La continua incertidumbre de las perspectivas económicas mundiales se refleja en la sorprendente dispersión de las respuestas obtenidas en el último informe Perspectivas de los Economistas Jefe, publicado por el Foro Económico Mundial (Foro de Davos). En la encuesta incluida en este informe, los expertos están divididos a partes iguales en cuanto a las perspectivas de la economía mundial, con un 45% que afirma que una recesión mundial este año es probable o improbable.
Según las conclusione del documento, los economistas jefe prevén que tanto la dinámica del crecimiento como la de la inflación varíen mucho de una región a otra, mientras que en el frente de la política económica, el 72% prevé que la política industrial proactiva se convierta en un fenómeno cada vez más extendido en los próximos tres años.
Un aspecto llamativo es que aunque la mayoría no ve en las recientes perturbaciones del sector financiero un signo de vulnerabilidad sistémica, se consideran probables nuevas quiebras bancarias y turbulencias este año.
En este sentido, tras las recientes quiebras bancarias y las turbulencias de los mercados financieros, los economistas jefe expresaron su confianza en la integridad sistémica de los mercados mundiales. Sin embargo, dos tercios subrayaron la probabilidad de nuevas quiebras y perturbaciones bancarias, mientras que más del 80% afirmaron que esperan que las empresas encuentren más dificultades para obtener préstamos bancarios como consecuencia del endurecimiento de los criterios de concesión de créditos. También señalaron las repercusiones de los elevados tipos de interés, sobre todo en el sector inmobiliario, donde dos tercios esperan que los elevados tipos causen trastornos significativos en 2023-2024.
Dinámicas regionales divergentes
Se ha producido un notable fortalecimiento de las expectativas de crecimiento desde la edición de febrero de este mismo informe. En particular, desde el Foro de Davos destacan que las perspectivas difieren notablemente entre regiones. “La actividad más boyante se espera en Asia, donde se prevé que la reapertura de China impulse un repunte significativo del país y refuerce la actividad en todo el continente. Más del 90% de los economistas jefe esperan un crecimiento al menos moderado tanto en Asia Oriental y el Pacífico como en Asia Meridional”, señalan.
En el otro extremo del espectro, tres cuartas partes siguen esperando un crecimiento débil o muy débil en Europa. En Estados Unidos, los encuestados se mostraron más optimistas en marzo-abril que en enero, pero siguen divididos en cuanto a las perspectivas, ya que éstas se ven empañadas por una mayor incertidumbre sobre la estabilidad financiera y el probable ritmo y alcance del endurecimiento monetario.
En cuanto a la inflación, en todas las regiones aumentó notablemente la proporción de encuestados que prevén una inflación elevada en 2023, y el 76% de los economistas jefe afirmaron que esperan que el coste de la vida siga siendo elevado en muchos países. “Los tipos generales han empezado a bajar, pero la inflación subyacente ha sido más rígida de lo que muchos esperaban. La dinámica es especialmente marcada en Europa y EE.UU., donde la gran mayoría de los economistas jefe (90% y 68% respectivamente) esperan una inflación alta o muy alta este año. China sigue siendo un caso atípico, ya que sólo el 14% espera una inflación elevada este año”, indica en sus conclusiones.
El rostro cambiante de la globalización
Los economistas jefe fueron unánimes a la hora de anticipar nuevos cambios en la estructura de las cadenas de suministro mundiales. Cuando se les preguntó qué estrategias empresariales esperaban que contribuyeran a esta reconfiguración, destacaron la adaptación a las fallas geopolíticas (94%), la priorización de la resistencia sobre la eficiencia (91%), la diversificación de los proveedores (84%) y una mayor atención a la sostenibilidad medioambiental (77%).
También señalaron la creciente importancia de una política industrial proactiva, ya que casi tres cuartas partes esperan que se convierta en un enfoque generalizado de la política económica en todo el mundo. Los encuestados se mostraron divididos en cuanto a si la política industrial actuará como motor de la innovación, pero destacaron varias preocupaciones potenciales, como un agravamiento de las tensiones geoeconómicas (91%), la asfixia de la competencia (70%) y un aumento problemático de los niveles de deuda soberana (68%).
“La última edición de estas perspectivas pone de manifiesto la incertidumbre de la evolución económica actual. Los mercados laborales se muestran resistentes por ahora, pero el crecimiento sigue siendo lento, las tensiones mundiales se agudizan y el coste de la vida sigue siendo elevado en muchos países. Estos resultados confirman la urgente necesidad tanto de una coordinación política mundial a corto plazo como de una cooperación a más largo plazo en torno a un nuevo marco de crecimiento que integre la inclusión, la sostenibilidad y la resistencia en la política económica”, asegura Saadia Zahidi, directora general del Foro Económico Mundial.