Desde que se conoció de la quiebra de Sillicon Valley Bank (SVB) y Signature Bank, la industria mira con nerviosismo el impacto que pueda tener en la banca regional, ya sea por contagio o por otras aristas. Y, según S&P Global Ratings, habrá un efecto para los bancos latinoamericanos.
En un informe reciente, la clasificadora de riesgos advirtió que la banca del vecindario enfrentará efectos secundarios a raíz del episodio de turbulencia. Específicamente, la firma prevé que el aumento de la aversión al riesgo entre los inversionistas institucionales los impacte.
Esta mayor cautela, auguró el reporte –firmado por los analistas Cynthia Cohen y Sergio Garibian–, “derivaría en mayores costos de fondeo y escasez de financiamiento para las instituciones financieras de la región”.
Si bien estas tendencias ya estaban presentes en los sectores bancarios latinoamericanos, agregaron, “los recientes problemas bancarios en Estados Unidos las amplificarán”.
Fuera de esos efectos secundarios, S&P Global Ratings no prevé que haya una exposición directa en los bancos que tienen bajo cobertura en la región a la situación en Estados Unidos y no clasifican acreedores locales ni de SVB ni de Signature.
En el desagregado, eso sí, el tamaño de los bancos determinará mucho de su resiliencia. “Los principales bancos de la región se benefician de contar con una base estable de depósitos y franquicias sólidas que deberían mitigar la volatilidad de los depósitos, pero las instituciones financieras de menor tamaño y concentradas y las fintechs pueden sufrir los efectos de la fuga hacia la calidad”, señalaron.
Con todo, el principal riesgo para la banca latinoamericana, según la agencia calificadora, sigue siendo el deterioro de la calidad de sus activos, dado el lento crecimiento de las economías de la región y las tasas de interés altas.