Durante los últimos doce meses, los gestores han señalado que el COVID-19 era el principal “riesgo de cola” para el mercado, según la encuesta que mensualmente hace Bank of America. Pero justo en el primer aniversario de esta pandemia, hay un importante cambio de percepción. Para el 37% de los gestores el principal riesgos es la inflación y para el 35% el taper tantrum, es decir, la reducción de las políticas expansivas de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed).
Sobre el primero de estos riesgos, la inflación, la encuesta muestra que 93% de los gestores espera que la inflación sea mayor en los próximos 12 meses, lo que supone un aumento del 7% interanual y un máximo histórico. De hecho, la edición de marzo señala que el consenso de los gestores se sitúa en un mayor crecimiento y una mayor inflación, o al menos así lo afirma un 53% de los encuestados.
Respecto a la reducción de las políticas expansivas y acomodaticias por parte de los bancos centrales, los gestores afirman que la Fed empezará a subir los tipos en torno a febrero de 2023.
En este sentido, los gestores tienen el foco puesto ya en la recuperación y mantienen unas expectativas sobre la economía bastantes alcistas, ya que el 48% sostiene que veremos una recuperación en forma V frente al 10% que así lo afirmaba en mayo de 2020. Además, el 91% de los encuestados espera una economía más fuerte, lo que supone la mejor perspectiva económica registrada en la historia de estas encuestas.
Un optimismo que también se extiende a los beneficios empresariales, ya que el 89% de los gestores espera que mejoren en los próximo 12 meses, superando los máximos registrados en febrero de 2002 y diciembre de 2009
Rotación hacia cíclicos
La segunda conclusión de la encuesta de BofA de marzo es que los gestores se están moviendo hacia activos cíclicos. En particular están teniendo una exposición más alta a las materias primas, los industriales, los bancos, los productos discrecionales y los mercados emergentes, si comparamos los últimos 10 años.
Los responsables de la encuesta hablan de “un giro drástico con respecto a hace un año”, cuando los inversores estaban fuertemente invertidos en productos «defensivos» como el efectivo, la sanidad, los productos básicos y los servicios públicos. Los resultados muestran que en marzo los inversores volvieron a apostar por los productos cíclicos después de haber comprado la «seguridad y growth» en febrero, manteniéndose más cíclicos en términos de asignación de activos.
Como consecuencia, por primera vez en más de un año, los valores de bancos subieron al cuadrante de “optimismo creciente”, mientras que la tecnología cayó al cuadrante de «pesimismo creciente».