos que vigilar la inflación y cómo las empresas maniobran con la reapertura. Es importante buscar los negocios que tienen poder en el tema de fijación de precios y pueden hacer frente a este incremento de demanda”, añade.
Los valores de reapertura, protagonistas en las carteras
La gestora de Fidelity admite que está “entusiasmada” con los valores de reapertura, al igual que Solana, quien insiste en que todo lo que tenga que ver con salir y viajar hay que tenerlo en cuenta. Además, considera que España será unos de los países que saldrán más beneficiados. En este sentido, destaca sectores beneficiados por los cambios de hábitos de los consumidores, aquellos ligados a la renta disponible y al reopening, como, por ejemplo, el tren, que además tiene un componente sostenible.
Galán adopta un enfoque un poco más diferente y señala que desde Renta 4 incorporan un sesgo “hacia aquellas compañías buenas que crecerán en los buenos y malos momentos”. Fresnillo considera que la mejor idea para meter en una cartera es aquella que tiene la tesis de inversión más robusta y destaca el tema de la transición energética.
Respecto a la inversión ESG y su relevancia, Solana ha señalado que los criterios extrafinancieros tienen mucho peso en la toma de decisiones, y que es algo que ya deberían incorporar todos los analistas. “Evidentemente, la rentabilidad es importante, pero si no pasan el corte de estos criterios extrafinancieros, elegimos no comprar. El inversor quiere invertir con un sentido y significado en compañías que son éticas, ecológicas y que cumplen con los criterios ESG. El que no sea consciente se arriesga a quedarse fuera del partido”, advierte.
Para Karoline Rosenberg, los criterios ESG también son un filtro muy importante a la hora de analizar empresas. Pero insiste en que también lo es acompañarlas en ese camino. “Interactuamos de una forma muy proactiva para decirles dónde tiene que haber progreso y dónde pueden mejorar”, señala. En este sentido, Javier Galán ha resumido su visión señalando que los beneficios son importantes pero que ahora, además, hay que ver cómo se logran dichos beneficios.
El futuro de las small caps españolas
En los últimos 15 años las small caps españolas se han quedado muy rezagadas respecto a sus homólogas europeas y americanas. Un hecho que Solana achaca a la crisis de 2008. “Se nos atragantó la crisis financiera, ya que la mayor parte del PIB venía del sector financiero e inmobiliario, lo que generó un desempleo monumental, pillando muy endeudadas a las familias y empresas, lo que a su vez derivó en una crisis de consumo”, contextualiza.
Sin embargo, considera que ahora nos encontramos en un momento decisivo. “Hemos sufrido y hemos vuelto fortalecidos y ahora las empresas españolas tienen menos deuda que las de otros países, están más internacionalizadas, más digitalizadas y con la oportunidad de los fondos estructurales estamos en una posición de salida para recuperar el terreno perdido. Es una oportunidad única para dar la vuelta a la tortilla”.
En este sentido, invita a no descartar a las smallcaps españolas por su iliquidez tal y como hacen muchos inversores. Solana insiste en que esta condición no es negativa si las empresas son sólidas, de calidad, con buenos balances, crecimiento, buenos equipos directivos etc. “No me importa que sea ilíquida, si quieres vender algo que es bueno siempre habrá comprador. Pero el inversor tiene que saber que necesita tiempo y un horizonte temporal de 4 o 5 años para ponerla en valor”, concluye.