La mayor tasa de inflación a nivel global se ha convertido en el principal dinamizador de los mercados financieros durante los últimos meses, también en el caso de las divisas. 2021 cerró con un fortalecimiento del dólar, principalmente sustentado en el endurecimiento de la política monetaria anunciada por la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed). Ahora bien,¿qué podemos esperar de cara a este año?
Según recuerda Ebury en su último informe, la inflación no será ni es el único dinamizador a tener en cuenta. “La larga duración que han tenido las medidas de restricción y confinamientos, el cierre de las fronteras y las limitaciones de la cadena de suministro también han pesado sobre muchas de las demás principales divisas en favor del dólar (dadas las indulgentes medidas adoptadas en EE.UU. el año pasado). Esto ha contribuido a que el dólar haya subido a su nivel más fuerte en términos trade-weighted desde julio de 2020”, explica haciendo una breve retrospectiva.
En opinión de Thomas Hempell, jefe de Análisis Macro y de Mercado de Generali Investments, el repunte del dólar en el segundo semestre del año pasado se ha agotado, a pesar de la fuerte revalorización con el endurecimiento de la postura de la Fed. Según su valoración, esto se debe en parte a la respuesta sincronizada de los mercados de bonos. “Los temores de endurecimiento se centran en la Fed, pero los rendimientos del Bund alemán apenas han seguido el aumento de los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE.UU. (UST), lo que ha hecho que los diferenciales de rendimiento apenas se hayan modificado. Además, la volatilidad de los rendimientos, que tiende a impulsar al dólar, ha disminuido”, explica.
Según explican desde Ebury, la relación tradicional que hay entre el dólar y los tipos de interés en Estados Unidos se ha roto. En cualquier caso, está claro que los mercados prevén subidas de tipos bastante agresivas, en particular, como hemos explicado, por parte de la Fed. No obstante, según su valoración, la principal brecha en el mercado reside en el Banco Central Europeo, con una presidenta del Consejo que insiste en que no va a haber subidas en 2022, a pesar de que ha quedado claro que la inflación es un fenómeno global y la Eurozona no va a ser excepción.
“El discurso de la presidenta Lagarde de hoy es un acontecimiento crítico. Dará su visión del futuro macroeconómico global, y veremos si mantiene su idea de no subir tipos en la Eurozona hasta bien entrado 2023 o, como esperamos nosotros y como esperan algunas voces dentro del propio Consejo del BCE, particularmente de los miembros del Bundesbank, empiezan a preocuparse más por la inflación. En ese caso, podremos ver una subida razonablemente fuerte en el euro”, añaden desde Ebury.
Para Hempel, el último rebote que ha experimentado el tipo de cambio euro/dólar refleja en parte la mala valoración del BCE. “Los mercados descuentan ahora más de 20 puntos básicos de subidas de los tipos de depósito del BCE en los próximos 12 meses. Los riesgos de inflación son mayores en EE.UU., donde un mercado laboral tenso y el aumento de los alquileres se suman a las alteraciones de la cadena de suministro. Esto deja margen para una mayor discriminación regional en las respuestas políticas ante los riesgos de inflación. Sin embargo, cualquier impulso del dólar derivado de la divergencia política será probablemente de corta duración. El billete verde es caro y el gran cambio que se experimentó en 2021 en el posicionamiento especulativo hacia esta moneda probablemente ha seguido su curso. La persistente recuperación mundial supondrá vientos en contra para el dólar anticíclico. Es prematuro descartar el dólar ahora, pero tampoco está lejos de su máximo.
Por su parte, Eva Sun-Wai, gestora adjunta del M&G (Lux) Global Macro Bond Fund, se muestra prudente y señala: “El año terminó con el dólar en una nota fuerte. Debería seguir siendo fuerte con el telón de fondo de la Fed (especialmente con la aceleración del tapering, la anticipación de las subidas de tipos y la anticipación de la reducción del balance) y la mejora de las perspectivas de crecimiento económico, pero también hay que ser cauteloso con respecto a la normalización de las políticas en otros lugares que también apoyan a otras divisas frente al dólar. Sin embargo, por ahora, con el aumento de las infecciones por la variante ómicron del COVID-19 en todo el mundo y las posturas divergentes de la política monetaria en las principales economías mundiales, esto debería mantener al dólar tácticamente fuerte a corto plazo”.
La gestora considera que el euro ha sido débil frente a la libra esterlina y el dólar dada la postura más dovish del BCE, donde siguen presionando contra la idea de subidas de tipos en 2022, y proyectando un modesto undershoot en la inflación a medio plazo. Según matiza, a esto habría que sumarle la presión que está suponiendo el ómicron. “Es posible que se produzca un giro, y las valoraciones parecen mucho más atractivas para el euro, sobre todo teniendo en cuenta que las curvas de rendimiento se han movido agresivamente esta semana en línea con la mayoría de los mercados de tipos de los mercados emergentes. Pero, una vez más, es difícil para los mercados luchar contra la Fed, por lo que mi opinión principal sería esperar una mayor fortaleza del dólar en el binomio euro/dólar, ya que la reducción de las emisiones permite a los inversores extranjeros volver a los mercados del Tesoro, y los movimientos de la curva de rendimiento han mantenido los diferenciales de tipos a corto plazo entre los bunds y los bonos del Tesoro sesgados a favor de estos últimos, a pesar de haberse reducido un poco”, explica Sun-Wai.
Perspectivas para el año
Siga o no la apreciación del dólar, Ebury considera que la evolución de la inflación, las medidas que tomen los bancos centrales de todo el mundo, la respuesta que den los gobiernos a la variante ómicron del COVID-19 y la evolución de la pandemia, así como de las vacunas, marcarán, en gran medida el sino de las divisas en 2022.
“Si el mercado percibiera la posibilidad de nuevas restricciones, los activos de riesgo, sobre todo las divisas de los mercados emergentes, probablemente se verían perjudicados frente a los valores refugio. Sin embargo, nuestras perspectivas sobre la pandemia son positivas, sobre todo por la llegada de tratamientos y vacunas eficaces, y la disminución de la gravedad de los síntomas del virus”, apunta Ebury en su informe.
En este sentido, y poniendo el foco en los mercados emergentes, Ebury sostiene que las divisas cuyos bancos centrales están llevando a cabo un fuerte ciclo de subidas de tipos de interés serán las que mejor se comporten este año. “Destacamos, en particular, muchas de las divisas de Europa Central y del Este, donde los bancos centrales han seguido aplicando considerables subidas de los tipos de interés en las últimas semanas. Las divisas de los países con sólidos fundamentos macroeconómicos también deberían estar bien posicionadas para beneficiarse mucho de lo que esperamos que sea una mejora general del apetito por el riesgo en 2022”, añaden.
Por último, Sun-Wai pone el foco en la región latinoamericana. En su opinión, la zona sigue teniendo importantes retos sobre la mesa, como los riesgos fiscales, la incertidumbre política, la alta inflación y el débil crecimiento. Además, muchos países de América Latina tienen bajos niveles de tenencias extranjeras de deuda y acciones locales, por lo que dependen en gran medida de la demanda interna. “El posicionamiento en el mercado de divisas es ligero y las valoraciones son baratas, lo que podría ayudar a que las divisas latinoamericanas se recuperen en cierta medida, pero esto requerirá probablemente algún tipo de catalizador, por ejemplo, cuando la inflación alcance su punto máximo y las operaciones de carry trade parezcan más atractivas. La debilidad del peso mexicano tras las preocupaciones por el COVID-19 podría ser un punto de entrada, ya que los riesgos fiscales y políticos son menores que los de otras monedas de la región. El real brasileño y el peso colombiano tienen elecciones próximamente, lo que podría estimular cierta volatilidad, pero las valoraciones son baratas y gran parte del ruido político, especialmente en Brasil, puede estar ya en el precio”, concluye la gestora de M&G.