Hubo dudas hasta el último momento, pero los resultados oficiales confirman que el No a la independencia ha ganado el referéndum en Escocia, con más del 55% de apoyos. El Sí, con el 44,7% de los votos, sólo ha conseguido ganar en cuatro circunscripciones, entre ellas Glasgow y Dundee. Los expertos destacan que la participación ha sido histórica, de casi el 85% de media y superando en algunas zonas el 90%.
Aunque la mayoría de gestores daban por sentado un resultado negativo, con el consiguiente mantenimiento del actual status quo, también se preparaban para una eventual victoria del camino a la independencia. Eso no ocurrirá, aunque Escocia gozará de una mayor autonomía, una de las ofertas de Londres para alentar el rechazo a la independencia; y además el primer ministro británico ha anunciado que concederá una mayor autonomía también a los otros miembros de Reino Unido (Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte).
Los mercados reaccionan positivamente a la noticia: la bolsa de Londres sube y la libra esterlina también se dispara, tras la volatilidad de las últimas jornadas. Para los gestores, las noticias son buenas porque la incertidumbre acaba y porque Escocia seguirá con la misma divisa y con una economía dentro del Reino Unido.
“Los mercados financieros están aliviados porque no tendrán que afrontar meses de incertidumbres y riesgos de una ruptura incontrolada”, comenta David A. Meier, de Análisis Económico en Julius Baer. En su opinión, las preguntas y las dudas sobre asuntos relativos a la separación han superado al deseo de independencia.
“La campaña ha terminado y los inversores británicos recibirán con agrado la reducción de la incertidumbre vivida en los últimos meses. Ahora la atención volverá a centrarse en la situación en Ucrania, el conflicto en Oriente Medio y la frágil situación de la economía europea”, comenta Martin Gilbert, CEO de Aberdeen Asset Management.
“Ambas opciones en el debate sobre la independencia deben unirse para que a partir de ahora Escocia avance unida. Escocia lleva muchos años siendo un líder mundial en sectores como el petróleo, el gas, el whisky y el área de la inversión y la cuestión radica ahora en hacer crecer el resto de la economía contando con el sólido respaldo de los políticos de todos los partidos”.
Paras Anand, director de Renta Variable Europea en Fidelity Worldwide Investment, el primer punto a reconocer es que aunque el voto tenía un foco local, en realidad “es mejor considerarlo como un alto en el camino en el que la dirección del viaje había sido establecida hace mucho tiempo”. En su opinión, de alguna forma, “el éxito final de la campaña unionista se puede acreditar a un replanteamiento del voto contrario a la independencia como un voto por el autogobierno, lo que subraya el hecho de que, con la emoción aparcada, los dos lados de la discusión habían estado siempre mucho más cerca de lo que hubieran querido admitir”.
Pero la debilidad de la libra podría continuar…
En su opinión, la evaluación del impacto potencial del voto escocés en los mercados requiere dos cosas: la primera es entender el punto anterior y el segundo es mirar al referéndum en el contexto de la situación política del Reino Unido en términos más generales. “En este contexto, podría ocurrir que el estado de ánimo que rodea el resultado de la votación sea de corta duración cuando el foco se vuelva rápidamente hacia los detalles y consecuencias de la ‘devo max’ (plena autonomía fiscal)”.
Además, advierte que dado que a medida que se aproximaba el referéndum el resultado era imposible de adivinar, esta perspectiva se trasladará a las próximas elecciones generales y, en el caso de que prevalezca un gobierno conservador, el referéndum sobre la adhesión a la UE. Por lo tanto, podríamos esperar un largo período de debilidad de la libra, sobre todo en relación con el dólar”.
“Pensamos que esta situación sería una buena noticia para el sector corporativo del Reino Unido dada la gran proporción de los ingresos y beneficios provenientes del extranjero, y por lo tanto beneficiaría al mercado en general”.
Por otra parte, mientras este ambiente de inestabilidad política sea dominante, es difícil ver cómo el Reino Unido podría experimentar algo más que un modesto incremento de los tipos de interés a corto plazo en los próximos años, lo que debería, en cualquier caso, ser beneficioso para la economía doméstica en su conjunto, dicen en Fidelity.
En esta misma línea, desde Julius Baer apuntan que, a pesar de la reacción al alza de la libra, el movimiento hacia la independencia ha abierto el camino de las reformas en Reino Unido, reformas sobre la autonomía de las regiones. Y ello, aunque a largo plazo ofrezca estabilidad, no elimina por completo todas las incertidumbres sobre el futuro político en el país.
Peter Hensman, experto en estrategia global macro de Newton, parte de BNY Mellon, también dice que, aunque la victoria del No disipa en parte la incertidumbre que de inmediato habría seguido a la ruptura de una unión que dura ya 300 años, las consecuencias derivadas de la estrechez del margen en la votación y de la tensión en las últimas etapas de la campaña probablemente serán considerables. “La incertidumbre política tiene visos de persistir, ya que las promesas –formuladas a la desesperada– de una mayor restitución de competencias al Parlamento escocés tendrán ahora que materializarse en su paso por Westminster. No sólo otras regiones del Reino Unido se asegurarán de recibir algo a cambio de apoyar la descentralización, sino que el SNP y el UKIP a buen seguro se envalentonarán por sus expectativas de obtener una mayor representación política en las Elecciones Generales que han de celebrarse en mayo del próximo año”.
En su opinión, en el corto plazo, los mercados financieros volverán previsiblemente a reflejar las expectativas de los inversores, contenidas en las últimas etapas del debate sobre el referéndum, de subidas de tipos de interés. “A más largo plazo, habida cuenta de la mayor incertidumbre experimentada por las empresas, las dilaciones en las decisiones de inversión tenderán a lastrar el crecimiento, socavando cualquier expectativa de alzas de tipos y propiciando, con ello, la debilidad de la libra esterlina. Aunque tal depreciación ayudaría a acrecentar el valor en libras de los beneficios obtenidos en el extranjero, la influencia del No en los distintos sectores de renta variable debería ser menos drástica que la eventualmente resultante de haber sido el voto favorable a la independencia. Desde luego, las acciones que resultaron perjudicadas por las temidas consecuencias de una separación deberían resarcirse de sus pérdidas. Más allá de esto, es probable que haya aumentado también el riesgo tributario ante beneficios inesperados, si la necesidad de recabar apoyo a la descentralización condujese a un aumento de obsequios fiscales”.
Y en España…
Gareth Colesmith, gestor de cartera europea senior de Insight, parte de BNY Mellon, habla de estrechamiento en los diferenciales de deuda periférica.“Otros movimientos separatistas en Europa, particularmente en España, se envalentonaron ante el brío cobrado por el lobby independentista en Escocia y, como consecuencia, los diferenciales de la deuda de los emisores periféricos se ampliaron ligeramente en la antesala de la votación. Ahora que se conoce el resultado en Escocia, los diferenciales periféricos podrían empezar a estrecharse. No obstante, la presión de los nacionalistas por la independencia en regiones como Cataluña y el País Vasco seguirá siendo un tema candente hasta noviembre, cuando los separatistas catalanes tienen previsto celebrar una consulta no vinculante al respecto. El Gobierno español buscará, a través del Tribunal Constitucional, que se declare la ilegalidad de cualquier votación. Tal grado de oposición, sumado a la última serie de medidas adoptadas por el Banco Central Europeo, probablemente reforzará la tendencia a estrecharse de los diferenciales periféricos”.