Los bunds alemanes se enfrentan a una combinación peligrosa de inflación y subidas salariales que podría resultar problemática hacia finales de año, advierte David Roberts, de Kames Capital.
El responsable de renta fija de la gestora escocesa y cogestor, entre otros, del Kames Strategic Global Bond (que gestiona activos por valor de 881,4 millones de euros), cree que los tipos de interés de los bonos del gobierno alemán podrían caer aún más a muy corto plazo pero se enfrentan a retos muy serios en cualquier otro periodo de tiempo.
“Si analizamos las perspectivas del bund más allá del muy corto plazo, el riesgo es evidente”, señala el experto. “Por ejemplo, estos bonos resultan potencialmente tóxicos a seis meses si remiten las presiones deflacionistas, y vemos cada vez más señales de que las presiones salariales empiezan a repuntar en el centro de Europa. Si eliminásemos el papel del Banco Central Europeo (BCE), los tipos de interés de los bonos core serían mucho más altos”.
Las tires de los bunds han caído por debajo del 0,3%, frente al 1,5% que marcaban hace un año, porque la amenaza de deflación y la falta de crecimiento han llevado a los inversores a buscar refugio en la deuda alemana. Además, ahora que el BCE ha puesto en marcha su propio programa de expansión cuantitativa (QE), los inversores confían en que los tipos seguirán reduciéndose.
Sin embargo, Roberts cree que la apuesta resulta demasiado arriesgada, considerando que algunas previsiones internas del BCE sitúan el IPC europeo por encima de su objetivo en 2017 y que la depreciación del euro, combinada con la recuperación marginal de los precios de las materias primas observada en las últimas semanas, podría provocar que la inflación repunte más rápidamente de lo previsto.
“Los inversores deben ser conscientes de que la situación que se está gestando en Europa podría ser peligrosa para los bunds”, advierte el experto. “Si continúan los signos de mejora estructural que estamos viendo en partes de la eurozona, los tipos de interés de los bonos alemanes podrían ganar 50 puntos básicos en los próximos seis meses o, incluso, volver a situarse cerca del 1% a finales de año si otros bancos centrales, como la Reserva Federal estadounidense, empiezan a subir sus tipos oficiales”.
Aunque opina que los inversores no deberían ir en contra del QE europeo, Roberts señala el caso de otros activos refugio, donde las tires aumentaron cuando la economía volvió a crecer tras la puesta en marcha del programa de estímulo.
En el caso de los bunds, cree que cualquier nueva caída desde los niveles actuales podría representar una oportunidad para cerrar la exposición y recoger beneficios. “A estos niveles, el bund es claramente una apuesta corta y cualquier nueva caída de los tipos de interés a corto plazo debería aprovecharse para recoger beneficios de una posición que ya no es interesante”.
“Aunque de momento el BCE está dispuesto a comprar bonos, si las reformas estructurales emprendidas en España, Portugal e Italia consiguen impulsar una recuperación de la economía, Draghi dejará de comprar y los tipos de interés se dispararán hasta niveles más realistas”, concluye.