Comenzamos 2024 explicando a nuestros lectores que este sería un año marcado por un nuevo paradigma de mercado en términos de inflación y tipos de interés, por una agenda repleta de citas electorales -siendo la EE.UU. quizás la más relevante-, y por el gran trabajo que los bancos centrales debían hacer. En las perspectivas que compartimos hace un año, las gestoras coincidían en que si la actuación de los bancos centrales era acertada y no había eventos externos, las principales economías del mundo evitarían la recesión, pero no una ralentización. Y ambas expectativas se han cumplido.
Los bancos centrales han iniciado un ciclo de recorte de tipos, tomando decisiones reunión a reunión y siempre dependientes de los datos macroeconómicos, en particular de la inflación y el mercado laboral. Muestra de la relevancia que ha tenido la política monetaria este año es que ha sido uno de los temas más seguidos por nuestros lectores. Las consideraciones previas y los análisis tras las reuniones de la Fed, el BCE, el BoJ y el BoE han acaparado las lecturas este año, que acaba mostrando una leve divergencia entre el ritmo de los recortes de tipos y abriendo algunos interrogantes sobre si realizarán una pausa el próximo año, en particular, la Fed.
También se ha cumplido la expectativa que la falta de “eventos externos” que pudieran impactar negativamente en la economía global y en las métricas que tan meticulosamente han vigilado los bancos centrales. En realidad no han faltado acontecimientos –el más relevante a nivel mundial ha sido el aumento de la tensión y el riesgo geopolítico en Oriente Medio-, si no que el mercado los ha absorbido sin mayor alteración. Así hemos visto cómo las elecciones en la Unión Europea, en México o en la India han dejado al mercado indiferente. En cambio, las elecciones presidenciales en EE.UU. han sido la otra cara de la moneda. Tras el cambio de candidato por parte del Partido Democráta y los dos intentos de asesinato contra Donald Trump, candidatos republicano, la victoria de Trump se ha convertido en un viento a favor para los mercados.
ETFs activos y universo cripto
Este entorno y el hecho de que se haya evitado una recesión ha provocado que nuestros suscriptores se hayan centrado en leer sobre ideas de inversión, en particular, sobre el buen comportamiento que ha tenido la renta variable estadounidense y sus expectativas para el próximo año.
Además, el gran protagonismo del año fue para el negocio de los ETFs. Hasta finales de septiembre, el patrimonio en esta clase de activos alcanzó los 1,05 billones de dólares a nivel mundial. En este sentido, dos han sido las principales tendencias que han marcado el año: los ETFs activos y los ETFs de criptomonedas al contado. Sobre la primera de ellas, ha despertado gran interés entre nuestros usuarios las gestoras internacionales que han decidido introducirse en el negocio de los ETFs activos, como MFS o Robeco.
La segunda de estas tendencia conecta con el último de los temas que más interés han despertado desde principios del año: el universo de los criptoactivos. Se trata de una tendencia que venía desde 2023, periodo durante el cual la capitalización bursátil del mercado cripto se duplicó, con repuntes en la industria de juegos, las DeFi y los NFTs, y que sigue despertando interés debido a que la victoria de Trump, la posiciones más proactiva de la SEC y el éxito de los ETFs de bitcoin al contado han empujado a esta criptomoneda a superar los 100.00 dólares, sin perder de vista los retos que tiene por delante esta clase de activo.
Por último, la otra gran palabra del año para los lectores de Funds Society ha sido alternativos. Ejemplo de ello es que los family offices han consolidado su mirada hacia las inversiones alternativas, mientras que la planificación de la sucesión y la ciberseguridad siguen siendo riesgos clave para la industria.