El grupo estadounidense REM lanzó en 1987 el single “It’s the end of the world as we know it (and I feel fine)”. El título de esta canción encaja perfectamente con la nueva visión macroeconómica de Carmignac, que presentó recientemente en París: el mundo que prevén sus expertos para la próxima década es muy diferente, y se sienten cómodos con él. Como afirmó Fréderic Leroux, responsable de asignación de activos (Cross-Asset): “Que no nos asuste la inflación. Una inflación más elevada crea un caldo de cultivo sumamente positivo para nosotros. La situación no es preocupante, solo se está legitimando la vuelta de la gestión activa”.
Raphaël Gallardo, economista jefe de Carmignac, habla directamente de cambio de ciclo económico para la economía mundial: “Hemos salido de la represión financiera y de un entorno inflacionista. Ahora entramos en un entorno de desincronización y desaceleración: prevemos que la economía mundial deje de crecer el 3% y caiga al 1,8% en 2023”.
El economista jefe vaticina que la entrada de Estados Unidos en recesión se retrasará hasta el tercer trimestre del año gracias a la resistencia del consumidor americano, y habla con optimismo de China, que por fin ha reabierto sus fronteras después de tres años de una estricta política de covid cero: “Prevemos una recuperación explosiva del consumo a partir del segundo trimestre que llevará a una revisión alcista en las previsiones de crecimiento, dando como resultado un entorno “goldilocks” (ni muy caliente, ni muy frío)”.
Principales puntos de la estrategia macro
A lo largo de la presentación, en la que participaron una decena de expertos de la casa – incluyendo al fundador, Edouard Carmignac, y a su hija Maxime, al frente de la innovación de producto de la casa- se volvieron claros varios puntos de consenso que están apuntalando la nueva visión macro de la firma: el regreso estructural de la inflación, la reversión de la globalización hacia tendencias más cercanas al proteccionismo, la continuación de los desequilibrios entre oferta y demanda, el fin de ciclo para los valores growth (particularmente las grandes tecnológicas estadounidenses), el desplazamiento de parte de la influencia económica de Estados Unidos a Europa y Asia y el regreso triunfal de China justo a tiempo para el año nuevo chino.
“Asistimos a un nuevo orden geopolítico en el que imperarán las limitaciones al ahorro, en la oferta de materias primas, en la mano de obra y en la difusión de nuevas tecnologías”, indicó el economista jefe de Carmignac. Gallardo considera que estas tendencias se van a ver agravadas por la continuación de varios factores estructurales, como el envejecimiento de la población o la descarbonización, y que a su vez traerán importantes consecuencias con repercusión global, como el viraje en las políticas monetarias del Banco de Japón – “poniendo fin a su condición de prestamista de último recurso para el resto del mundo”- o el mayor ahínco de China para “desdolarizar” su economía.
“Claramente estamos entrando en un periodo en el que la inflación nos va a acompañar los próximos diez a doce años, pero no a niveles descabellados. La inflación será cíclica y creará oportunidades positivas y negativas para los inversores”, comentó Leroux por su parte. Para poder gestionar de manera activa en este nuevo contexto, el experto propone introducir varios sesgos en la gestión. El primero consiste en utilizar la inflación como “la brújula del inversor”, dado que permite que la economía se desarrolle en ciclos normales. Por tanto, el primer consejo consiste en “no dejarse engañar por la caída de la inflación, sino ser capaces de poder anticipar cómo será la siguiente subida y cómo afectarán a los mercados”.
El segundo consejo consiste en “rebajar el umbral de resistencia del dolor económico y la falta de valor por parte de nuestros líderes”. Leroux se refiere a que los líderes económicos y políticos van a luchar contra la inflación, pero no demasiado porque el nivel de endeudamiento general es tan elevado que la mejor manera de reducirlo es con crecimiento e inflación. En conclusión, el experto anticipa que “los tipos de interés irán a la zaga con la inflación, por lo que los tipos reales serán negativos; esto evitará que se produzca una recesión a gran escala y da atractivo a la inversión en oro”.
Finalmente, el último consejo del director de asignación de activos consiste en “aceptar que los tipos se mantendrán elevados, por lo que la renta variable que se benefició de la era de tipos cero no va a poder mantener las mismas valoraciones”, en referencia a las valoraciones con sesgo de crecimiento.
Las consecuencias de todos estos sesgos se traducen en cuatro puntos clave de la nueva estrategia de inversión de Carmignac: el primero, reducir la exposición a Estados Unidos e incrementarla a activos europeos, nipones, chinos y de otros países emergentes, centrándose en la búsqueda de valores cíclicos que actualmente presenten valoraciones débiles. El segundo, aprovechar los tipos elevados y la desincronización entre economías para buscar carry a través de una gestión global. El tercero, una gestión activa de la duración en cartera. Y el cuarto punto, aprovechar el contexto de tipos reales negativos, mayor ciclicidad y finalización del ciclo económico para invertir en materias primas, particularmente en metales por su exposición a la transición energética y muy especialmente en cobre por su importancia en este nuevo orden.
Rose Ouahba y David Older, respectivamente jefes de renta fija y renta variable, añadieron a estos puntos algunas últimas observaciones. En la parte de renta variable, Older advirtió que este año habrá que monitorizar la valoración, las estimaciones de beneficios – considera que las de compañías americanas siguen siendo demasiado optimistas- y la evolución de los márgenes de beneficio.
En cuanto a la renta fija, Ouahba habló de la vuelta del atractivo a la deuda soberana tras la corrección del año pasado: la gestora ha vuelto a invertir en treasuries y en deuda periférica europea, especialmente de Italia y Grecia. “2023 es el año en el que Grecia podría volver a recuperar el grado de inversión”, anticipó la experta. Dentro de la renta fija emergente destacó Latinoamérica, particularmente la deuda mexicana (por la ortodoxia de su banco central), la brasileña (por ser de los países que ofrece más rentabilidad en términos reales) y la chilena (por presentar tipos superiores al 10% y por ser el mayor exportador de cobre del mundo).