Deutsche Bank ha publicado su informe “Decarbonizing portfolios: 10 key factors” en el que explican los factores claves involucrados en la descarbonización de una cartera de inversión.
Las temperaturas globales continúan aumentando y en respuesta, los gobiernos se han comprometido a reducir las emisiones globales de carbono de sus economías para alcanzar “cero emisiones netas” para el año 2050. Las economías, los gobiernos y las empresas están ahora en un proceso de transición hacia modelos más sostenibles y con menores emisiones de carbono. Esto es la “descarbonización”, tanto un proceso como un resultado.
Deutsche Bank analiza los factores clave involucrados en este proceso y que afectan a una cartera de inversión. El informe recoge por qué un objetivo de descarbonización necesita ser definido cuidadosamente y sus implicaciones; examina los desafíos relacionados con la implementación y gestión del portafolio, así como posibles formas de abordarlos. Estos desafíos incluyen la disponibilidad de datos, vehículos de inversión, selección de valores, optimización y los dos temas relacionados de rendimiento y riesgo de la cartera.
«Cualquier objetivo de descarbonización debe ser creíble y estar impulsado por la experiencia del mundo real, en lugar de por prioridades contables», asegura el estudio, que añade que «debe contar con una medida específica que sea calculable, un marco temporal y una trayectoria anticipada hacia el objetivo». Asimismo, apunta que debe considerarse en el contexto del proceso general de descarbonización global.
Los diez factores que esclarece el informe son:
- Medida de emisiones: Las medidas relativas de emisiones ayudan a seleccionar y gestionar inversiones en un portafolio de descarbonización, pero la reducción de los niveles absolutos de emisiones debe ser el objetivo principal.
- Perspectiva temporal: Las medidas de emisiones de carbono deben ser prospectivas, pero con un seguimiento cercano del progreso. Las vías de descarbonización son clave para alcanzar el objetivo final.
- Tipo de objetivo: Los objetivos binarios para los resultados de descarbonización se complementan con la evaluación comparativa del progreso y la validación de algunos componentes del portafolio.
- Datos por clase de activo: La disponibilidad de datos sobre acciones y deuda corporativa significa que estarán en el centro de la estrategia del portafolio. Los datos de descarbonización para otras clases de activos presentan mayores desafíos.
- Vehículos de inversión: Elegir entre enfoques de inversión “activa” y “pasiva” implicará múltiples factores y algunos compromisos potenciales.
- Exclusiones: No invertir en sectores específicos puede ser una herramienta burda, podría afectar el rendimiento del portafolio y ser contraproducente en la promoción de la transición hacia la sostenibilidad.
- Sustitución: La capacidad de reemplazar inversiones individuales por otras con mejores métricas de descarbonización puede verse limitada por la falta de alternativas y consideraciones de gestión del portafolio.
- Rendimiento: Filtrar por objetivos de descarbonización reducirá el universo de inversión, puede sesgar la composición del portafolio, por lo que puede ser aconsejable dejar un margen para la flexibilidad.
- Riesgos: La descarbonización requerirá una gestión diferente de los riesgos financieros a corto plazo, pero podría ayudar a reducir los riesgos de transición a largo plazo, por ejemplo, en torno a los activos varados.
- Optimización y regulación: Los portafolios requerirán una optimización continua en línea con la descarbonización real y la regulación cambiante.
Entonces, ¿cómo debería ser, en realidad, un portafolio centrado en la descarbonización? En resumen, el informe concluye que es probable que se caracterice por utilizar medidas relativas de emisiones para gestionar el portafolio; ser en gran medida prospectivo, con un énfasis en objetivos y vías de descarbonización y complementar los objetivos binarios con la evaluación comparativa del progreso general y de los componentes
Además, una cartera enfocada en la descarbonización debe ser intensiva en datos para evaluar las clases de activos de acciones y crédito corporativo; necesita reconocer que las elecciones entre vehículos de inversión pueden requerir compromisos, pero también enfocarse en la inversión en transición, en lugar de depender en exceso de exclusiones sectoriales.
Es más, requiere inclinarse, cuando sea posible, hacia los nombres más eficientes/prometedores en carbono dentro de un sector; entender las implicaciones de un universo de inversión reducido y la necesidad de flexibilidad en los objetivos, sin olvidar la exigencia de considerar cómo la descarbonización podría impactar los riesgos asociados con la transición hacia la sostenibilidad y, por último, evolucionar con el tiempo, reflejando la optimización operativa, la descarbonización real y el cambio regulatorio.
Desde Deutsche Bank creen que los problemas estructurales y de gestión discutidos anteriormente pueden abordarse dentro de portafolios de descarbonización, y que dichos portafolios probablemente resulten atractivos para muchos inversores por razones puramente económicas.