Se puede debatir interminablemente sobre geopolítica, macroeconomía, el alza y la caída de los tipos de interés o la inflación, pero al final, si una empresa quiere crear valor de forma sostenible y a largo plazo, no existen trucos de magia: el equipo directivo tiene que encontrar oportunidades de inversión y tener el coraje de invertir el capital de hoy para asegurar el éxito del mañana.
Con demasiada frecuencia olvidamos que vivimos en un periodo propicio a la innovación, que la capacidad que tiene el mundo hoy en día para abordar las diversas adversidades que se presentan ha mejorado drásticamente. El hecho de que los científicos encuentren vacunas para combatir el COVID-19 tan rápido es, sin lugar a dudas, una prueba irrefutable de lo que la humanidad puede lograr en estos tiempos gracias a este, cada día más veloz, ritmo de innovación. Además, resulta realmente interesante cómo la innovación digital no es solo un motor para las empresas de IT, sino que además crea enormes oportunidades en otras áreas.
En este sentido, las pequeñas y medianas capitalizaciones son el lugar destinado a la innovación por excelencia, donde se crean y desarrollan nuevos modelos económicos en campos como la industria, tecnología y servicios.
Los planes de estímulo, tanto en Estados Unidos como en Europa, deberían respaldar la demanda durante los próximos años, particularmente con un enfoque en la digitalización y modernización tanto de los gobiernos como de las empresas. Concretamente, en Europa, el plan de estímulo europeo de 750.000 millones de euros está centrado en la innovación a través del énfasis en la transición digital y la climática. Es ya una realidad: la mitad de las inversiones de los estados van a ser destinadas a digitalizar el sector público y privado y, la otra parte, a infraestructuras para la transición energética.
El inversor tiene que ser consciente de que, en los mercados, la volatilidad y los movimientos de rotación o consolidación no son anormales y que una normalización de tipos es un fenómeno habitual, necesario e incluso beneficioso ya que es un reflejo de mejores condiciones económicas.
No obstante, lo realmente importante para un inversor radica en saber dónde está invertido y lo que puede esperar de su inversión a medio/largo plazo, la calidad de los modelos económicos prima sobre todo lo demás (política monetaria, tipos de interés, inflación, precios de las materias primas, etc.). Los mercados son ineficientes a corto plazo, como refleja la volatilidad que estamos viviendo y que hemos experimentado durante los últimos años; aunque sin embargo a largo plazo resultan eficientes y las empresas que crecen y crean valor para sus accionistas y nuestra sociedad lo verán reflejado en un horizonte más amplio en la apreciación del precio de sus acciones.
En los próximos trimestres destacarán las empresas que pueden gestionar eficazmente los problemas de inflación y de suministro. Por lo tanto, las empresas que se beneficien de posiciones fuertes en liquidez, un posicionamiento competitivo más sólido y poder de fijación de precios estructural destacarán con fuerza.
Es muy probable que estos problemas de escasez conlleven, por otro lado, un ciclo de capex favorable para los próximos años, ya que posiblemente sean el resultado de una clara falta de inversión durante la próxima década. Desde 2018 y la guerra comercial entre EE. UU. y China, se está produciendo una fuerte caída en los pedidos de capex industriales. Las esperanzas de volver a las condiciones normales para finales de 2019 finalmente se vieron frustradas por la crisis sanitaria mundial.